Canal de la Mancha: Abismos, puentes y los métodos Johnson y Scholz | Opinión

Una vez que se derriban los puentes, los fosos tienden a plantear serios problemas. Todos son libres de dar su interpretación del balance de beneficios y daños de construir o derribar puentes, pero en el caso del Canal de la Mancha, en vista del tipo de Brexit que quería realizar Boris Johnson y en vista de su volatilidad política. estilo, todo indicaba que la voladura causaría problemas. Aunque no había puentes físicos, hay un túnel, pertenecer al mismo club europeo durante décadas construyó lazos que facilitaron las cosas. Sin ellos, y con una forma discutible de buscar soluciones desde Londres, ahora el Canal de la Mancha se esta volviendo abismo. Por problemas que ya existían, pero cuya gestión es complicada (el de los flujos migratorios), u otros que no existían y son fruto de la libre elección (pesca, comercio, finanzas …). En el canal hoy no solo la gente se está hundiendo, sino también la relación entre el Reino Unido y los socios europeos, especialmente Francia.

Pero es importante señalar que la legítima elección democrática del Brexit no tenía por qué tener todas estas molestas consecuencias para la UE. Dependen en gran medida de las decisiones políticas (nuevamente, legítimas) de Johnson sobre qué tipo de Brexit implementar y su posterior manejo cuando sea menos discutible. Toma como ejemplo el pacto que acordó cerrar por Irlanda del Norte, que implicó una aduana entre Gran Bretaña y ese territorio británico para lograr el objetivo compartido de no emerger una nueva frontera entre las dos Irlanda. La predecesora de Johnson, Theresa May, dijo de esa solución que un primer ministro británico nunca podría aceptar tal cosa. Johnson sí, siempre y cuando se complete el Brexit, salvo que después ha intentado reformular radicalmente el acuerdo firmado.

Es conveniente detenerse en el método Johnson, una encarnación inquietante del espíritu de la época, una era de sociedades donde los mensajes icónicos pesan más que las visiones sistémicas; liderazgo más personal que los partidos; más brotes en las redes sociales que negociaciones pacientes. En este marco se inscribe el peculiar gesto de Johnson publicar la carta en Twitter que envió al presidente francés, Emmanuel Macron, con sus demandas de negociación tras el trágico naufragio en el Canal de la Mancha.

Una política de ofensivas tácticas más que estratégicas, que a veces terminan en retiradas. En este sentido, podemos mencionar el reposicionamiento del Partido Conservador en un espacio político con mayor atención social, bajo el mantra de la subir de nivel, subir de nivel, especialmente orientado a consolidar conquistas tories en el tradicional cinturón rojo del norte de Inglaterra. Este es un cambio radical que, si se implementa, representaría un cambio enorme. Pero después de las grandes proclamas, ya estamos asistiendo a las marchas inversas, como ha sucedido con el redimensionamiento de los planes para las conexiones del tren de alta velocidad con el norte y para reforzar el apoyo social. En ambos casos, el cambio de rumbo representa un cambio a peor para los sectores más frágiles.

Todo es más volátil en las sociedades actuales; el apego leal de amplias masas sociales a ciertos tipos de visiones sistémicas del mundo que encarnaban a los partidos se ha erosionado. En este entorno fluido, casi gaseoso, ciertas batallas pagan altos dividendos, al menos a corto plazo. Johnson parece moverse en todos los ejes, el económico, el identitario, el medioambiental, el internacional, dando enorme prioridad al gesto que presuntamente suscita consensos. Queda por ver cuánta irritación, resentimiento y decepción provocan. En el otro polo de la concepción política moderna, el modelo encarnado en Alemania por Angela Merkel y su sucesor, Olaf Scholz, muy continuo con el Canciller saliente en un método de construcción de consenso, no confrontacional, no hiperbólico. Hay aviadores de puentes y constructores de puentes. Todos eligen, en una democracia, lo que quieren apoyar; y, en la vida, lo que quieres ser. Tarde o temprano, los resultados son claros.

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