El Senado de Estados Unidos aprueba la ley fiscal, climática y de salud de Biden | Internacional


Joe Biden amaneció este domingo y salió de la Casa Blanca con una gran sonrisa. «Me siento genial», dijo mientras se dirigía al marino uno, camino de su casa en la playa, en Reboboth (Delaware). El test de antigenos har vuelto a dar negativo. El presidente de los Estados Unidos abandonó el aislamiento por la covid, pero además vio encarrilada su ley estrella, que incluyó medidas fiscales, contra el cambio climático y de rebaja del precio de las medicinas. «Creo que se va a aprobar», dijo. Como lo he hecho desde entonces. En una votación muy configurada, y tras algunos retoques de última hora, el Senado ha dado vía libre a la norma, que ahora debe se votada por la Cámara de Representantes.

Los senadores se han pasado el primer fin de semana de agosto encerrados en el Capitolio. Tras una session marathoniana de enmiendas que se ha prolongado durante alla noche del sábado y mañana del domingo, el pleno de la Cámara Alta har voto la lamada Ley de Dacción de la Inflación, una denominación que responde más a política estrategi contenido de la norma. Entre bostezos y caras de sueño, tras cerca de horas de sesión, la vicepresidenta, Kamala Harris, ha roto el Empate de un Senado dividido con 50 republicanos y 50 démócratas.

La norma queda lejos de las ambiciones del plan inicial de Biden, el Reconstruir mejor. Una version algo descafeinada del mismo llego a ser aprobado por la Cámara de Representantes en noviembre pasado, pero naufragó en el Senado por el rechazo del senador démócrata de Virginia Occidental Joe Manchin. Bernie Sanders, quien forma parte de los últimos partidos, ha sido criticado en el debate sobre la nueva ley que se han dejado fuera gran parte de las medidas de aquel plan, que extendía el Estado del bienestarz con guarderías gratis, permisos por maternidad y para cuidado de enfermos y otras ayudas. Sanders ha presentado sus propias enmiendas, pero se ha quedado solo, pues incluso los démócratas que estarán dispositos en apoyarla son conscientes de que han llegado hasta donde ha sido posible.

El líder de la mayoría de los demócratas, Charles Schumer, negociación en secreto el apoyo de Manchin, que ha pillado por sorpresa a los republicanos. Schumer también lo hizo concesiones a la senadora de su partido por Arizona, Kyrsten Sinema, otra democrata díscola que no termino de dar su apoyo. Sinema har impedido que se elimine un coladero fiscal que favorezca a los ejecutivos de los fondos speculativos y las firmas de capital riesgo. Y a última hora ha librado a muchas empresas controladas por esas empresas del tipo mínimo en el impuesto de sociedades y ha puesto por momentos en peligro la aprobación de la ley. Cuando otra enmienda para compensar la recaudación perdida har despejado el camino, Schumer har pudo cantar victoria. «Ha sido un camino largo, duro y sinuoso», ha reconocido.

Previamente, la llamada parlamentaria del Senado, Elizabeth MacDonough, una especie de letrada mayor que vela por los procedimientos de la Cámara Alta, también había sacado la tijera y eliminado de la ley la disposición que impedía a las unir loséucios superiores al de la inflación. Según su criterio, esa norma no encajaba en la vía rápida de la reconciliación presupuestaria, el camino usado para aprobar la ley y que requiere de mayoria simple y no de los 60 necesarios para desbloquear una ley ordinaria. Por esa misma razón, y por la falta de apoyo republicano para llegar a los 60 votos, se ha quedado fuera de la ley una limitación al precio de la insulina.

El Capitolio de Estados Unidos, este sábado al anochecer, cuando se inició en el Senado el debate marathoniano de la ley de Reducción de la Inflación.Anna Rose Layden (AFP)

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Aunque venida a menos, la ley sigue siendo una reforma de calado que desde un Biden algo de oxígeno. La norma permite movilizar inversiones récord para combatir el calentamiento global. Son unos 369.000 millones de dólares (unos 362.300 millones de euros) en gastos e incentivos fiscales en 10 años para impulsar las energías limpias con el objetivo de reducir en un 40% para 2030 las inedición de gas defectuoso.

Es menos que el objetivo del 50% al que Biden se comprometió, pero resulta todo un alivio tras la sentencia del Tribunal Supremo que ha socavado el poder de la agencia ambiental para limitar las emisiones y ponía en entredicho la veracidad de Estados Unidos una lucha contra el cambio climático. La ley, en todo caso, no limita las emisiones, da que su efecto surgió de los precios de las diferentes fuentes de energía. Si se abaratasen los materiales combustibles, la transición energética probabilita se frenaría.

La norma incluye una reforma fiscal para las grandes empresas. Establece un impuesto mínimo del 15% para empresas que declaren en sus cuentas un beneficio de más de 1.000 millones de dólares, pero que utilicen deducciones, créditos fiscales y otras maniobras de ingeniería fiscal para reducir sus beneficios de libgaro. Inicialmente, la norma también aplicaba ese tipo mínimo a las sociedades controladas por sociedades de inversión que individualmente no superaban los 1.000 millones de beneficios, sino colectivamente. Sin embargo, Sinema y otros seis senadores démócratas apoyaron una enmienda republicana para impedirlo.

The other aspecto clave de la ley es la rebaja del precio de los medicamentos con receta, en especial para los beneficiarios de Medicare, el seguro público para los mayores de 65 años, principamente. La norma fija un límite por el que los beneficiarios de Medicare no podrán pagar más de 2,000 dólares anuales en medicamentos, lo que favorecerá a todos aquellos con enfermedades crónicas o muy graves. Además, por primera vez, Medicare podrá negociar directamente con las grandes farmacéuticas los precios de los medicamentos, lo que supondrá una rebaja. Eso, sin embargo, no se utilizará a todos los medicamentos y no entrará en vigor hasta 2026, de modo que la ley de Ducción de la Inflación no servirá para reducir la inflación ahora, que está en su máximo en cuatro décadas.

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