Las empresas británicas enfrentan numerosas dificultades debido al Brexit


Menos de dos semanas después de la salida efectiva del Reino Unido de la Unión Europea, las empresas británicas se encuentran sumidas en un mar de dificultades entre formalidades administrativas y efectos imprevistos del Brexit.

El ministro del Gabinete británico Michael Gove advirtió que habría «perturbaciones importantes» en los puntos de entrada del país en los próximos días debido a los trámites adicionales que ralentizan el tráfico, un problema particularmente grave en el caso de los productos frescos.

– Logística –

Entre la ralentización de los puertos de entrada, en particular Dover -en el Canal de la Mancha-, y la reducción de tres a una en el número de paradas permitidas para entregar o recoger mercancías, el sector del transporte vive días complicados.

Las empresas de logística buscan formas de depender menos del puerto de Dover y, en Irlanda en particular, de evitar el Reino Unido y sus actuales complicaciones, incluso si esto significa tomar rutas más largas.

– Manufactura –

Los sectores más afectados por el Brexit de momento son los productos minerales y metálicos, la maquinaria y el equipo eléctrico, los productos químicos y los textiles, que dependen en gran medida de las importaciones procedentes de fuera de la UE y, por lo tanto, sujetos a la denominada «norma de origen».

Según dicha norma, un bien está sujeto a aranceles si ha llegado a suelo británico desde el extranjero y luego es enviado a la UE.

– Distribución –

Según una federación de transportistas por carretera, la cadena de suministro en Irlanda del Norte está «al borde del colapso», con demoras en la entrega debido a trámites adicionales, además de la norma de origen y los aranceles a ciertos productos.

Los supermercados norirlandeses «están experimentando considerables dificultades» para llenar sus estantes desde el 1 de enero, cuando empezaron a realizarse entre las islas de Gran Bretaá e Irlanda los controles de entrada en la UE.

Como resultado, la cadena de grandes almacenes Debenhams, ya en bancarrota, ha cerrado su tienda en línea en Irlanda, y la famosa marca de delicatessen Fortnum and Mason suspendió sus entregas a la UE.

«Al menos 50 de nuestros miembros se enfrentan a posibles aranceles», afirma la asociación de minoristas British Retail Consortium.

– Pesca –

Los exportadores escoceses de mariscos denuncian sentirse amenazados por la carga de nuevos trámites tras el Brexit y temen que algunos de sus productos perecederos destinados al mercado europeo acaben en la basura.

El marisco escocés se exporta principalmente al norte de Francia, desde donde se envía al resto de Europa.

Los pescadores europeos se quejan de los controles más estrictos de la guardia costera británica. Como resultado de esta vigilancia de las autoridades británicas, la semana pasada se impidió a un pesquero irlandés lanzar sus redes frente a las costas de Escocia.

Esta vigilancia puede explicarse por la decepción de los pescadores británicos, que esperaban «recuperar el uso exclusivo de sus mares territoriales», explica a la AFP Hubert Carré, director del comité francés de pesca marítima y cultivos marinos (CNPMEM), pero «el acuerdo (comercial entre Londres y Bruselas) prevé que» los pescadores europeos «que hayan adquirido derechos podrán seguir pescando».

– Servicios financieros –

Apenas tratados en el acuerdo comercial posbrexit entre la UE y el Reino Unido, los servicios financieros han sufrido una ruptura brutal, señala Tej Patel, de la consultora Capco.

Las empresas de servicios financieros británicas, ahora privadas de su «pasaporte» a la UE, están a la espera de recibir unas hipotéticas equivalencias, autorizaciones para operar en áreas específicas (derivados y corretaje de acciones, compensación, etc.) y fácilmente revocables.

La Comisión Europea no parece dispuesta a conceder nuevas licencias además de las dos ya concedidas (en particular, la compensación de las transacciones de derivados, que se realiza en su inmensa mayoría en la City de Londres), y ha solicitado «información adicional» a las autoridades británicas.

Ante la perspectiva de meses de incertidumbre jurídica, muchos han decidido transferir las transacciones relativas a empresas europeas a sus filiales europeas, lo que ha dado lugar a una migración estimada por S&P en 6,000 millones de libras (8,160 millones de dólares, 6,710 millones de euros) de fondos a partir de 4 de enero.



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