Fallece el dramaturgo Alfonso Sastre, autor de compromiso político radical | Cultura


El dramaturgo madrileño Alfonso Sastre, máximo representante del realismo de posguerra, ha fallecido a los 95 años en su casa de Hondarribia, la ciudad vasca donde vivió hace décadas. Sastre, que nunca renunció a su compromiso político, ya sea a través de sus numerosas obras de teatro, su poesía o sus ensayos, es considerado uno de los grandes autores de la posguerra española y de la segunda mitad del siglo XX junto a Antonio Buero Vallejo, Francisco Nieva, Max. Aub y Fernando Arrabal. Su contundente lucha política le llevó a ser perseguido y encarcelado durante el franquismo, contra el que luchó decididamente, para pasar en la Transición y años posteriores a apoyar a la izquierda radical vasca.

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También destacó su labor como guionista cinematográfico y autor de numerosas versiones teatrales de piezas tanto clásicas como contemporáneas. Una de sus pasiones era escribir historias de terror, que recopiló en el libro. Las noches sombrías.

Nacido en 1926 en el seno de una familia modesta, hijo de un actor de teatro, fue hijo de la guerra y sufrió bombardeos y hambrunas en Madrid. Muy joven inició su actividad teatral y en 1945 fundó el efímero grupo Arte Nuevo con un grupo de dramaturgos españoles realistas, muy críticos con la situación del país y, por tanto, víctimas de la censura franquista. Sus propósitos innovadores no se referían solo al contenido de los textos, sino también a la forma. Por ejemplo, abogó por la desaparición de las conchas de los punteros en el escenario (ahora extinto) y rechazó la tradicional división en tres actos que encorsetaba las obras.

Después de sus primeros montajes, algunos prohibidos, acentuó sus posiciones marxistas y su acercamiento al Partido Comunista, del que era miembro. Al finalizar sus estudios de Filosofía y Letras, estrenó con cierto éxito su primer trabajo, Escuadrón a muerte. Su revolucionario teatro de envases continuó con títulos como Mordaza, una crítica encubierta a la dictadura; Tierra roja y La sangre de dios. Tanto durante el franquismo como después de la llegada de la democracia, contó con el apoyo de directores considerados de derecha, como Gustavo Pérez Puig y Juan Carlos Pérez de la Fuente.

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Durante el franquismo también protagonizó un sonado debate intelectual con Buero. Mientras un teatro innovador (Brecht, Ionesco, Beckett) se representó en los escenarios europeos en los años cuarenta y cincuenta, la escena española fue invadida por un teatro burgués o humorístico (Paso, Jardiel Poncela, Miguel Mihura). Además, la censura impidió la realización de obras que «atentaran contra los valores morales». Tanto Buero como Sastre se rebelaron contra este contexto e intentaron denunciar en sus textos la violencia y la injusticia social de la posguerra, aunque cada uno a su manera: mientras que Buero abogaba por un teatro “posible”, que sin descuidar su compromiso político podría Ser asimilado por la sociedad y tolerado por la censura, evitando un ataque directo al poder, Sastre abogó por un arte completamente disruptivo y crítico con el régimen. De ahí que Buero estuviera más representado en los escenarios teatrales que Sastre y su teatro realista, lo que provocó un profundo enfrentamiento.

En los años sesenta Sastre inició lo que llamó Penúltimo teatro, una serie de títulos entre los que destaca La taberna fantástica (1966), uno de sus textos más conocidos, que, sin embargo, no estuvo representada hasta 1985. Poco a poco sus obras comenzaron a verse fuera de España (Cuba, Italia, Estados Unidos y Rusia, entre otros países) y se convirtió, junto con Arrabal, en el autor de la mayor reconocimiento internacional.

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En 1974 fue encarcelado después de que su esposa, Eva Forest, fuera acusada de haber colaborado con el grupo terrorista ETA en un atentado con 12 muertos (el de la calle Correo), en un caso que finalmente fue sobreseído. La pareja se trasladó a Hondarribia en 1977, donde iniciaron su apoyo político a la izquierda radical vasca, con la que el dramaturgo se presentó como candidato en sucesivas formaciones y siglas para distintas elecciones, aunque su candidatura siempre fue invalidada por sus vínculos con la formación. . nacionalista Herri Batasuna.

Sastre continuó su actividad teatral hasta sus últimos años. Su último título fue En el cuarto oscuro: ocho historias para una película de terror, de 2012. Pero nunca estuvo ampliamente representado e incluso pasaron largos períodos de tiempo, de hasta veinte años, sin que su obra se presentara en un teatro español.

En 2007 la Asociación de Autores de Teatro organizó una conferencia en torno a Tailor y se estrenaron varias de sus obras. Entre ellos, ¿Dónde estás Ulalume, dónde estás?, que reproduce los últimos días de Edgar Allan Poe, dirigida por Pérez de la Fuente y con una obra aplaudida del actor Chete Lera. Ese mismo año el grupo Animalario puso en pie su versión del Marat-Sade de Peter Weiss, dirigida por Andrés Lima. Además, se publicó una monografía sobre él en la revista. República de las Letras, sin olvidar sus numerosas publicaciones en la editorial Hiru.

En 1986 ganó el Premio Nacional de Teatro por La taberna fantástica, cuya producción dirigida por Gerardo Malla y protagonizada por Rafael Álvarez El Brujo obtuvo un rotundo éxito y que el Centro Dramático Nacional reemplazó en 2008 también dirigida por Malla. Recibió el Premio de Literatura Dramática en 1993 por Jenofa Juncal y en 2003 recibió el premio Max Honor Award por su contribución a la creación teatral. La SGAE, que aprobó hace seis meses otorgarle su Medalla de Honor, le entregará esta distinción póstumamente el 4 de octubre.



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