Estados Unidos entrega al narcotraficante Eduardo Arellano Félix a las autoridades mexicanas


Eduardo Arellano Félix es entregado a las autoridades mexicanas en el puente fronterizo de la ciudad de Matamoros-Brownsville.Abraham Pineda / EFE

Estados Unidos entregó el lunes al narcotraficante Eduardo Arellano Félix a las autoridades mexicanas después de cumplir nueve años de prisión en Pensilvania. El exlíder del cartel de Tijuana fue liberado el 18 de agosto, pero ha sido custodiado por agentes de inmigración de Estados Unidos hasta el momento de ser deportado. El intercambio se realizó en el puente internacional Brownsville-Matamoros, en la frontera entre Tamaulipas y Texas. Allí ha sido recibido por miembros de la Fiscalía General de la Nación (FGR) y la Secretaría de Defensa (Sedena), quienes lo han trasladado al penal El Altiplano, en el Estado de México. Conocido como El doctor Está acusado en México de crimen organizado, delitos contra la salud y asociación delictiva.

A las 5:15 pm de esta tarde, Arellano Félix regresó luego de casi una década para poner un pie en territorio mexicano. El narcotraficante fue detenido en 2008 en Tijuana y fue extraditado a Estados Unidos en 2012. Las autoridades estadounidenses le habían ofrecido una recompensa de cinco millones de dólares. Allí fue condenado a 15 años por blanqueo de capitales y conspiración para utilizar ganancias ilícitas, pero gracias a un convenio de colaboración no ha cumplido la pena completa.

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Arellano Félix, de 64 años, se declaró culpable en mayo de 2013 a cambio de ser declarado culpable de solo dos de los siete cargos que se le imputan. Este tipo de acuerdos con la justicia estadounidense han favorecido durante décadas a los narcos mexicanos a cambio de colaboración, especialmente de información privilegiada sobre el funcionamiento interno de los cárteles a la agencia antidrogas (DEA). Un pacto que ha liberado a algunos de la habitual condena a cadena perpetua, como el que está cumpliendo Joaquín El Chapo Guzmán, exlíder del cartel de Sinaloa.

Cuando se anunció su liberación la semana pasada, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, consideró que el narcotraficante no iba a ser deportado a México, como finalmente sucedió. Esposado, con chaleco antibalas y escoltado, el que lideraba uno de los grandes clanes de la droga entraba nuevamente al país.

El arresto de Eduardo Arellano en 2008 fue el golpe final para un cartel que había estado en el centro del narcotráfico en México durante 20 años. El Doctor lideró un imperio que ya estaba al borde de la extinción, junto con su hermana Enedina y su hijo, después de haber visto caer al resto del clan. En 2002, uno de los poderosos hermanos, Ramón, fue acribillado a balazos en un carnaval en Mazatlán (Sinaloa). Una semana después Benjamín fue arrestado (condenado en Estados Unidos a 25 años por tráfico de drogas). El más joven, Francisco Javier, conocido como El tigrilloEntonces era el líder del cartel. Sin embargo, fue detenido en 2006 por la guardia costera estadounidense mientras pescaba en un yate a 25 kilómetros de la costa de Baja California y fue sentenciado a 23 años también en Estados Unidos.

La guerra eterna contra el cartel de Sinaloa le costó la vida a Rafael Arellano -quien también había cumplido su condena en Estados Unidos- cuando Fue asesinado a tiros por un sicario disfrazado de payaso en 2013 en Los Cabos, Baja California Sur. Ahora, la liberación de los Estados Unidos de Eduardo Arellano y Vicente Zambada, hijo del poderoso e intocable capo de Sinaloa Ismael. Mayo Zambada – nos hizo temer el regreso de una nueva guerra de cárteles.

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