así ha vacunado Reino Unido a 15 millones de personas con la arriesgada ‘monodosis’


Reino Unido puede presumir, por el momento, de la efectividad de su plan de vacunación. Más de 15 millones de personas han recibido ya la primera dosis de la vacuna, es decir, cerca de un 19% de la población total. Si se comparan estos datos con la media de los países de la Unión Europea, que es del 3,1%, la ventaja es kilométrica. Pero es que ni siquiera el estado que más avanzado va, que es Malta con un 8%, se acerca a los datos británicos. En España, este porcentaje es ligeramente superior al de la media de la UE, con un 3,4% de la población vacunada. 

Sin embargo, para analizar estos datos, que le han colocado como el tercer país del mundo con más dosis suministrada por habitante, se debe tener en cuenta que el ejecutivo de Boris Johnson ha llevado a cabo un plan de vacunación radicalmente distinto al del resto de países. En la mayoría de estados se suministra la primera dosis a un paciente y, transcurridas tres semanas, se le inyecta la segunda. Pero en Reino Unido no funciona así.

Como en todos los países, los británicos establecieron grupos de riesgo con preferencia para la vacunación. Estos han ido han recibiendo la primera dosis -principalmente de la vacuna de Pfizer, pero también de AstraZeneca- a un ritmo muy alto, aunque sin embargo no se les inyectará la segunda hasta que no transcurran tres meses, en lugar de a los 21 días establecidos por las farmacéuticas. De esta manera, gozan de una inmunidad temporal al virus que permite decrecer los índices de contagios y fallecidos sustancialmente. 

Esta medida cuenta con críticos y detractores a partes iguales dentro del mundo sanitario. La Doctora María Grau Magaña, especialista en Medicina Preventiva y profesora de la Universidad de Barcelona, señala a 20Minutos que «lo que se está haciendo en Reino Unido es no respetar la ficha técnica que acompaña a las vacunas y que establece la máxima efectividad de las mismas», por lo que entiende que es una táctica «arriesgada». 

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud ha respaldado la decisión de las autoridades británicas en base a los resultados que están consiguiendo. Según una investigación de la Universidad de Oxford, la tasa de mortalidad en los mayores de 80 años ha caído un 32% desde el pico de enero, y también lo ha hecho un 14% en los menores de 65 años. Los responsables británicos achacan este descenso al efecto de las vacunas. 

Tom Walker, un estudiante británico de 24 años que reside en Londres, señala a este periódico que está «ilusionado» por como avanza el plan de vacunación, pero admite cierto nerviosismo porque «Reino Unido está yendo al contrario que el resto de los países que lo rodean y esto no siempre ha salido bien». 

Los datos que refleja Reino Unido son especialmente sorprendentes si se tiene en cuenta que se ha caracterizado desde el inicio de la pandemia por ir a remolque, como tantos otros. Fue el primer país en Europa en cruzar el umbral de los 100.000 muertos, su sistema de rastreo fracasó estrepitosamente y anunció medidas muy restrictivas para Navidad tan solo unos días después de afirmar que iba a permitir las reuniones familiares. Pero ahora todo eso forma parte del pasado y se están vacunando ya a los mayores de 65 años y a aquellos ciudadanos de más de 16 años con problemas clínicos. 

Una táctica de vacunación arriesgada pero acompañada de una gran infraestructura y un confinamiento

La situación cuando comenzó el plan de vacunación en Reino Unido era muy preocupante. Tras detectar la nueva cepa del virus, apodada como cepa británica, los contagios se dispararon y se vivieron escenas de auténtico colapso en los hospitales durante los primeros días de 2021 y últimos de 2020. El ejectivo de Boris Johnson decidió entonces establecer un confinamiento similar al del pasado marzo, aunque con algunas excepciones. 

Pero el plan de vacunación estaba estudiado con detalle. Comenzaron su planificación en verano, cuando todavía no existía ni la vacuna, ante la previsión de que llegaría más pronto que tarde. Se puso al frente del programa a Simon Stevens, el director del Sistema Nacional de Salud Pública (NHS) en Inglaterra, quien ideó un plan efectivo para suministrar la vacuna, utilizando principalmente las redes de atención primaria y con un ritmo muy alto, con trabajadores inyectando a pacientes durante 12 horas todos los días de la semana. 

En total, 30.000 trabajadores del NHS y hasta 100.000 voluntarios están llevando a cabo el plan. El país ha habilitado 1.500 centros de vacunación, con algunos estadios de fútbol incluidos, y el ejército está colaborando en la distribución y mantenimiento de las dosis. Tom Walker, que todavía no ha recibido la dosis pero su abuela sí, reconoce que le ha sorprendido el despliegue de medios: «Me ha impresionado ver gente vacunándose en campos de fútbol y pabellones. Por la experiencia de mi abuela, da la impresión de que está todo medido y calculado de manera eficiente. Hay mucha gente detrás y es esperanzador». 

Reino Unido tiene mucho en juego: «Las consecuencias de equivocarse pueden ser terribles»

Boris Johnson y su equipo de gobierno saben de la importancia que tiene que su plan salga adelante de manera positiva. Tras cerrar el acuerdo del Brexit el 1 de enero, su futuro es especialmente incierto y depende enormemente de las vacunas. Si logran mantener la efectividad dejando pasar 21 semanas en vez de 3, algunas previsiones hablan de que para verano habrían obtenido la inmunidad del rebaño. Si por el contrario, se pierde eficacia en las dosis por el tiempo transcurrido entre ambas, se deberán comprar y suministrar más vacunas de las que están planificadas, ralentizando todo el proceso durante un tiempo indeterminado.

«Ellos maximizan. Su objetivo es que el máximo de población posible reciba la primera dosis, que por supuesto tiene cierto efecto, pero no cumplen con el calendario de vacunación. Además, hay farmacéuticas que han alertado de que si se espera demasiado entre dosis el virus puede generar una resistencia. El plan puede funcionar, pero nosotras nos basamos en evidencias científicas y no hay ninguna que demuestre la efectividad de las vacunas con tres meses entre la primera y la segunda dosis», apunta la Dra. Grau. 

Tom Walker, que no tiene reparo en admitir que no estaba a favor del Brexit, señala que «el país no puede permitirse dar pasos en falso» y es consciente que Reino Unido ha elegido la opción más arriesgada. Así, «quiero confiar en que saben lo que hacen porque las consecuencias de equivocarse con este asunto pueden ser terribles», concluye el estudiante.  

Por último, el tiempo le dará o le quitará la razón a Reino Unido y sus responsables. Por el momento, se sitúan por debajo de los 10.000 nuevos casos diarios en una clara tendencia a la baja. Mientras, España y el resto de países de la UE siguen adelante con su plan, cumpliendo las pautas de las farmacéuticas. Así, a pesar de que el porcentaje de población con la primera dosis es muy alto en Reino Unido, un 19%, el que ha recibido ambas es muy pequeño, tan solo un 0,80%, mientras que en España es del 2,14%. 



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