El Papa Francisco regresa a Lesbos cinco años después | Internacional

El mundo es enorme y los pontificados breves, especialmente si nos fijamos en la historia antigua de la Iglesia católica. Por eso la repetición de destinos, sobre todo cuando no son grandes polos geoestratégicos, no es habitual en la agenda internacional de los pontífices. Francisco, sin embargo, ha decidido volver a hacerlo -la primera vez fue en Cuba- y subrayar uno de los objetivos de su pontificado al regresar a la isla de lesbos, de donde regresó en 2016 con 12 refugiados en el avión. Con ese faro comienza este jueves un viaje a Chipre y Grecia, el tercer internacional del año y el 55 del pontificado. “En Lesbos me acercaré a una humanidad herida en la carne de tantos migrantes en busca de esperanza. Les pido, por favor, que me acompañen en la oración ”, anunció durante la audiencia general.

Francisco regresa a Lesbos, cinco años después de su histórica visita. El momento fue muy diferente entonces. En medio de la emergencia migratoria, más de 10,000 personas vivían en pésimas condiciones en el Campo de moria. El pontífice visitará ahora el nuevo campamento de Mavrovouni, donde residen unos 2.500 migrantes en mejores condiciones que entonces, pero aún asolado por las restricciones de la pandemia. Lesbos, convertido en uno de los grandes símbolos de su pontificado, volverá a servir para lanzar un llamamiento a Europa a favor de la recepción, justo en el momento en que los flujos han vuelto a aumentar.

El viaje, sin embargo, comienza el jueves en Chipre. La mayoría religiosa en una isla que sirve como última frontera europea es la ortodoxa griega. Los católicos en este país no llegan al 1% de la población y los maronitas apenas llegan a los 8.000. Una comunidad que espera que este viaje ayude a preservar su cultura. Pero la visita también tendrá tintes políticos con un fuerte acento turco. «La reunificación de Chipre ha sido durante mucho tiempo una herida abierta, no será ignorada», dijo el portavoz de la Santa Sede Matteo Bruni, recordando que el Vaticano «apoya todos los esfuerzos para fortalecer las conversaciones bilaterales, que son la única solución. Para la isla y su habitantes ”.

Francisco, presumiblemente, fomentará el diálogo y se referirá al llamado «último muro de Europa», el que dividió a Chipre y su capital Nicosia tras la invasión de Turquía en 1974, que ocupó un tercio de la isla y que en 1983 proclamada República Turca de Chipre Septentrional (RTNC), aunque solo Ankara la reconoce como legítima. Las alusiones al país vecino, distante en tantos temas de la visión del mundo del actual pontífice, también serán examinadas con lupa en los discursos que pronunciará durante los dos días que estará en la isla. Al día siguiente, viernes 3 de diciembre, Francisco iniciará uno de los objetivos de este viaje: relanzar el diálogo con la Iglesia ortodoxa. Para ello, se reunirá con Khrisostom II, arzobispo ortodoxo de Chipre, en el palacio arzobispal y luego seguirá una reunión con el Santo Sínodo en la catedral ortodoxa de Nicosia, a la que el Papa dirigirá un discurso.

El desembarco en Atenas, donde pasará una jornada completa, y el encuentro con las autoridades eclesiales y políticas quedará algo ensombrecido por la expectación suscitada por la visita al campo de refugiados. El Vaticano no confirmó ni negó que el Papa pueda volver a poner a un grupo de refugiados en su avión, como lo hizo en 2016 (en esa ocasión estuvo acompañado por el patriarca ecuménico Bartolomé I y por el arzobispo ortodoxo de Atenas y toda Grecia , Ieronymos). “Se estaban estudiando opciones de este tipo, pero la complejidad de la legislación no permite respuestas definitivas. En cambio, estas cosas se suelen decir más tarde «, dijo el portavoz. En cualquier caso, explicó, no sería» un corredor humanitario, sino una reubicación, posiblemente un movimiento de refugiados de un país a otro en Europa «.

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