Bruselas propone un fondo de 750.000 millones con mayoría de transferencias: España tendría acceso a 140.446 en total



Paso adelante de la Comisión Europea. Se han hecho largos estos dos meses, pero Bruselas ya ha puesto sobre la mesa su propuesta definitiva. Ursula von der Leyen lleva este miércoles al Parlamento Europeo el llamado fondo de Facilidad para la Resiliencia y Reconstrucción. Este plan contra la crisis generada por el coronavirus es un fondo de 750.000 millones de euros, dividido en dos partes: 500.000 serán a través de transferencias y los otros 250.000 con créditos. Además, estará condicionado a reformas.

En el caso de España, y según los primeros cálculos, podrían corresponder 140.446 millones, de los cuales en torno a 77.3000 millones serían en transferencias a fondo perdido y otros 63.122 millones en préstamos. Sería el segundo país más beneficiado tras Italia.

«El Gobierno acoge positivamente el paquete financiero presentado hoy por la Comisión Europea, que recoge muchas de las demandas que se han planteado desde España«, expresan desde Moncloa. El Ejecutivo considera que es una base para la negociación. «El Gobierno confía en que el Presidente del Consejo Europeo inicie consultas con los líderes para convocar una reunión en las próximas semanas que permita alcanzar un acuerdo lo antes posible», acaban.

Es una propuesta bastante lógica. Incluye peticiones de los dos ‘bloques’: mayoría por transferencias, como pedía el sur y condicionalidad a reformas, como exigía el norte. Eso sí, es una cantidad superior a la pactada hace días por Merkel y Macron (500.000 millones), pero inferior al billón y medio puesto encima de la mesa por España.

Esta emisión estaría respaldada por el propio presupuesto comunitario (el Marco Financiero Plurianual) y Bruselas plantea la creación de nuevas fuentes de ingresos: un gravamen al plástico, una parte de los beneficios del sistema de comercio de emisiones, un impuesto a las multinacionales digitales y una tasa a la entrada de carbono al bloque.

La mayor parte del plan, 560.000 millones será transferido a los Estados miembros a través de un instrumento denominado Facilidad para la Resiliencia y la Recuperación (RFF), compuesto tanto por subvenciones como por préstamos. Los gobiernos podrán solicitar estos fondos con carácter voluntario.

Esta herramienta sigue el diseño del presupuesto de la eurozona negociado el pasado año, que desaparece oficialmente para dejar espacio a una dotación destinada al conjunto de la UE. Estará anclada en el Semestre Europeo, lo que supone que los Estados miembros tendrán que utilizar estos fondos para adoptar reformas e inversiones pactadas previamente con las instituciones europeas.

A este fondo se añade una nueva iniciativa llamada ReactEU, que complementará con 55.000 millones el presupuesto de la Política de Cohesión, pero que será distribuido entre los países con una clave de reparto distinta a la tradicional y basada en el impacto de la pandemia de la covid-19.

Por otro lado, el borrador de la Comisión Europea prevé un presupuesto de 31.000 millones de euros para movilizar inversiones en empresas especialmente golpeadas por la pandemia. Este Instrumento de Solvencia busca reducir la diferente capacidad de los Estados para ayudar a su tejido industrial y que ha quedado patente en las respuestas nacionales anunciadas hasta ahora.

Dentro de este segundo pilar centrado en el sector privado, Bruselas también propone doblar la capacidad de financiación del plan Juncker, ahora llamado InvestEU, y crear la Facilidad de Inversiones Estratégicas, que con un presupuesto de 15.000 millones aspira a movilizar 150.000 millones en inversiones en sectores y tecnologías consideradas clave.

El tercer y último pilar del plan de recuperación incluye la creación de un nuevo programa sanitario europeo (EU4Health) con una dotación de 9.400 millones de euros, un refuerzo de 2.000 millones del Mecanismo Europeo de Protección Civil, y un presupuesto de 94.400 millones de euros para el programa Horizonte Europa, reforzado para financiar proyectos de investigación sanitaria, entre otros. También reserva 16.500 millones de euros adicionales para fortalecer el apoyo de la UE al resto del mundo, por ejemplo, a través de ayuda humanitaria.

El plan de la Comisión se une a los 540.000 millones de una triple red de seguridad ya aprobada por el Eurogrupo y el Consejo Europeo. De este, 100.000 millones irán destinados a SURE (la herramienta contra el desempleo), 200.000 millones en préstamos a través del Banco Europeo de inversiones y hasta 240.000 millones para gasto sanitario.

La Comisión propone una parte del fondo se ponga en marcha en septiembre de 2020: 5.000 millones para regiones afectadas, otros 5.000 en un instrumento de apoyo a la solvencia de empresas, y algo más para acción exterior. El resto lo haría el 1 de enero de 2021, con el nuevo Presupuesto de la UE ya aprobado. Tendría una duración de cuatro años, hasta diciembre de 2024.

«La Comisión propone un Fondo de Recuperación de 750.000 millones que se agrega a los instrumentos comunes ya lanzados. Un punto de inflexión europeo para enfrentar una crisis sin precedentes», expresó el comisario de Economía, el italiano Paolo Gentiloni. Se trata, efectivamente, del mayor estímulo fiscal de la historia de la Unión Europea, y a falta de conocer los detalles, habrá que ver si sigue teniendo la oposición de los países del norte.

Fuentes consultadas por 20minutos explican que la propuesta «intenta ser conciliadora» y que el rechazo, por ejemplo, de Países Bajos o Austria «no sea frontal, aunque tengan matices que incluir». Avisan además de que no es momento de «lanzar las campanas al vuelo» porque faltan «trámites por pasar». En este sentido, aclaran: «Es una buena muestra de que hay intención muy clara de consenso».

«Europa ha decidido dar paso histórico: la Unión Europea va a emitir deuda para financiar un plan de recuperación económica ambicioso con el que llevar a cabo inversiones en los Estados miembros», valora el líder de Cs en el Parlamento Europeo, Luis Garicano. La división del fondo, según él, «es un balance adecuado».

Pero quiere que la reacción sea rápida. «Lo importante ahora es que se este plan de recuperación se ponga en marcha pronto», sostiene Garicano, que se basa en datos: «Cada día de los últimos dos meses más de 13.000 personas han perdido su empleo en España y mas de 2.000 empresas tuvieron que cerrar. No podemos perder más tiempo con discusiones entre los países. Hay que activar cuanto antes el plan de recuperación antes de que no quede nada que salvar».

El proceso no se acaba aquí. Ahora se abre un proceso de negociación y el momento clave estará en la reunión del Consejo Europeo a mediados de junio. De ella debe salir un acuerdo alcanzado por unanimidad que posteriormente tendrá que ser ratificado por el Parlamento Europeo.

La propuesta de la Comisión se presenta ante la Eurocámara junto con el borrador de presupuesto comunitario para el periodo 2021-2027, que tendría una dotación total para siete años de aproximadamente un billón de euros y que también estará condicionado por los efectos de la pandemia.



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