Ley pionera abre la vía hacia sociedad sin plásticos de un solo uso en Panamá


Un ley “pionera” aprobada en Panamá allana el camino hacia una sociedad más sostenible al establecer la reducción y el reemplazo progresivo, hasta el 2023 y por materiales biodegradables, de los contaminantes plásticos de un solo uso, dijeron a Efe su proponente y activistas ambientales.

La norma fue sancionada esta semana por el presidente panameño, Laurentino Cortizo, y llega menos de dos años después de que otra ley prohibiera el uso de bolsas de polietileno en los comercios, lo que cambió drásticamente la cultura de compra en este país centroamericano de 4.2 millones de habitantes.

“Haremos un cambio real y sustancioso. Panamá se convierte en un país pionero a nivel regional al poder lograr (la reducción de plásticos de un solo uso) por medio de una ley” nacional, dijo el diputado independiente Edison Broce, proponente de la ley.

Como su nombre lo indica, estos plásticos se utilizan una sola vez para luego ser desechados, no se reciclan y contaminan el ambiente indicó la Presidencia de Panamá al destacar que la sanción de la Ley 187 de 2020 busca erradicarlos.

Los hisopos para el oído, cobertores de lavandería, empaques de huevos, revolvedores desechables, varillas para sostener globos, palillos de dientes, cocktail y caramelos, carrizos (pajillas o pitillos), anillos para latas y plato, son los materiales plásticos que serán eliminados progresivamente entre 2021 y 2023 por orden de la Ley 187, que regirá desde julio de 2021.

La idea es que estos “materiales concretos a base de plástico desechable sean reemplazados por los mismos productos pero hechos con materiales biodegradables”, una medida “importantísima, incluso inédita” que no “deja cabida a” que sean sustituidos “por opciones que contengan plásticos”, explicó el diputado Broce.

La ley dicta que los materiales reemplazables deberán ser reutilizables, reciclables, biodegrabales o compostables, y prohíbe que se sustituyan por otros que sean de plástico degradable, oxodegradable, bioplástico o alguna categoría que contenga plástico, ya que sus efectos ambientales no variarían, especificó Arosemena.

“Sacamos del mercado residuos que hoy en día están contaminando y no se reciclan, como los carrizos porque su reciclaje es ínfimo”, declaró Broce.

La Ley 187 ayudará a reducir los residuos, la contaminación de océanos y costas, los gases de efecto invernadero, y a evitar la ingestión de plásticos y muerte de fauna marina y aves.

También fomentará la educación y cultura ecológica, uno de los grandes retos para el país.

La nueva ley, que mantiene el enfoque central en el equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental, dará la oportunidad a nuevos emprendimientos sostenibles, y a “reinventar” los negocios.

“Esto, definitivamente, crearía oportunidades de emprendimiento verdes. Este es un momento de transición en el que debemos encontrar el balance entre lo económico, social y ambiental para lograr un desarrollo sostenible”, añadió Broce.

Aunque uno de los mayores retos que mantiene Panamá es “conseguir los materiales de reemplazo”, explicó Arosemena, el país “tiene una gran oportunidad, gracias a su riqueza natural para el emprendimiento, ciencias y tecnología e innovación”.

“Esto nos pone un reto para ser creativos y reinventarnos”, y es una oportunidad para la región porque “la contaminación de plásticos no tiene fronteras”, dijo la ambientalista.



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