intento de rebelión contra el rey, un exheredero preso y espionaje a nivel internacional


En un siempre convulso Oriente Medio, Jordania es a menudo el país con mayor estabilidad de la zona. Ejerce de estado tapón como clave de bóveda entre sus ruidosos vecinos, como son Israel, Siria, Irak o Arabia Saudí. Sin embargo, los últimos acontecimientos ocurridos no invitan a pensar que esto seguirá siendo así, ya que el Gobierno de Jordania ha acusado al antiguo príncipe heredero Hamzah bin Hussein, hermanastro del rey Abdalá II, de colaborar con fuerzas extranjeras para conspirar contra el monarca y la estabilidad del país.

«Han sido interceptadas comunicaciones de Hamzah con una agencia de inteligencia extranjera sobre planes para desestabilizar Jordania”, aseguró este domingo el viceprimer ministro Ayman Safadi. Estos hechos, sin precedentes en el estado de Jordania, han provocado el arresto domiciliario de Hamzah y el interrogatorio y detención de Sharif Hasan bin Zaid, perteneciente a la realeza, así como de Bassem Awadallah, antiguo jefe de la Casa Real, exasesor del monarca y exministro de Finanzas. Además, a estos dos se le deben sumar de una veintena de sospechosos que no han sido identificados. 

Sin embargo, el príncipe Hamzah -que fue apartado de la línea dinástica en 2004, cuando el rey Abdalá asignó a su primogénito, el príncipe Hussein, como su sucesor- ha negado la mayor y se ha animado a retar la autoridad. En una conversación grabada por él mismo con el jefe del Ejército, Yusef Huneiti, cuando fue a su palacio para no permitirle la salida, afirmó: «Estoy esperando a ver qué hace. No tomaré ninguna acción o movimiento de forma inmediata, pero ciertamente no obedeceré sus órdenes». Posteriormente, señaló: «El jefe del Ejército vino a mi casa para amenazarme. He grabado lo que he dicho, lo que ha sido entregado a mi familia y amigos fuera de Jordania para protegerme».

Así, Hamza sostiene que entre las órdenes dadas por el Ejército para limitar sus movimientos y comunicaciones figura la prohibición de que acceda a la red social Twitter o contacte con personas ajenas a su familia, lo cual «no es aceptado de ninguna forma», ha señalado. Además, según su versión está siendo perseguido por su proximidad a ciertas corrientes críticas con el Gobierno jordano. «No soy el responsable del colapso de la gobernabilidad, la corrupción y la incompetencia que ha prevalecido en nuestra estructura de gobierno durante los últimos 15 a 20 años y que ha ido empeorando. No soy responsable de la falta de fe que la gente tiene en sus instituciones», apuntó en un vídeo enviado a la BBC

Todos los países muestran su apoyo al rey Abdalá II para evitar sospechas

La principal incógnita que sobrevuela este terremoto político en Jordania es clara, qué país ha colaborado con el príncipe Hamzah para organizar una conspiración contra el rey Abdalá II, en caso de que sean ciertas las acusaciones del gobierno jordano. Los intereses tanto políticos como económicos siempre suelen estar detrás de este tipo de intentos de sedición, por lo que muchos estados son sospechosos de estar detrás de esta tentativa.  

Precisamente por ello, una larga lista de países ya ha manifestado su apoyo público al rey Abdalá II, tratando así de desaparecer del grupo de los posibles sospechosos. Rusia, Arabia Saudí, Irán, Marruecos, Turquía o Estados Unidos son algunos de estos estados, además de la Unión Europea, que elaboró un comunicado respaldando al actual monarca jordano. 

Las sospechas sobre Hamzah y el tabú de criticar a la monarquía

Tanto desde el gobierno como desde la familia real tienen firmes sospechas de que Hamzah sí estaba preparando una forma de derrocar la monarquía desde dentro y con el apoyo extranjero. Su principal argumento es su acercamiento a los grupos tribales disidentes. Sostiene que ha mantenido reuniones con los jefes de estas, en las que se lanzaron críticas contra el desgobierno y la corrupción en el país. El príncipe solo estuvo de oyente en esos encuentros, pero los reproches a Abdalá II expresados en público violaron el tabú de no cuestionar la figura del rey, un hábito que no se había visto hasta el momento.

Lo cierto es que el discurso actual de Hamzah sí coincide en muchos aspectos con los de estos grupos tribales beduinos, con el control de los resortes del poder desde la constitución del emirato de Transjordania. «Ha llegado a un punto en el que nadie puede hablar o expresar su opinión sobre nada sin ser intimidado, arrestado, acosado y amenazado», declaró el propio príncipe bajo arresto domiciliario. 

Otra de las acusaciones por parte del ejecutivo jordano, según el diario israelí Maariv, es que entre los detenidos en la operación de seguridad en Amán está el exagente del Mosad (cuerpo de espionaje exterior) Roy Shpushik, a quien acusan de estar organizando el vuelo de salida del país para Hamzah y sus allegados. El viceprimer ministro Safadi así lo señaló: «El príncipe Hamzah buscó movilizar a las figuras locales para acciones diseñadas para dañar la seguridad nacional». También añadió que «personas vinculadas a servicios de seguridad extranjeros» se comunicaron con la mujer del príncipe Hamzah y le llegaron a ofrecer un avión «para evacuarles de inmediato desde Jordania a otro país».

Así, la comunidad internacional -y los países en Oriente Medio en especial- siguen muy de cerca los acontecimientos que se van produciendo en el seno de Jordania. Por el momento Hamzah parece dispuesto a retar la autoridad del monarca y el Gobierno, ya que defiende su inocencia. En el mismo sentido se pronunció su madre, la reina Noor, con gran influencia en el país, que ha tuiteado: “Rezo para que prevalezca la justicia para todas las víctimas inocentes de estas perversas calumnias”.



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