“En mis rodillas era como una muñeca”: la niña que sobrevivió a 17 días en el mar para morir en el aire | España


Llegada del helicóptero del servicio de búsqueda y rescate (SAR) del Ejército del Aire al helipuerto del Hospital Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, con el cadáver de la niña de cinco años y dos supervivientes.Ángel Medina G. / EFE

La ruta canaria, la más peligrosa de cuantas toman los migrantes para alcanzar las costas de Europa, se cobró en la madrugada del miércoles la vida de una niña de unos cinco años, además de la de un adulto que falleció a bordo de la patera. La pequeña había logrado sobrevivir a duras penas a una travesía de 17 días en alta mar junto a otros cinco niños, 16 mujeres y 13 varones, uno de ellos muerto. Los 500 kilómetros de trayecto hasta alcanzar el hospital fueron demasiados y la pequeña falleció en el aire, antes de poder aterrizar.

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“Era una bebé”, le dijo nada más regresar a la base de Gando (Gran Canaria) el enfermero, Antonio Lérida, al teniente coronel Carlos Martínez, el jefe de las tripulaciones del SAR, según recoge Efe. “¿Cómo una bebé? Tenía cinco años”, le contestó su superior. “Sí”, aclaró el sanitario, “pero en mis rodillas era como una muñeca”.

Se da la circunstancia de que al frente de la aeronave estaba el mismo comandante del helicóptero que hace dos meses rescató al sur de El Hierro a los tres únicos supervivientes de un cayuco con 24 cadáveres, Ignacio Cresto. Esta vez, llevó a rajatabla su máxima de no girar la cabeza, no mirar a la cabina y concentrarse en la misión.

Durante el vuelo, los integrantes del equipo de salvamento apenas hablaron con los rescatados, ni siquiera con el hombre que estaba “menos mal”, recoge Efe. No solo por la barrera idiomática, sino porque la situación con la niña y la mujer era de extrema urgencia. Solo la mujer intentó comunicarse en los primeros minutos de vuelo, por gestos, para pedir un sorbo de agua.

El martes, el Cape Taweelah, un carguero de 292 metros de eslora, se había topado con la barquilla en la que viajaba la niña. La tripulación logró subir a bordo a los 34 migrantes que quedaban con vida y avisó a los equipos de emergencia de la necesidad de la evacuación urgente de la menor. Durante el trayecto en el helicóptero del Ejército del Aire que la transportaba a ella junto con una mujer y un varón, la menor y la mujer entraron en parada cardiorrespiratoria. Los equipos de rescate lograron reanimar a la adulta. La pequeña llegó cadáver poco antes de la medianoche al helipuerto del Hospital Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria. La mujer, por su parte, fue conducida a la unidad cuidados intensivos en estado crítico de ese mismo recinto. Al hombre lo trasladaron Insular, el otro gran hospital de la ciudad.

De la pequeña apenas se sabe su edad aproximada. Cuando se conozca su nombre se la recordará junto a Eléne Habiba, fallecida en marzo tras seis días de agonía en el Hospital Materno Infantil y a Sahé Sephora, quien murió tras deslizarse de los brazos de R., su madre, al llegar a Arguineguín (Gran Canaria). Sus nombres y los del adulto fallecido a bordo de esta última patera se suman a la lista de los aproximadamente 160 que han perecido tratando de llegar a Canarias en lo que va de año, según los datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), lo que supone un promedio cercano a un fallecido al día. Estos decesos se suman a 849 que, como mínimo, se registraron registrados en 2020, según la misma organización.

Mauritania o el Sáhara

Los 35 migrantes viajaban a bordo de una patera cuando fue avistada por el carguero Cape Taweelah en un punto del Atlántico situado entre Nuadibú (Mauritania) y Dajla (Sáhara), localidad desde la que partió, informa la Cadena Ser. Estos son dos de los lugares más frecuentes de salida de pateras y cayucos hacia Canarias. Hasta que no se tome declaración a los supervivientes, no obstante, no se conocerá si la barquilla había partido de esa zona o se quedó a la deriva y fue arrastrada durante días hacia esa posición.

En el momento del avistamiento, los 17 días de travesía ya se habían cobrado la vida de una persona. La tripulación se puso entonces en contacto con las autoridades españolas, a las que informaron de la necesidad de una evacuación de urgencia. Cuando recibió el aviso del Cape Taweelah, Salvamento Marítimo movilizó de urgencia desde el puerto de Arguineguín a la Guardamar Talía, que tenía previsto llegar a su posición sobre la medianoche, tras unas diez horas de navegación a velocidad de rescate.

Los marineros del carguero dudaron sobre si acometer la maniobra de transbordo debido a la mala mar: cualquier movimiento en falso podía hacer que la patera se estrellase contra el casco del mercante, explica Salvamento Marítimo. Finalmente decidieron no esperar a los equipos de rescate y la tripulación del buque logró subir a cubierta a dos de los náufragos antes de que las condiciones meteorológicas obligasen a detener temporalmente la operación. Cuando lograron completarla, la Talía abortó la operación y regresó a su puerto base en Arguineguín. El carguero puso entonces rumbo al puerto de Santa Cruz de Tenerife, adonde tenía previsto llegar a las 20, hora canaria, del miércoles. El cadáver se quedó a la deriva a bordo de la barquilla a la espera de que los vientos y las mareas lo lleven a una de las costas de un mortífero Océano Atlántico.

Al regreso de los tripulantes del helicóptero a la base de Gando, su jefe charló con ellos durante casi una hora y los envió a descansar, recordándoles su logro: “Salvaron dos vidas”.



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