El misterioso patrón en los caballos mutilados que se investiga: arrancados los ojos y una oreja cortada… la derecha



Mutilados, horriblemente torturados o incluso muertos. Así es como llevan apareciendo decenas de caballos en Francia en los últimos meses, en lo que ya se conoce como el misterio de los caballos mutilados. Todavía no se ha conseguido averiguar la razón por la que alguien está realizando estos actos brutales, ni quien es el autor (o autores) de los hechos, pero la aparición de caballos y yeguas en estados deplorables se ha ido sucediendo en los últimos meses, haciendo que el miedo entre los propietarios, tremendamente consternados, sea generalizado.

El ministro de Agricultura francés, Julien Denormandie, indicó este miércoles su disposición a tomar cartas en el asunto, tras asegurar tener abiertas más de 150 investigaciones para encontrar a los responsables de estas misteriosas mutilaciones, que se han multiplicado considerablemente en más de la mitad del país. Asimismo, anunció la creación un equipo de especialistas para responder a las quejas de los propietarios.

«Vamos a poner en marcha un equipo de 15 especialistas que dependen del Instituto Francés del Caballo», afirmaba el ministro, anunciando la creación de un número de teléfono específico -que estará disponibles desde este jueves- para atender cualquier consulta de los propietarios. «Escucho el miedo, el espanto y la consternación de los propietarios que se preguntan qué es lo correcto, qué medidas de precaución hay que tomar, qué se puede hacer para proteger a sus caballos o ponis», dijo Denormandie en una rueda de prensa.

La situación ha sido traumática para algunos propietarios que han compartido su desagradable experiencia en medios franceses y redes sociales. De hecho, una joven de 23 años que se encontró a su caballo agonizando tras ser atacado, decidió hacer público el suceso y crear en Facebook el grupo ‘Justicia para nuestros caballos’ (‘Justice pour nos chevaux’), que ya cuenta con casi 21.000 miembros, y a través del cual han conseguido crear una red de víctimas y testimonios.

Ahora, muchos jinetes dominados por el miedo de encontrarse a sus animales muertos al día siguiente reconocen haber instalado cámaras y otros dispositivos de vigilancia en sus cuadras para proteger a sus animales e incluso algunos aseguran haber hecho acopio fusiles y armas de fuego, por si se encuentran cara a cara con uno de los posibles maltratadores.

«Hay un profesionalismo evidente, son personas que actúan con una cierta técnica», declaró el viernes el ministro, después de viajar a uno de los centros ecuestres afectados. Todo lo que envuelve a los caballos que han ido apareciendo mutilados por todo el país sigue siendo un misterio; pero, tras decenas de casos se ha podido establecer un patrón que puede que estén siguiendo los agresores.

Todos los pobres mamíferos fueron encontrados con los ojos desorbitados y entre gritos de agonía y dolor. Aunque las heridas entre los distintos equinos varían (quemaduras, cortes, etc.), parece ser que los autores están llevando a cabo algún tipo de patrón que se repite en cada caso.

Lo que más se ha repetido es la mutilación de la oreja derecha y los cortes en las patas traseras o en el tórax. Entre las víctimas yeguas, además, es común que las encuentren con las ubres y los genitales también cortados. A otros los han hallado incluso con los ojos arrancados, o con graves quemaduras de ácido.

Las autoridades que investigan estos macabros ataques todavía no han averiguado los motivos por los que se están realizando, ni porque se han multiplicado los ataques en los últimos meses, pero sí que concluyen que están llevándose a cabo por más de una persona. Hace apenas unos días, un sospechoso -del que habían realizado un retrato robot tras el testimonio de un propietario- fue detenido por la policía, pero puesto en libertad poco después tras aportar una sólida coartada.

Las hipótesis que se barajan ahora son múltiples y muy variadas. Las autoridades no descartan que las agresiones formen parte de algún tipo de rito satánico de una secta, de un reto de Internet o incluso de un proceso de «venganza» para la comunidad ecuestre, que suele concentrar mucho dinero.





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