la pandemia los hizo más pobres o más “ricos”


Cuando se acabaron sus pocos ahorros, Hipólita Abad vendió dos abanicos de su casa, un televisor, una radio, una lavadora y una licuadora, para poder vivir el día a día con sus cuatro hijos en el barrio Los Guandules del Distrito Nacional.

“Así fuimos sobreviviendo, ingeniándonoslas”, cuenta la mujer de 53 años. Se puso a vender botellones de agua purificada y ahora planifica vender hielo.

Pero sus maniobras no son suficientes. Ella asegura que es más pobre que en 2019. La familia se ha privado de comer pescado y carne de res, para consumir más espaguetis, sardinas y otros alimentos económicos. Al menos es de las beneficiarias del subsidio estatal Supérate, que aporta RD$1,650. “Pero como eso es mensual, se supone que uno tiene que ingeniárselas para uno comer, aunque sea dos veces. Hay veces que también uno se ha acostado sin cenar”, dice Hipólita.

Entre su estrechez, define como buena su situación económica antes de la pandemia, porque trabajaba. Tenía 12 años con un empleo en el gobierno por el que recibía una paga de RD$7,000 al mes. Pero por “reducción de personal”, quedó desempleada.

“Para ellos (sus hijos) esto fue bastante terrible, porque de una situación mejor a una situación peor, ellos se sentían como incómodos y apenados, y como entrando casi en depresión, porque ellos me veían a mí, que yo con ese apuro, que va a comenzar el toque de queda, que no tengo el dinero para comprarles a los muchachos, que cerraron los colmados”, dice Hipólita, que es licenciada en Comunicación Social, pero no ha podido ejercer la profesión.

“Queremos que esto cambie, porque esto no puede quedarse así”, expresa.



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