pasar a través Rebeca Salas Luna
Desde una perspectiva histórica, Cuba ha utilizado la exportación de su modelo revolucionario como herramienta de legitimación internacional. En las décadas posteriores a la victoria de 1953, el régimen cubano apoyó y alentó movimientos guerrilleros como el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria en Chile o el Frente Redentorista Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). Pero en las últimas décadas, Cuba ha actualizado su estrategia para desempeñar un papel importante como catalizador de una plataforma de “progreso” en la región.
Miembros del gobierno cubano continúan participando en plataformas de expresión política como el Foro de São Paulo, fortaleciendo alianzas con países que comparten una ideología común. Estas acciones establecieron a Cuba como líder de la izquierda latinoamericana. Sin embargo, este legado histórico ha evolucionado para seguir influyendo en el continente latinoamericano, pero ahora, a través de, p. poder agudo. Esta estrategia no se basa en la coerción o la fuerza, sino en la capacidad de atraer y persuadir a otros países mediante propaganda, desinformación y manipulación cultural.
La influencia de Cuba se refleja en dos aspectos principales: la diplomacia cultural y la intervención académica. En el ámbito cultural, el régimen cubano utiliza eventos internacionales como ferias literarias, festivales de arte y colaboraciones cinematográficas para proyectar una narrativa favorable. Estos espacios permiten celebrar los logros culturales y científicos de Cuba y al mismo tiempo encubrir sistemáticamente las violaciones de derechos humanos, las restricciones a la libertad de expresión y las fallas estructurales del régimen cubano.
Por ejemplo, la participación de Cuba en eventos literarios en México y Argentina ayudó a legitimar su sistema político. En el ámbito académico, Cuba utiliza acuerdos internacionales, programas de becas y acuerdos de cooperación educativa como herramientas para difundir su ideología socialista. Las universidades cubanas controladas por el Estado se convierten en espacios que promueven visiones unidimensionales de la realidad política y social, limitando el pensamiento crítico y promoviendo la polarización ideológica. Este patrón no sólo afecta a los estudiantes extranjeros que obtienen acceso a estas oportunidades, sino que también perpetúa las divisiones políticas en sus países de origen al ver al régimen cubano como un ideal distante en comparación con las imperfectas democracias liberales de la región.
Cuba, por otra parte, ha ampliado su influencia a través de la presencia de profesionales en sectores estratégicos, especialmente en salud y educación. La exportación de médicos y educadores fue vista como un acto de solidaridad, pero en realidad tenía como objetivo solidificar las relaciones políticas con el país anfitrión y promover una narrativa que glorificara al régimen cubano. En Venezuela, esta estrategia se refleja en la Misión Barrio Adentro, donde los médicos cubanos sirven no sólo como proveedores de servicios sino también como herramientas de adoctrinamiento político en la comunidad.
En Nicaragua, algunas prácticas de propaganda cubana y restricciones a la libertad de expresión, asociación y reunión crearon un ambiente en el que las ONG y los movimientos sociales enfrentaron serias dificultades para operar. Los actores sociales que critican el sistema están sujetos a vigilancia, censura y, en muchos casos, represalias, como detenciones arbitrarias y campañas de difamación.
Los beneficios que el régimen cubano obtiene de estas dinámicas son claros. Políticamente, asegura legitimidad internacional al posicionarse como un símbolo de resistencia al bloqueo económico estadounidense. Esta elaborada narrativa reforzó su discurso oficial internacional y dentro de la isla. Un ejemplo ilustrativo es la respuesta internacional organizada por grupos asociados al régimen cubano. El Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba y la Asociación de Cubanos Residentes en Colombia solicitaron asistencia para la crisis energética de Cuba provocada por las sanciones económicas de Estados Unidos y condenaron el bloqueo económico y la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Asimismo, el 27 de octubre Argentina celebró una Jornada de Solidaridad con Cuba para condenar el bloqueo estadounidense. La jornada fue iniciada por ciudadanos cubanos residentes en Argentina y promovida por el Consulado de Cuba en Argentina.
El impacto en América Latina es de largo alcance y perjudicial. El régimen cubano ha exacerbado la erosión de los valores democráticos, especialmente cuando los regímenes aliados replican sus patrones represivos. También exacerban la polarización ideológica y dificultan alcanzar un consenso sobre principios universales como los derechos humanos y el fortalecimiento del Estado de derecho. La influencia de Cuba ha debilitado a la sociedad civil y ha restringido sistemáticamente las libertades básicas.
En resumen, la influencia de Cuba en América Latina va más allá de su papel histórico como catalizador de movimientos revolucionarios. Su capacidad de adaptación a través de herramientas modernas como poder agudo, Este es un desafío importante para la consolidación de las democracias liberales en la región. él poder agudo Los cubanos también utilizan las redes intelectuales para difundir una visión idealizada de su sistema político y minimizar las críticas a sus políticas represivas.
Este fenómeno es particularmente problemático en el contexto en el que se supone que la academia sirve como un espacio para el pluralismo y el debate crítico. La censura de la investigación en Cuba que desafía las narrativas oficiales limita la producción de conocimiento autónomo, afectando la calidad y diversidad del pensamiento académico en Cuba.
Es crucial que las democracias latinoamericanas fortalezcan sus instituciones y promuevan narrativas alternativas que valoren los derechos humanos y las libertades individuales como base inalienable de la convivencia democrática. Sólo así podremos resistir la proyección de modelos autoritarios como el de Cuba y asegurar el desarrollo de una sociedad verdaderamente libre, abierta y justa.