Gran noche de España | Deportes


Una gran España acabó apostando por el San Siro ante una Italia que batía récords. La selección de Luis Enrique, que sí se lo leyó a Italia, tuvo de todo: buen fútbol, ​​mandíbula, audacia y coraje para el suspenso final. Todos los requisitos necesarios para derrotar al actual campeón de Europa, el equipo que llevaba 37 partidos invicto y nunca había perdido en San Siro. Una noche por el futuro inminente de La Roja y por el presente inmediato de Gavi, de niño a brigada de Luis Enrique, certero con su obra y sobrado con el medio ambiente. El suyo es el fútbol, ​​un juego que da mucha charla y en el que ni los más avanzados, como el asturiano, tienen la verdad absoluta.

1

Gianluigi Donnarumma, Emerson, Di Lorenzo, Alessandro Bastoni, Bonucci, Verratti (Manuel Locatelli, min. 57), Barella (Davide Calabria, min. 71), Jorginho (Lorenzo Pellegrini, min. 63), Insigne (Kean, min. 57) ), Federico Chiesa y Bernardeschi (Chiellini, min.45)

2

España

Unai Simón, Azpilicueta, Marcos Alonso, Pau Torres, Laporte, Pablo Páez Gavira (Sergi Roberto, min.82), Koke (Merino, min.74), Busquets, Sarabia (Bryan Gil Salvatierra, min.74), Ferrán Torres ( Yeremy Pino, min.48) y Oyarzabal

Metas 0-1 min. 16: Ferran Torres. 0-2 min. 46: Ferran Torres. 1-2 min. 82: Lorenzo Pellegrini.

Tarjetas amarillas Bonucci (min. 29), Azpilicueta (min. 44), Sarabia (min. 64), Yeremy Pino (min. 70), Manuel Locatelli (min. 81) y Oyarzabal (min. 88)

Tarjetas rojas Bonucci (mínimo 41)

Mientras esperaba que la Liga de las Naciones se volviera solemne, en San Siro nadie la tomó como el trofeo de las galletas. También lo hizo el abrumador programa. En Milán hubo fútbol de protesta, un juego de músculos, con el cadete Gavi al frente. El recluta más joven de la historia de España (17 años y 62 días) se saltó todos los cursos y se graduó sin ningún recuerdo desde el primer abrir y cerrar de ojos. ¡Qué insolencia! Debió pensar el célebre Verratti, abatido por el rebelde Gavi, a pesar de su aire de monaguillo. En su noche de miel, Gavi preguntó y pidió el baile. Ni una arruga. Pata de mármol y sin evitar restregar. Como si el Rojo fuera el patio privado de su vida. Otra fiesta en el barrio. Nada para asumir un rol gregario.

Gavi expansivo, no menos lo fue el otro titular inesperado. Le ha costado a Marcos Alonso el paso internacional. Relegado por la proliferación de laterales zurdos y su mejor disposición para lucirse en el Chelsea cuando es escoltado con tres centrales. España no lo hizo y el tercero de la saga de Marquitos despejó todas las sospechas. Lo mejor del ataque visitante se activó a su alrededor. A un disparo sangriento de Chiesa desviado por Unai Simón, el equipo de Luis Enrique respondió más que nada. Italia, en combustión, quiso cerrar cada jugada a toda velocidad. Más sutil, la Roja se encomendó al triángulo Marcos-Oyarzabal-Sarabia, con un hilo directo con Ferran.

El técnico español predispuso a la Roja de tal forma que las variantes en la ofensiva fueron constantes, con Sarabia como enlace y Oyarzabal y Ferran a su lado. Un guiño de Marcos a Sarabia no lo terminó Oyarzabal por un dedo meñique. La escena era recurrente. Italia tenía un cráter en el ala derecha. El jugador del Chelsea y el capitán de la Real lo advirtieron. El primero se dirigió al segundo y al centro del vasco, tal que Gordillo o Roberto Carlos, agradecieron a Ferran con un remate tan exigente como clínico. Tan animado estaba que Marcos, sinvergüenza, puso a prueba a Donnarumma. Pícaro porque el madrileño no era ajeno a la fila desde la grada -supuestamente del sector milanés, no interista- con el portero. El Half Milan aún no le ha perdonado tras su marcha al PSG. El disparo de Marcos, sin cicuta, hizo temblar al portero, ayudado bajo el larguero de Bonucci. El que no dudó fue Unai tras un disparo de Bernardeschi que acabó rebotando en el poste izquierdo del vasco. Solo antes de Unai, Insigne fue llevado a un anfiteatro.

El partido fue abrasivo para los dos regimientos. El mismo Gavi se enfrentó a Verratti – imposible no rebobinar a esa foto totémica que inmortalizó al imberbe Raúl con el centurión Vierchowod en Chamartín – que se jugaba la carta contra Chiesa. A los 34 años, nada le hizo pensar a Bonucci que el ruso Karasaev lo iba a castigar por una protesta airada. Y menos aún que un pretoriano como él estaría condenado a la roja. El árbitro no se inmutó tras un codazo a Busquets. Italia castigada. Más aún cuando Marcos, Sarabia y Oyarzabal, que seguían haciendo lo suyo, trabajaron de maravilla para que con otra asistencia de Donostia Ferran selló el 0-2 con un cabezazo.

En el descanso inmediato, el Azzurra ante el abismo. Pero es Italia, resistente como pocos. Y sufriendo como casi ninguno cuando la trama se refiere al esfuerzo agonizante. El eterno Chiellini interpretó a su gemelo Bonucci y Luis Enrique retiró al delantero Ferran en la tregua por otro novato, el canario Yeremy Pino. El cuadro de Mancini no estuvo blindado y España nunca radicó con 0-2 y once contra diez. Más predispuesto al encaje que a sedar el choque con el imán del balón.

Chiesa demostró que los hombres de Mancini todavía no se sentían indefensos con una carrera que terminó con un latigazo en el poste izquierdo de Unai. Oyarzabal lo tuvo con un cabezazo y con la Roja, que le den eso, Donnarumma evitó el 0-3 con una parada atómica a Marcos, ese ala-delantero-ala (es un excelente cabezazo y lanzador de faltas).

Italia era Italia hasta los huesos y, tenaz a pesar de los contratiempos, puso a España en un aprieto. De esquina a favor del 1-2. Yeremy Pino no cumplió con su asignación a Pau, el único centinela. El jugador del Villarreal se mostró tibio ante Chiesa, cuyo birle produjo uno contra el propio extremo de la Juve. Todo el horizonte para él y Pellegrini y el único verdugo posible era Unai. Sin esperanza, Pellegrini hizo un agujero. Pero Italia se quedó corta y España jugará la final contra Francia o Bélgica el domingo. Quizás era cierto y la derrota en la Eurocopa fue una derrota con futuro.

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