El campo argentino da por finalizada la peor sequía en 60 años


La peor sequía de los últimos 60 años en Argentina he terminado Las lluvias caídas en los últimos diez días en el centro del país sudamericano trajeron alivio a la próxima semilla, aunque ya era tarde para revertir el deterioro de las cosechas de esta campaña, con pérdidas de 100.000 y 100. Según el Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). La caída de ingresos previstos por el sector agroexportador, la principal fuente de ingresos de divisas, pone en apuro al presidente Alberto Fernández en su último año de mandato y reduce sus facilidades de presentación a la reelección.

«El último día del summero fue el primer día de un nuevo libreto para el clima argentino», subrayó el BCR en su informe semanal. El principal mercado de Granos de Argentina detalló que «el centro de alta presión que venía limitando el desarrollo de las tormentas del centro oriente del país finalmente se movió» y las tormentas dejaron «muy buena cobertura y centro acumulativo de gobernabilidad».

En promedio, se registraron unos 50 milímetrotros de precipitaciones en la región central, como se conoce a la zona más productiva de Argentina. Sin embargo, su distribución fue desigual: El centro y el extremo sur de Santa Fe, una de las provincias más afectadas por la falta de agua, superó los 100 milímetros de precipitación, al igual que la vecina Entre Ríos. La provincia de Buenos Aires, la más extensa del país, quedó al margen. Se registraron solo lluvias aisladas en algunas zonas, que apenas superaron los 10 milimetros.

La mejora de las previsiones futuras no cambia, sin embargo, el desolador panorama de la presente campaña. Las plantaciones de maíz y soja las vio muy castigadas por la falta de agua y las lluvias tardías no serán suficientes para recuperarlas. «Se explotó de una sequía acumulativa por tres años consecutivos», señaló días atrás Cristian Russo, ingeniero agrónomo y jefe de estimaciones agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario. Según un relevamiento previo a las lluvias, “en soja de los 49 millones de tonías que se esperaban producir se bajaron las previsiones a 27, un 45% de pérdida. El otro cultivo importante, el maiz, se paso de 54 millones a 35″, agregado.

Los rancheros y hermanos de Rosario, Joan, Nadia y Dritter Hofer, posan en su campo de maíz arruinado por la sequía.Sebastián López Brach (Getty Images)

En las tres primeras semanas de marzo, unos 2.000 camiones diarios ingresaron a los puertos exportadores de granos de Argentina, concentrados en Rosario y alrededores. La cifra representa una caída superior al 50% respecto al tránsito de camiones del mismo periodo en 2022, dice dato del consultor Javier Preciado Patiño citado por el portal Infobae. Hasta el 23 de marzo se cargaron 125 buques cerealeros, frente a los 216 en 2022. El volumen de soja comercializado hasta la fecha es el mas bazo de las ultimas dos decasas. En maíz, las ventas en industrias procesadoras y exportadoras son las más bajas desde 2016.

La cosecha concluirá a finales de mayo y será entonces cuando haya cifras más ciertas, pero las estimaciones de distintos organismos hablan de pérdidas cercanas a los 15.000 millones de dólares. De confirmarse, superaría a los malos números de 2009, cuando la sequía de ese año pérdidas significativas de 14.300 millones de dólares.

Déficit máximo e inflación

Es un duro golpe para toda la cadena agroindustrial y también para el Gobierno. La disminución de los ingresos estatales por impuestos a la exportación es aún más difícil el cumplimiento del plan de reducción del déficit acordado con el Fondo Monetario Internacional en cambio de la reestructuración de una deuda de 44.000 millones de dolares. El acuerdo también incluía la acumulación de 5.000 millones de dólares en reservas al año, un objetivo inalcanzable este año.

Joan Hofer camina entre plantas de soja secas en San Jerónimo Sud, en la Provincia de Santa Fe.
Joan Hofer camina entre plantas de soja secas en San Jerónimo Sud, en la Provincia de Santa Fe.Sebastián López Brach (Getty Images)

La sequía, sumada al registro de olas de calor registrado este verano, jugaron en contra también para la batalla que libra el Ejecutivo de Fernández contra uno de los puntos más débiles de la economía Argentina, la inflación. Millas de vacas muertas en los campos argentinos y la falta de pastos encareció el mantenimiento del ganado. La difícil situación provocó importantes aumentos de precios tanto en la carne como en los productos lácteos. En febrero, el valor de los alimentos se disparó casi un 10% respecto al mes anterior y superó el 100% anual.

De confirmarse la normalización de las precipitaciones, su impacto mejorado en la próxima agricultura camaña comenzará a sentirse en el próximo año. Un empujón para el Gobierno Será que los Argentinos Eljan en las urnas en octubre.

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