Cooperación española: La cooperación descentralizada se reinventa | Planeta futuro

En julio de 2020, la Agencia Vasca de Cooperación firmó un convenio con el servicio de salud de esta comunidad autónoma y con Médicos Sin Fronteras para apoyar la respuesta a la COVID-19 en Perú. La decisión se tomó luego de una solicitud del Ministerio de Salud de ese país, abrumado por el impacto de la epidemia en sus sistemas de salud. La verdadera importancia de esta colaboración no residía tanto en los recursos o materiales donados como en la asistencia técnica tras la experiencia de las primeras oleadas en España. El programa tuvo tanto éxito que en junio de 2021 un protocolo de acción general entre los dos departamentos del Gobierno Vasco para replicar esta experiencia en otros países y contribuir «a la consecución de la cobertura sanitaria universal».

La respuesta a la pandemia es un buen ejemplo del valor añadido que tienen las ayudas gestionadas por el comunidades autónomas, ayuntamientos y ayuntamientos. Esta forma de cooperación «descentralizada» es casi un exotismo en el caso español, muy difícil de encontrar en otros países donantes. Su origen está ligado a las movilizaciones en un 0,7% que recorrieron España a mediados de la década de 1990, y que establecieron una vinculación directa y afectiva de los territorios con la ayuda al desarrollo. Con el tiempo, el sistema también ha sido útil para eliminar a altos funcionarios o sortear las limitaciones impuestas a las comunidades en sus actividades en el exterior.

La realidad es que esta modalidad de cooperación española se ha mantenido firme durante dos décadas y media, apuntalando el compromiso de la sociedad con las ayudas internacionales. Se ha consolidado como un modelo horizontal y razonablemente libre de las ataduras de la política exterior. Aunque sus magnitudes siempre han sido modestas, el deterioro presupuestario de los programas estatales ha desencadenado la importancia relativa de estos fondos. En 2019 (último año del que hay datos cerrados) ayudas oficiales para el desarrollo de la cooperación descentralizada alcanzó 357 millones de euros, casi un 50% por encima del presupuesto gestionado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (241 millones). Aun así, estas cifras son algo más de la mitad de lo que asignaron en 2008, año récord para la cooperación descentralizada.

Ahora se abre una nueva etapa. Esta semana ha tenido lugar un encuentro de los departamentos de cooperación de 16 comunidades autónomas (todas excepto Madrid) en las ciudades de Mérida y Cáceres. Su propósito es sentar las bases de un nuevo modelo de trabajo que optimice la contribución de estos actores al esfuerzo e impacto de la Cooperación Española. Como señala la declaración conjunta aprobada por los participantes, “(…) una gestión más justa e inteligente de los desafíos del desarrollo es aquella que involucra a agentes y administraciones de todos los ámbitos, guiados por políticas públicas sólidas”.

No es casualidad que el encuentro se haya celebrado en Extremadura. La Agencia de Cooperación de Extremadura (AEXCID) es parte de una avanzada de instituciones regionales que aspiran a transformar este sistema. El grupo también incluye agencias vasco, andaluz y valenciano cooperación, lo que demuestra que este esfuerzo no pertenece a un solo territorio o espectro ideológico. «Hay una gran cantidad de iniciativas y realidades que, si no son apoyadas solidariamente por las comunidades y por otros agentes de cooperación descentralizada, simplemente se quedarían sin nada», explica Paul Ortega, director de la Agencia Vasca de Cooperación. . Es necesario trabajar para descubrir qué debemos hacer y cuál es el valor añadido de nuestra cooperación ”.

Hay una gran cantidad de realidades que, de no ser apoyadas solidariamente por la cooperación descentralizada, simplemente se quedarían sin nada.

Paul Ortega, director de la Agencia Vasca de Cooperación

Los desafíos de esta forma de solidaridad internacional coinciden en parte con los del sistema en su conjunto: rigideces en el modelo administrativo –con una Ley de Subsidios catastróficamente mal adaptada a la realidad del trabajo en Estados débiles o fallidos–, escasez presupuestaria y falta de coordinación entre departamentos. Pero los responsables de las agencias regionales también tienen sus propias quejas. Uno de los principales está relacionado con el poco margen de maniobra que les da el sistema central. Por ejemplo, limitaciones a la cooperación delegada (actuando en nombre de un tercero donante) o la imposibilidad de entablar un diálogo con las delegaciones de la UE en los países donde trabajan.

Tampoco ayuda el modelo esclerótico de participación y toma de decisiones que caracteriza a la Cooperación Española. los Comisión de Cooperación Interterritorial –Creado en 2000 y que se reúne dos veces al año– es un mausoleo de la función pública que apenas aporta la agilidad que exige esta política. Por el contrario, las agencias de cooperación descentralizada colaboran cada vez más entre sí y con las agencias estatales de ayuda al desarrollo. Proporcionan un vínculo con organizaciones y movimientos sociales sobre el terreno que no siempre están disponibles para las agencias nacionales. En lugares como Colombia, Nicaragua o El Salvador, donde la sociedad civil está bajo fuego real y legal por parte de las autoridades, estos vínculos han demostrado ser invaluables.

“La crisis del Covid-19 ha puesto de relieve la necesidad de establecer espacios de coordinación y complementariedad entre nosotros y con el gobierno central. Para la cooperación andaluza es fundamental eliminar los silos, las tramas de cada actor ”, afirma Mari Luz Ortega, directora de la Agencia Andaluza de Cooperación. “Hemos incorporado los diferentes ministerios y universidades, y hemos sido pioneros en ubicar programas de desarrollo”.

Estas y otras experiencias son la base del mecanismo de coordinación que se ha propuesto en Cáceres esta semana. Lo que buscan las agencias que lo impulsan es establecer en el mediano plazo una estructura que permita optimizar los recursos que ofrecen los organismos descentralizados y dar continuidad a las decisiones que se tomen.

Por ahora, el acuerdo alcanzado pone en marcha un proceso que, durante los próximos meses, tiene como objetivo identificar las capacidades y prioridades de cada región, definiendo las áreas de trabajo conjunto donde el impacto puede ser mayor. Las agencias de cooperación descentralizada han establecido un sistema de intercambio de información y experiencias que permite replicar y ampliar las mejores prácticas en cada una de estas áreas. Los avances se evaluarán en la reunión de otoño de 2022 en Cantabria.

Ángel Calle, director de la AEXCID, destacó la importancia del paso que se está dando ahora: “La cooperación descentralizada de las regiones ha salido de la adolescencia. Ya es una cooperación madura y seria que ofrece al Estado una singularidad frente a otros países. Para Extremadura, este encuentro cambiará el paradigma de la cooperación regional ”.

Un campo de prueba particularmente sensible e interesante para este ejercicio es el de las migraciones. En Cáceres se ha decidido convocar una reunión temática el próximo mes de marzo sobre esta materia. Las agencias se reunirán en Canarias para debatir el tema de Cooperación y migración, un territorio en el que los donantes estatales europeos han patinado mal. La obsesión por las «causas fundamentales» de la movilidad humana y vinculación peligrosa de la ayuda con los programas de aplicación de la ley de inmigración Han puesto en riesgo la credibilidad del sistema de cooperación y han atrapado a los responsables en un laberinto ético y político.

Quizás las agencias de cooperación descentralizada puedan ofrecer una perspectiva alternativa sobre este tema que resalte el potencial de la movilidad para el desarrollo y la necesidad de establecer marcos narrativos basados ​​en derechos y oportunidades. Esta ha sido la iniciativa pionera que tomó AEXCID, convocando cada año en Mérida a Congreso de Periodismo Migratorio.

La cooperación descentralizada quiere reinventarse. Pasar de ser gestores de subvenciones a plataformas complejas donde una diversidad de actores trabaja por una transición justa y sostenible. Y lo hace en un momento de reformas de la Cooperación Española, cuando nuestro sistema podría estar equipado con normas e instituciones mucho mejor adaptadas Al mundo en el que vivimos El impulso de las comunidades autónomas no solo aprovecha esta corriente de transformación, sino que la estimula para crear un modelo más ágil e impactante. Debe seguirse de cerca.

Premio para defensores de derechos humanos y más de 2,5 millones para vacunas

El encuentro de agencias de cooperación regional ha decidido reconocer el trabajo que realizan los defensores de derechos humanos en todo el mundo. Esta es un área en la que las agencias descentralizadas tienen una experiencia considerable, con siete programas que coordinan acciones y recursos. El galardón será recogido por Javier Orozco, del programa Asturias, y María Jackeline Rojas, defensora colombiana en situación de protección en esta región.

Por otro lado, en la reunión de Extremadura se anunció la aportación conjunta de las entidades autónomas (todas excepto Madrid) a un fondo para la compra de vacunas contra el covid-19 a través del mecanismo COVAX y varias ONG. El fondo común destinará a este fin un total de 2,65 millones de euros, repartidos en ocho países y territorios.

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