Idriss Déby, su «último suspiro» en el campo de batalla y en plena lucha ante el yihadismo como socio de Occidente


El presidente de Chad, Idriss Déby Itno (1952-2021), murió este martes por las heridas sufridas en el campo de batalla contra los insurgentes. Ha fallecido tras más de tres décadas en el poder y tan solo un día después de su victoria en los comicios presidenciales que le habrían garantizado mantenerse en la Presidencia hasta 2033.

Déby nació en 1952 en el nordeste del país cuando este todavía era una colonia francesa. Hijo de un pastor Zagha del grupo étnico Zaghawa, orientó su carrera al ejército en la Escuela para Oficiales de N’Djamena -la capital de Chad-, y en 1976 se graduó en Francia como piloto de combate. Su formación militar, a la que se dedicaría hasta su muerte, le llevó a alistarse en las Fuerzas Armadas del Norte (FAN), una guerrilla dirigida entonces por Hissène Habré, dictador al que derrocaría dos décadas después.

De hecho, tras ir escalando posiciones en las FAN, fue nombrado jefe del Estado Mayor de las nuevas Fuerzas Armadas Nacionales una vez Habré alcanzó el poder en 1982. Llegó incluso a ser asesor de este, en asuntos de seguridad y defensa, tras dirigir operaciones contra las nuevas insurgencias armadas del norte del país. En 1985 volvía a Francia, enviado por el exdictador, para estudiar en la Escuela de Guerra de París, donde permaneció casi dos años. No obstante, su lealtad al régimen iría perdiendo fuerza hasta que en 1989 trató de derrocar al exdictador en un golpe de Estado fallido.

Así, Déby tuvo que huir del país, refugiándose en Libia y en Sudán, donde fundaría, en abril de 1990, el Movimiento Patriótico de Salvación (MPS); fruto de años de hostilidades guerrilleras contra el Gobierno chadiano. Apenas meses después, en noviembre de ese mismo año, una ofensiva le permitió tomar la capital y derribar definitivamente al régimen dictatorial de Hissène Habré.

De esta forma, Déby se erigió como jefe de Estado con la promesa de instaurar una democracia y convocar unas elecciones que no se celebrarían hasta 1996. «El calvario ha terminado. Hoy, dos décadas después, Habré ha sido atrapado por la historia», declaró Déby tras condenar a cadena perpetua al exdictador por crímenes contra la humanidad, tortura y crímenes de guerra.

Tres décadas de poder marcadas por conflictos internos y externos

Daba paso así a una nueva etapa geopolítica en el país desértico, propenso a los conflictos -tanto internos como externos- por su posición. Se celebraron las primeras elecciones democráticas en el verano de 1996, saliendo Déby ganador con un 69,1% de los votos y asentándose en el poder hasta su muerte, casi treinta años después.

Sus seis mandatos (el último breve, por su fallecimiento), estuvieron caracterizados por la modernización de las fuerzas armadas y por el apoyo internacional recibido (Estados Unidos, Unión Europea, Arabia Saudí, Francia, Reino Unido, entre otros) para hacer frente al yihadismo en la región del Sahel y responder a los ataques de Boko Haram.

El presidente francés, Emmanuel Macron (d), recibe al presidente de Chad, Idriss Deby, en el Palacio del Elíseo, el 11 de noviembre de 2019.
El presidente francés, Emmanuel Macron (d), recibe al presidente de Chad, Idriss Deby, en el Palacio del Elíseo, el 11 de noviembre de 2019.
Europa Press

Concretamente, y a pesar de haber sido acusado por la oposición de fraude en los comicios, venció en 2001, 2006, 2011, 2016 y en 2021 (este lunes). Esta última victoria declarada tras acumular un 79,32% de votos.

Cambios polémicos y denuncias por vulnerar los derechos humanos

No obstante, sus mandatos han estado también muy dominados por la controversia y las denuncias de las organizaciones internacionales, que le acusan de reprimir violentamente a activistas por los derechos humanos y miembros de los partidos de la oposición.

Además, el expresidente de la República, modificó en dos ocasiones la Constitución, en su propio beneficio y con el objetivo de alargar su estancia en el poder. En 2005, lo hizo para elimitar el límite de dos mandatos que regía en el país hasta entonces. Más tarde, en 2018, volvió a cambiarla para instaurar un mandato presidencial de seis años renovable, lo que le permitió ganar en las últimas elecciones que, de no haber sido por su fallecimiento, le habrían permitido mantenerse en la Presidencia hasta 2033.

Las últimas elecciones se celebraron en una aparente calma que luego demostraría ser el antecedente a la tormenta. Ya durante la campaña preelectoral, Human Rights Watch (HRW) denunció una represión «despiadada» a los manifestantes pacíficos y a la oposición política del partido de Déby, el MPS, hegemónico en Chad al ocupar los principales puestos de poder desde el primer mandato. 

«Mientras muchos chadianos están saliendo valientemente a las calles para pedir pacíficamente el cambio y el respeto de sus derechos básicos, las autoridades de Chad han respondido aplastando la disidencia y la esperanza de unas elecciones justas o creíbles», declaró Ida Sawyer, subdirectora para África de Human Rights Watch.

Amnistía Internacional también criticó en un informe la prohibición de reuniones como una vulneración de la libertad de expresión, y denunció la detención de defensores de los derechos humanos, activistas y periodistas considerados «presos de conciencia». 

Vida y muerte en combate

Idriss Deby exhaló «su último suspiro mientras defendía la integridad territorial en el campo de batalla», según informó el portavoz del Ejército chadiano, el general Azem Bermandoa Agouna.

Déby, el gran estratega de la nación centroafricana y socio predilecto de Occidente, ha muerto este lunes a los 68 años en pleno combate contra los rebeldes del Frente por la Alternancia y la Concordia en Chad (FACT, en sus siglas en francés); un grupo político-militar liderado por uno de los mayores opositores del presidente fallecido.

El presidente de Chad, Idriss Déby, durante una misión contra Boko Haram.
El presidente de Chad, Idriss Déby, durante una misión contra Boko Haram.
EP

La insurgencia norte del país era uno de los retos a los que iba a enfrentarse -y deberá hacerlo- el próximo presidente de la República, junto con la crisis de refugiados que sufre su frontera Sur, el impacto de la pandemia de coronavirus, la creciente actividad de Boko Haram y la caída de precios del petróleo.

Ahora, su hijo, Mahamat Idriss Deby Itno, de 37 años, encabezará un consejo militar de transición de 18 meses, en los que quedará disuelta la Constitución, el Gobierno y el Parlamento, según medios nacionales.

Tras conocer la noticia, la Presidencia francesa se ha pronunciado en un comunicado en el que pide una transición pacífica. «Francia pierde un amigo valiente», lamentan en el escrito, en el que describen a Déby como «un gran soldado» y «un presidente que trabajó sin descanso por la seguridad del país y la estabilidad de la región durante tres decenios».



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