Historia de las medallas olmpicas espaolaxs: Medallas 41 y 44: Arantxa y Conchita, las medallas que s se esperaban

Historia de las medallas olmpicas espaolaxs: Medallas 41 y 44: Arantxa y Conchita, las medallas que s se esperaban


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Aunque Barcelona 92 fue un festival de medallas inesperadas, tambin haba otras que entraban en todos los pronsticos: bsicamente, se daban por descontados los xitos de quienes ya haban conseguido logros importantes antes de los Juegos, en formulacin de la condicin psicolgica del pblico espaol que ya entonces poda empezar a conocerse como «sndrome Indurain», es decir, la obligacin atribuida a todo deportista espaol que ganase algo alguna vez, a repetir luego ese triunfo en todos los escenarios y circunstancias, a riesgo de ser tachado como fracasado.

Ciertamente, no eran muchas las medallas que entraban, para el gran pblico, en esa categora porque deban haber sido logradas o por una seleccin nacional, o en deportes mediticos. Dos ellas, o tres, en realidad, correspondan al tenis femenino y la obligacin de ganarlas recaa en Arantxa Snchez Vicario y Conchita Martnez. Y ciertamente las esperanzas de que subieran al podio estaban fundadas porque llevaban tres aos subvirtiendo el estatus del tenis profesional femenino. Arantxa Snchez Vicario, catalana de Barcelona, haba sido olmpica en Sel 1988. All haba cado en primera ronda ante la yugoslava Sabrina Goles, pero en el siguiente Roland Garros consigui el imposible de quebrar la racha victoriosa de una Steffi Graf que haba encadenado cuatro ttulos de Grand Slam -el ltimo Grand Slam real que se ha ganado en el tenis- y el oro olmpico de Sel: el Golden Slam. Aquella vibrante tarde parisina de 1989, venci por 7-6, 3-6 y 7-5 en algo ms de dos horas (un ao antes, en la misma final, Grfn haba despachado a Zvereva 6-0 6-0 en media hora).

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Unos meses antes Conchita, aragonesa de Monzn, haba dado otra gran campanada en nuestro tenis venciendo a la nmero dos del mundo, Gabriela Sabatini y erigindose como la gran esperanza de que el tenis espaol recobrase un brillo que no haba tenido desde los tiempos de Lil lvarez, all por 1925.

De unos Juegos a otros, Arantxa haba ganado cinco ttulos, en tierra batida, dura y pista rpida, el ltimo el muy prestigioso de Miami, ante Sabatini. Conchita haba llegado a la decena aunque ninguno an de tanta resonancia. Pese a todo se pensaba en ellas, con buenas razones, como dos de las mximas favoritas al podio tanto en individuales como en el dobles que jugaran juntas: en el ltimo ensayo serio haban alcanzado la final de Roland Garros y se pensaba que con la ‘ayudita’ de jugar en casa -tierra batida a nivel del mar en una pista muy lenta, en la que la bola pesada de Arantxa poda hacer mucho dao y en la que Conchita podra manejar a la perfeccin el joystick que era su propio ‘drive’- subir el ltimo escaln era cosa hecha. Adems Mnica Seles, la nueva estrella que amenazaba el liderato de Steffi Graf no estaba en el torneo: Yugoslavia haba sido excluida, como agresora en la guerra de los Balcanes, y ella no tena tampoco mucho inters en ser olmpica. En muchas quinielas en tenis femenino se contaban tres medallas, dos de oro y una de plata.

Pero el tenis, ocioso aunque necesario es recordarlo, es un mundo de sorpresas. En una carpa anexa a las pistas se hizo el sorteo y pese al calor axfisiante no hubo bolas calientes: Arantxa y Conchita se deberan enfrentar en cuartos de final, si llegaban. Y llegaron. Arantxa venci sucesivamente a Spirlea, Endo y Rittner. Conchita, a Wiesner, Cecchini y Rittner. Aunque las victorias de Arantxa eran ms contundentes, las sensaciones iban por el lado de Conchita. Sin embargo, cuando Arantxa se agarraba la pista, despegarla de ella era misin casi imposible. Y en ese cuarto de final, en un intenssimo partido que dur dos horas justas, Arantxa dej fuera a Conchita de la lucha por las medallas ganndola 6-4 y 6-4.

Solventado el incmodo pero inevitable trmite, todos los pensamientos se fueron hacia la final ante Graf: la alemana iba a disputar su semifinal ante la estadounidense de origen hispanodominicano Mary Joe Fernndez mientras Arantxa deba cumplir un trmite ante Jennifer Capriati, una jovencsima jugadora estadounidense, de juego fulgurante y 16 aos recin cumplidos que ya poda darse por contenta con uno de los dos bronces que reparta el torneo. Jugadora calificada como ‘de pista dura’ no se esperaba gran cosa de ella… porque pocos repararon en que su padre, entrenador y descubridor, Stefano, contact con uno de los mximos expertos mundiales en tierra para que les asesorara: Manolo Santana estuvo en Barcelona en el ‘box’ de Capriati y desde all vio como Jennifer ceda ante Arantxa su primer set del torneo, el segundo del partido, pero despus demola a la espaola: 6-3, 3-6 y 6-1 era un resultado que nadie en Espaa esperaba aunque Arantxa era la segunda cabeza de serie y Jennifer la tercera. Y no slo eso sino que despus Capriati daba otra campanada, mayor si cabe, arrebatando a Steffi Graf lo que todos esperaban que fuera su segundo oro por 3-6, 6-3 y 6-4. Arantxa, con todo, tena su medalla. Su primera medalla.

Arantxa, medallista individual

La segunda lleg en los dobles pero tampoco fue de oro. Que Arantxa y Conchita eran una pareja de primer orden qued claro en cada uno de los cuatro partidos que les llev a la final ante el nico do que se les poda igualar: Mary Joe y la puertorriquea Gigi Fernndez, que defendan la bandera de los Estados Unidos. Un triunfo por 6-2 y 6-4 ante las francesas Demongeot y Tauziat les haba dado el bronce y otro por 6-1 y 6-2 ante las solventes australianas Provis y McQuillan, el pase la final. Y en ella, el anticlmax de la derrota por 7-5, 2-6 y 6-2 en un partido en el que se cometieron demasiados errores ante una pareja que, pronto lo olvid mucha gente, era la nmero uno del mundo.

Como les pas a Emilio Snchez Vicario y Sergio Casal cuatro aos antes, Arantxa y Conchita tardaron un poco en darse cuenta de que, en realidad, las dos derrotas finales no les haban arrebatado el xito. Y tenan, adems, tiempo de volver por ms. Y lo haran.





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