compra común, retrasos, intereses nacionales y filtraciones de las partes


«La vacuna es un bien global». Bajo esa premisa parecía que el proceso de vacunación contra la Covid-19 iba a ser un camino de rosas. Nada más lejos de la realidad. De hecho, las espinas cada vez son mayores y ya se puede hablar de guerra entre la Unión Europea y las farmacéuticas por el suministro y los contratos firmados. Las versiones son contradictorias, y añaden un capítulo más a una cronología que se inicio casi a la vez que la pandemia.

El 17 de junio, la Comisión Europea presentó una estrategia europea de vacunas para acelerar el desarrollo, la fabricación y la utilización de vacunas contra el coronavirus. «Una vacuna segura y eficaz es nuestra mejor apuesta para superar la pandemia», explicaron desde el Ejecutivo comunitario. El acuerdo entre los 27, además, incluye que no se pueden hacer «compras paralelas». Es decir, los países no pueden ir por libre en la compra.

El 27 de agosto de 2020, en plena segunda ola de la pandemia, La Comisión Europea firmó el primer contrato con el sector farmacéutico para adquirir 300 millones de dosis de la futura vacuna contra el coronavirus. Fue con AstraZeneca, que desarrolla su vacuna en colaboración con Oxford. Daba la opción de adquirir 100 millones más: en total, 400 millones. Se da el caso, además, de que es la vacuna más barata de todas las que se han desarrollado en o para la UE.

Los acuerdos se financian con el Instrumento de Asistencia Urgente. «La Comisión ha decidido respaldar estas vacunas basándose en una sólida evaluación científica, en la tecnología utilizada y en su capacidad de producción en Europa para abastecer a toda la Unión», comentaron fuentes europeas. El Instrumento de Ayuda de Emergencia (IEA) permite a la Unión Europea apoyar a sus Estados miembros cuando una crisis alcanza una escala y un impacto excepcionales, con amplias consecuencias en la vida de los ciudadanos. Con la pandemia es la segunda vez que se pone en marcha, pues ya se había activado en respuesta a la crisis de refugiados de 2016 en Europa.

Primeros vistos buenos

Después del contrato con AstraZeneca en verano, siguieron los demás. El 18 de septiembre, entró en vigor un segundo contrato entre Sanofi-GSK y la Comisión Europea, después llegaron Johnson & Johnson en octubre y CureVac en noviembre, junto con Moderna y Pfizer -ya aprobadas-, aunque en los últimos tres casos el proceso está yendo más lento. Además, el Ejecutivo comunitario sigue en conversaciones preliminares con Novamax y Valneva. En total, la Comisión ha cerrado la compra de 2.300 millones de dosis. CureVac es la entidad que más aporta, con 405 millones, por delante de AstraZeneca (400). El caso de Pfizer es diferente: se han pactado 300 millones de vacunas, con otros 300 opcionales en caso de necesidad.

¿Qué se ha pactado?

Lo que se ha cerrado, al fin y al cabo, es una compra comunitaria, en manos de la Comisión Europea y evitando que cada país miembro vaya por libre. «A pesar de todos los problemas, una compra individualizada hubiera complicado todavía más el proceso«, comentan fuentes comunitarias consultadas por 20minutos. Las entregas están tasadas a lo largo de los próximos dos o tres años y la disponibilidad de vacunas se irá incrementando a medida que la EMA apruebe la vacunación con las dosis de las distintas entidades. Esto nos lleva a que a finales de 2021 es muy probable que todas las vacunas proyectadas estén a disposición de ser suministradas.

La Comisión, además, habla de «dos pilares» para la vacunación. Por un lado, quieren «garantizar la producción de una cantidad suficiente de vacunas en la UE a través de compromisos anticipados de mercado con productores de vacunas mediante el Instrumento de Asistencia Urgente». Esa herramienta se utiliza en momentos de extrema necesidad, y es la segunda vez que se recurre a ella. Ya se empleó en 2016 ante la crisis de refugiados.

Por otro lado, han trabajado para «adaptar las normas de la UE a la urgencia actual con el fin de acelerar el desarrollo, la autorización y la disponibilidad de vacunas, manteniendo al mismo tiempo las normas de calidad, seguridad y eficacia de las vacunas», explican.

Asimismo, el 19 de enero de 2021, la Comisión Europea adoptó una Comunicación en la que pide a los Estados miembros que aceleren el despliegue de la vacunación en toda la UE. En marzo de 2021, al menos el 80% de las personas mayores de 80 años y el 80% de los profesionales sanitarios y de asistencia social de cada Estado miembro deberían estar vacunados. En verano de 2021, los Estados miembros deberían haber vacunado al menos al 70 % de la población adulta.

La ‘guerra’ con AstraZeneca

El punto más complejo de todo el calendario ha sido el conflicto con AstraZeneca, que aunque ahora está paralizado, todavía no se ha resuelto del todo. A mediados de enero, la farmacéutica anunció que reduciría en un 60% aproximadamente las entregas a la Unión Europea, y Bruselas pidió explicaciones. Las que dio AstraZeneca no convencieron. Pasaba algo similar con Pfizer, que comunicó retrasos. Pero en su caso los motivos que alegaron sí calmaron las aguas en la Comisión.

«Estamos hablando de vidas humanas», dijo entonces la comisaria de Salud, Stella Kyriakides como aviso a AstraZeneca, mientras el CEO de la compañía aseguraba que Reino Unido tenía poco menos que prioridad sobre la UE por haber firmado su contrato antes. «Eso podría servir en la carnicería, pero esto es un contrato», le contestó la comisaria.

La Comisión Europea dio entonces medio paso adelante. ¿Por qué? Porque publicó finalmente el contrato con la farmacéutica, después de una semana de acusaciones cruzadas y desplantes, pero lo hizo censurando las partes más relevantes, que tienen que ver con las cifras y los plazos. De hecho, en el documento facilitado por la Comisión se pueden ver incluso páginas enteras del contrato tachadas, en teoría, por exigencia de AstraZeneca, que busca defender sus intereses empresariales. «La gran mayoría de lo tachado es por petición expresa de la farmacéutica», confirmó una fuente comunitaria a 20minutos.

Sí se confirma una de las partes. La UE tenía razón cuando dijo que las plantas del Reino Unido son también distribuidoras para el bloque, por lo que Londres no tiene prioridad sobre la Unión, como dio a entender la compañía en su momento. No hay distinción. Además, hay repetidas menciones a que AstraZeneca hará «el mayor esfuerzo posible» por cumplir con el contrato.

¿Falta transparencia?

Esta es la mayor queja ante la Comisión Europea, y ha llegado desde los eurodiputados. La Comisión solamente ha publicado una parte del contrato con CureVac, y lo ha hecho además con párrafos tachados, por lo que las partes más importantes siguen sin conocerse. «Falta transparencia», se han quejado desde la Eurocámara. De hecho, los eurodiputados habían podido leer esos fragmentos, pero firmando antes una cláusula de confidencialidad. Después de todo el conflicto, la presidenta Ursula von der Leyen ha llamado a ser «transparentes» con lo firmado. «Al fin y al cabo este paso se da porque la Comisión sabe que si publica sale ganando», creen las fuentes.

Los Estados miembros, preocupados

Y mientras, en último término, los afectados son los Estados miembros y los ciudadanos. Las campañas de vacunación no se están cumpliendo. Tanto el Reino Unido como Israel van con mucha ventaja con respecto a la UE y por ejemplo Alemania ya ha avisado de que los retrasos se van a alargar durante «diez semanas». Vienen «días muy complicados», comentaron desde el Gobierno germano. El ritmo es lento y eso dificulta cada vez más el objetivo: llegar al verano con el 70% de vacunados. En España, por ejemplo, se sigue vacunando al segundo bloque, el de los sanitarios, pero incluso algunas comunidades autónomas han suspendido el proceso por falta de dosis.



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