OPINION: UNA OBRA QUE DIVIDE

El distrito municipal de Canabacoa, es uno de los tantos, en el que una autopista importante como lo es la Duarte, atraviesa su territorio. En este momento se proyecta una ampliación prescindiendo de la mayoría de cruces que intercomunicaban las comunidades adyacentes a la misma.

Este proyecto ha eliminado cientos de árboles y ya ha empezado a generar estrés colectivo, produciéndose así movilizaciones en contra de los cierres por dicha obra, atendiendo al nivel de interacción comercial, educativa, social y política que existe de manera real y permanente entre todas las comunidades que lo componen y sus conciudadanos.

Nunca nos opondríamos al desarrollo, si eso lo que significa, pero si tomamos como ejemplo la entrada a la capital de la república, vemos, que la solución que se planteó en su momento, no fue cerrar los sectores con una barrera, sino más bien, se impuso la ampliación con sus debidos pasos a desnivel, permitiendo que el trauma que representó para esas colectividades fuera el mínimo, cosa que no esta contemplado en el proyecto de la entrada de Santiago en este momento.

De tal modo, para que este proyecto sea sostenible no debe representar en si mismo un obstáculo para los miles de ciudadanos que interactuamos en dicho espacio y las autoridades partiendo de sus iniciativas de crecimiento de la ciudad deben procurar que sea sostenible y al mismo tiempo que nos traiga calidad de vida, no detrimento de la misma.

En este tiempo la experiencia de muchos países desarrollados es volver la ciudad a la gente, más que a las maquinas; ciudades resilientes que por décadas fueron industrializadas retornan al verde para motivar al retorno de quienes convivían en esos espacios, mientras nosotros en República Dominicana, destruimos, creamos frontera y para estas obras no hacemos el más mínimo estudio de sostenibilidad ambiental, urbana ni de impacto social.

Ya es tiempo de que el interés general, el que se plantean en las lujosas oficinas del gobierno y de las empresas constructoras, se establezca un nivel de comunicación  con los conglomerados que son siempre los que cargan con los residuos de las dificultades que se presentan y que las autoridades locales realmente se pongan al frente exigiendo, exponiendo y procurando que la zona que dirigen no salga tan lesionado, como si no les importara, solo pido un mínimo de respeto a los habitantes que componen las mismas.

Calles de notable estrechez, contenes sin aceras, una población sin solución de transporte y con una demografía creciente, en el que su desahogo era la autopista, desde ya acogen todo el tráfico que no se ha previsto en las mismas, porque fueron espacios pensados desde el criterio limitado y angosto de lo rural y esta obra importante pero que no resuelve el problema del tránsito, sino, que lo trasladará en menos tiempo a otro punto.

Es por lo que exigimos una reorientación del proyecto, que reestablezca la conectividad del territorio y para que su desarrollo no se detenga y sea de manera saludable, en la que todos salgamos lo menos afectados. Ya nos han quitado mucho, no terminen con lo poco que queda de nuestra gente.

 

Lic. Charles Albino