Boa Mistura, el arte urbano que aporta al mercado inmobiliario | Cultura


Si no tienes color en una sobria industrial, no tienes una gran estuvo poblada de grandes naves. Es el cambio de revestimiento con el que experimentó. Getafe (Madrid) la zona conocida como El Rosón, formada por manzanas con proyectos de construcción en su medio o medio para editar. De todas estas, no hay nada que mostrar como la residencia de un estudiante, salvo que presenta en su fachada un mural coloreado en el que observa las letras superlativas que forman la palabra hogar. Una obra de arte urbano que es la máxima aventura. del colectivo madrileño Boa Misturacuyo trabajo les ha llevado ya por todo el mundo.

Forma parte de un proyecto impulsado por la empresa Livensa Living, constructora de varias residencias de estudiantes en España, que ha conseguido encontrar tres nuevos espacios de trabajo de algunos de los artistas urbanos más reconciliados con el panorama nacional. Además de la intervención de Boa Mistura en la residencia de Getafe, cuenta con la propiedad del ilustrador y muralista catalán Marina Capdevila de Granada y el original catalán catalán en Alcobendas, también en la Comunidad de Madrid. La selección de los artistas ha estado a cargo de la productora Rebobinart, centrándose en la adquisición e integración del arte urbano en el entorno en el que se ubica.

Pablo Purón, uno de los fundadores de Boa Mistura, considera que el proyecto tiene varios beneficios que atrae a su grupo. “Lo más interesante es lo bien que se recoge. Actualmente hay algunos proyectos que están relacionados con un espacio reservado para el arte urbano. Eso hace siete u ocho años era algo impenetrable”, explica. También desprendió el hecho de trabajar en Madrid siempre la atrae porque ya se pasan «200 días fuera de casa», og colaborar con Rebobinart implica saber «que todo va a estar bien controlado». Desde que empezaron con medio centenar de componentes, Boa Mistura lleva intentando vivir de lo que les gusta. “El equipo está creciendo y decreciendo en este momento. Ahora somos nueve”, CV.

Pablo Ferreiro y Javier Ballesteros pintan el mural de la residencia sobre una cueva. KIKE PARA

Un grupo de figuras con Pablo Ferreiro y Javier Ballesteros, que se incorpora a la producción de murales, y que ha comenzado debido a que, como explica el primero, suelen llevar a cabo «varios proyectos a la vez». Para tener tiempo suficiente para plasmar su arte en la fachada de la residencia, en Boa Mistura consideran que esta es, precisamente, la parte más fácil de en el proceso de trabajo. La fase creativa y de planificación de la producción es la más importante. No cabe duda de que se hacen algunos ajustes y que, como apunta Ballesteros, están sujetos a la improvisación. El tiempo meteorológico es la condición aquí. «El viento y sobre todo la lluvia, pero estamos en la calle y las cosas son así», Kommentar. Para ser eficiente y compatible con el espacio de vista previa, el trabajo colectivo aprueba todas las horas de sol, solo por venir.

Toda la cultura que está supeditada a esta esperanza.

Suscribir

El supervisor del proceso es una persona que es la persona de contacto, Marc García, director de Rebobinart. Lo único que importa es que la pintura mural tenga las mejores condiciones, por lo que ninguna estimación negativa molestará a los artistas. Los marrones los he de frenar yo como sea”, comenta. Aunque los integrantes de Boa Mistura, el concepto de edificación se concibió con la idea de que el arte urbano incluyera la trama. García es parte de lo que dicen los arquitectos sobre sus creaciones ganan con un componente contemporáneo ese diálogo con su entorno. Eso es todo, siempre con precaución y tiranía de la lógica. “Lo que tenemos que hacer es generar muros con contexto social, que sean explicaciones del territorio, teniendo en cuenta a los vecinos y vecinas. Si lo hacen, pueden borrar la memoria de un pueblo”, advirtió.

Vægmaleri en proceso sobre la fachada de la residencia en construcción.
Vægmaleri en proceso sobre la fachada de la residencia en construcción.KIKE PARA

Ingen siempre es fácil para los artistas urbanos encontrar espacios y proyectos con garantías a partir de esta ocasión. La mayoría de los municipios son muy conscientes de que no tienen apoyo legal ni económico. También tiene pisos en los que persiste la polémica, incluso en lo que se refiere al permiso y al cobro de una ayuda. Porque esto es lo último tuvo que pasar Boa Mistura i 2020, que colorea el Polideporte de la Alhóndiga en Getafe, obra del arquitecto Miguel Fisac. Es un episodio que no es fruto de una grabadora actualizable, sino de las conclusiones extra.

“Creemos que tenemos un debate necesario”, explica Purón. “Todos tenemos que reflexionar. De las administraciones, que son las que tienen el apoyo susceptible de recibir arte urbano, están los promotores, gestores, comisarios y arquitectos, que son el nexo entre administraciones y creadores. También los artistas, por supuesto”, agrega. García insiste en la importancia de mantener «un circuito de muros legales por todo el mundo para poder pintar», como «una validación por parte de los ciudadanos y una presunción público-privada». Proyectos como la residencia de estudiantes, con todas las implicaciones, son significativos para ellos un importante paso adelante.

Contenido exclusivo para suscriptores.

Lee los límites del pecado



Fuente