OPINIÓN: AMLO: Más allá de Krauze y Aguilar Camín

Celebro la actitud del Gobierno de la llamada Cuarta Transformación de designar a Brenda Lozano como la nueva agregada cultural en España, que ha sido cuestionada desde las filas obreras por sus críticas al actual presidente. Un acto de tolerancia que parecería loable, considerando las muchas sospechas que dejó el despido del anterior dueño, Jorge F. Hernández, inmediatamente después de publicar un artículo crítico contra un funcionario del régimen, hasta el punto que al final desató la renuncia del responsable de dicho despido, Enrique Márquez, director de diplomacia cultural en Relaciones Exteriores.

No sé si esta renuncia y la nombramiento de Brenda Lozano Es una especie de acto reparador o compensatorio, realizado expresamente con la idea de rechazar la acusación de que el gobierno opera con criterios de intolerancia intelectual o ideológica; solo la percepción que provocó el cese de su antecesor.

Lo que me parece menos loable son las razones que el propio presidente alega para justificar este nombramiento. Ante una pregunta expresa, en la conferencia de la mañana de este miércoles (Márquez aún no había renunciado), la respuesta de López Obrador fue decepcionante, por decir lo mínimo. “No tengo nada que comentar. Es muy difícil encontrar en el aparato administrativo personas que no estén relacionadas con los académicos, con intelectuales que dominaron durante mucho tiempo…. Solo había dos grupos que dominaban el mundo de las letras, lo hemos dicho aquí: el de Krauze y el de Aguilar Camín, y al final son lo mismo políticamente. Es como dos fiestas, que no quiero mencionar, parecían diferentes, ¿verdad? O es como la diferencia entre Coca-Cola y Pepsi Cola … Desafortunadamente, fueron predominantes en todo el Tesoro, Agricultura, Economía, Relaciones Exteriores ”. Un dominio, dijo, que se ejerce sin restricciones durante más de tres décadas.

En resumen, López Obrador asumió que su Administración se vio obligada a contratar una crítica a su gobierno debido al monopolio absoluto que ejercen las capillas de Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín, cabezas de revistas Cartas Gratis y Nexo, respectivamente.

Hay dos elementos preocupantes en esta respuesta. Por un lado, un reduccionismo absurdo que no hace justicia a las comunidades intelectuales y artísticas que existen y han existido al margen de los dos proyectos culturales mencionados, tanto en la capital como en todo el territorio. El presidente arrasa el enorme universo de revistas, círculos académicos, conferencias, grupos de estudio, editoriales, suplementos culturales, ferias regionales del libro. Por importantes que sean las dos revistas mensuales a las que hace referencia, su influencia palidece ante el enorme peso intelectual y cultural que la UNAM, El Colegio de México o las universidades regionales han tenido en el pensamiento del país en todo el territorio. . Publicaciones como Revista Universitaria, Artes de México, la Gaceta de la FCE, leer de las librerías de Gandhi, FEM, Gato marrón, Etcétera, Revista Mexicana de Comunicación y otras 277 publicaciones periódicas mencionadas por el propio Ministerio de Cultura; o suplementos culturales actuales o faltantes, como sábado, Conspiración, Séptimo día, La conferencia semanal y las secciones culturales de periódicos y revistas nacionales y locales como Proceso o Zeta en Tijuana, por nombrar algunos. No creo que Carlos Monsiváis en su momento o ahora Paco Ignacio Taibo y Juan Villoro, referentes intelectuales de muchos otros escritores y pensadores, pudieran coincidir en que en este país no hay, ni ha habido en tres décadas, otros intelectuales más allá de esos. relacionado con Krauze o Aguilar Camín, hasta el punto que el Gobierno ahora se ve obligado a reclutarlos, según la respuesta de AMLO.

Además del desdén que tal reduccionismo representa para esta comunidad heterogénea, vasta y compleja, las declaraciones del presidente plantean otro problema. En este sobredimensionamiento asfixiante de la influencia que atribuye a Krauze o Aguilar Camín hay algo preocupante porque acaba entorpeciendo la lectura de la realidad. Sin duda, son dos intelectuales que lideran grupos que cuestionan sistemáticamente al Gobierno de AMLO y hasta a su persona. También es cierto que sus publicaciones y proyectos culturales fueron mimados por gobiernos anteriores. Pero eso no significa que esta crítica obedezca necesariamente, como suele afirmar el presidente, al interés exclusivo de recuperar sus privilegios. Personalmente, no estoy de acuerdo con muchas de las cuestiones que argumentan contra la 4T, pero por eso no podemos ignorar que existen razones legítimas para que existan discrepancias ideológicas entre las políticas de AMLO y la visión del mundo que sostienen.

Krauze y Aguilar Camín se convirtieron en mandarines por derecho propio gracias a un sistema político que, como el francés, rinde homenaje a los intelectuales y busca una especie de legitimidad cultural a través de ellos. Algo que no ocurre en la tradición anglosajona, por ejemplo. Los dos produjeron libros seminales con enorme influencia; Héctor Aguilar en historia y literatura (Frontera nómada, Morir en el golfo, La guerra de las Galias, etc.), Krauze en la historia cultural y política (Líderes culturales en la Revolución Mexicana, Por una democracia sin adjetivos, Biografia del poder, Entre muchos otros). Desde sus respectivas capillas, ambos han ejercido explícita o implícitamente una influencia relativa en el diseño de las políticas culturales en nuestro país.

Por otro lado, por muy jefes del grupo, las dos publicaciones tienen trayectorias que no se limitan a Aguilar Camín o Krauze. Nexos fue fundada por una veintena de intelectuales, entre ellos Alejandra Moreno Toscano, Pablo González Casanova, Arturo Warman, Carlos Monsiváis, Carlos Pereyra y Enrique Florescano; colaboraron durante años en sus páginas y aportaron el pensamiento crítico en la formación de varias generaciones de mexicanos. En la historia cultural reciente Nexo No se reduce a Aguilar Camín, ni Cartas Gratis a Krauze; y mucho menos la cultura de este país se limita a estas dos publicaciones.

Pero al creerlo, el presidente se condena a pensar en reduccionismos que pueden ser útiles para comunicar pero muy dañinos para gobernar. El periodismo en México no comienza y termina en el Reforma o El universal; el pensamiento intelectual no se reduce al grupo relacionado con dos escritores; tampoco la oposición está formada únicamente por personas corruptas que quieren recuperar los privilegios perdidos. Con tales declaraciones, el presidente abraza, paradójicamente, el pensamiento de sus «adversarios» que reducen el clamor existente por la pobreza y la injusticia en una cruzada demagógica construida por López Obrador.

@jorgezepedap

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