PlayOffs NBA 2022: ¿Todavía existen ‘haters’ de Luka Doncic?


Uno de los fenómenos más habituales y lamentables del deporte profesional -de la NBA también, por ende- es el ‘odiar por odiar’. Los ‘haters’, tomando licencias de la cultura americana. Parece que los hay porque tienen que existir… Pero con Luka Doncic es imposible que existan. Porque no hay ningún motivo que respalde discutir a uno de los mejores jugadores del planeta.

Doncic forzó, actuación magnífica mediante, el séptimo partido entre sus Mavs y los Suns. Aquí es una película diferente y lo visto durante las serie entra en otra dimensión. Esa en la que los Miami Heat están después de aplastar a unos Sixers desquiciados desde que Joel Embiid sufriese la fractura orbital.

Si Doncic no es el mejor del mundo poco le falta

La carrera por ser el mejor jugador de baloncesto del mundo tiene a muchos interesados implicados. LeBron James y Kevin Durant, por historia y máximo, Nikola Jokic, Giannis Antetokounmpo o Joel Embiid por presente, y allí, en esa discusión, Luka Doncic tiene un papel importante. Se puede aceptar que no sea el mejor del mundo, pero poco le falta.

Un magnífico Doncic fuerza el séptimo entre Dallas y Phoenix

En el sexto ante los Suns, Luka Doncic sabía que tenía que llevar la batuta de sus Mavs. Y cumplió (33+11+8+4), otro registro histórico en la post-temporada. Un momento decisivo en el que Doncic es el animal competiivo. Destrozó a los de Arizona, marcó el ‘tempo del partido’ y su acierto multiplicó la confianza de los ‘segundos espadas’. Al séptimo, tiempo de Luka.

Chris Paul está desconocido

Mucha culpa de la gran actuación coral de Dallas y de Luka Doncic en el plano individual fueron unos Suns más que alejados de su ritmo de juego, reparto de balón y dirección. Chris Paul sigue siendo un ‘elemento extraño’ en la post-temporada y marcó, por segunda ocasión consecutiva en el American Airlines Arena, un partido pobre. 13+2+4 con 4-7 en sus tiros de campo. Sin ‘CP3’ no hay Phoenix Suns. No hay más.

No estamos para dudar de la dimensión histórica de Chris Paul o de sus números. Tampoco para comparar con esos miedos que existen referidos a la post-temporada, pero su valor en la serie ante los Mavs está alejado a lo que se presupone del jugador que marca a un claro candidato. Quizá contra Dallas valga, pero lo más probable es que los siguientes sean los Warriors y su ritmo, más ritmo, y ‘francotiradores’.

La muerte de Batman

‘Batman’ murió. Deportivamente, al menos. Joel Embiid, en su versión con máscara y heroísmo para salvar a los Philadelphia 76ers ante Miami Heat se encontró con un muro infranqueable. El de las semifinales de conferencia, otra vez. El de no contar con una profundidad necesaria para responder al juego exterior y a la intensidad a toda pista de Miami. Compitiendo así de pobre no se va a ningún lado.

Mucha culpa la tiene James Harden, que en la serie ante el equipo de Florida ha dejado las dos caras de la moneda. El anotador diferencial y el jugador sin ‘ganas’. Puede ser el final del ‘Proceso’ de los Sixers, que sigue sin avanzar a rondas importantes y que choca de nuevo. Y eso que este curso Embiid estuvo rondando la perfección en todo momento.

Los Miami Heat son una bendición

Los primeros finalistas de Conferencia son una auténtica pasada en el plano competitivo. Miami Heat accede, de nuevo, a una ronda importante en la NBA. Lo lograron en la burbuja de Disney y repiten en condiciones normales. Base definida, retoques como Lowry en la dirección o Strus, y acierto más intensidad. Mezcla imparable.

Miami entra en la final de la NBA por 4-2 ante los Sixers

Es la enésima demostración del valor de Erik Spoelstra dirigiendo al equipo de Florida. Lo hacía con aquel ‘Big Three’ formado por LeBron James, Chris Bosh y Wade. Lo hace con Jimmy Butler y un ‘corazón joven’ que nada tiene que envidiar a otros equipos. Otra final del Este para los Heat. Otra bendición para la NBA.





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