A Paulo Lins (Río de Janeiro, 1958) le preocupa que los niños ya no jueguen al escondite en la calle. También que hayan desaparecido las charlas informales en las esquinas de las ciudades. Piensa que la pandemia alteró todo. Y aunque demuestra cierta fascinación por la tecnología, tiene cierto miedo ante los rumbos que está tomando. «La pandemia supuso un salto en el uso de internet. La gente se comunicaba y trabajaba desde casa gracias a Internet, consumía más audiovisual, más películas, series. Pero también se peleaban más. Ahora, el mundo es digital. No sé a dónde va a parar todo esto. La situación es muy difícil», asegura en una vídeoconferencia con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.
Cuando Lins publicó Ciudad de Diosen 1997 no sospechaba que la novela iba a convertirse en un best seller internacional. Mucho menos, que cambiaría para siempre el cine de Brasil: la versión cinematográfica de Ciudad de Dios (2002) consiguió cuatro nominaciones al Premio Oscar con un lenguaje audiovisual dinámico y vanguardista. 27 años después de la publicación de la novela y 22 años después de la película, Paulo Lins continúa en la cresta de la ola. Su universo literario está más vivo que nunca. La serie Ciudad de Dios producida por HBO Max, a la que se ha incorporado como guionista, ha conquistado a crítica y público. Prepara segunda temporada. Y existe ya el interés por la tercera. «La idea fue mía. Un productor estadounidense me sugirió hacer alguna serie y le dije… ¿por qué no una serie sobre Ciudad de Dios?», asegura.
Continuidad y evolución
Con el subtítulo La lucha continúa, la serie recrea la vida en la favela Ciudad de Dios veinte años después. El universo estético de la película Ciudad de Dios tiene continuidad en la serie. Bráulio Mantovani, que adaptó el libro para la película, es el creador de los episodios. Algunos de los niños y adolescentes que tenían papeles en el filme, son centrales en la serie. El mítico Buscapé, interpretado por Alexandre Rodrigues, se ha convertido en un fotógrafo de éxito. Cinthia, que daba vida a la personaje Sabrina Rosa de la película, novia de Mané Galinha (interpretado por el músico Seu Jorge, que en la serie apenas forma parte de la banda sonora), continúa enarbolando luchas vecinales. Berenice (Roberta Rodrigues), se transforma en una luchadora política y en una de las concejalas más votadas de Río de Janeiro.
En Ciudad de Dios. La lucha continúa la realidad de la favela se ha transformado. Si la película estaba protagonizada por facciones pequeñas de traficantes de barrio, en la serie irrumpen las milicias (paramilitares). Al mismo tiempo, los habitantes de Ciudad de Dios están más politizados. «Creo que es interesante que la serie retrate cómo ha crecido la organización social y comunitaria en las favelas de Río de Janeiro. Es interesante poder discutir nuestra propia realidad a través del arte. En estos años, los movimientos sociales construyeron muchas bibliotecas en la periferia, clases de refuerzo, preparación para el examen de acceso a la universidad para negros y personas pobres. Esa ha sido una lucha del pueblo, del movimiento negro y de los militantes de izquierda de Brasil», sostiene Paulo Lins.
Por otro lado, en la serie el crimen ha sufrido un cambio de escala. El tráfico internacional de drogas y armas y una clase política corrupta imponen el terror en la favela. «Insistí mucho para incluir el crimen de cuello blanco. Policías, gobierno, venta internacional de armas y drogas, que en Brasil es muy grande. Fíjate que acabamos de saber del intento de asesinato del presidente Lula, algo que nadie esperaba», matiza Paulo Lins. En la serie, existe una referencia indirecta a Jair Bolsonaro. Kiko Marques, que en la película era un policía corrupto y es ahora el secretario de Seguridad de Río de Janeiro, aparece en una escena con una adhesivo de un partido político con el número 17 (el mismo que el Partido Social Liberal (PSL), fuerza política de Bolsonaro en 2018).
Paulo Lins se muestra frustrado por la violencia que sigue fustigando a las periferias de las grandes ciudades Brasil. Escribir Ciudad de Dios fue su granito de arena para ayudar en esa cuestión. «Mi intención siempre fue política. Intentar disminuir la violencia, hablar sobre racismo, sobre violencia policial. Hoy en día, la educación pública continúa deficiente, el sistema de salud continúa deficiente. El racismo continúa muy fuerte. Para cambiar la realidad se necesitan políticas de gobierno fuertes», asegura el autor. Lins elogia el legado de los trece años de gobiernos del Partido dos Trabalhadores (PT), entre 2023 y 2016, y responsabiliza de la situación al ex presidente Jair Bolsonaro: «Las políticas públicas sociales del PT ayudaron bastante. Hubo programas para los trabajadores, las cotas raciales en las universidades. Después, Bolsonaro cortó muchas cosas. Esa interrupción de políticas públicas fue terrible, un retroceso total. Sabíamos que iba a ser un gobierno malo, pero no tanto», matiza.
De ayudante de antropólogo a escritor
A Paulo Lins le gusta recordar que el libro que le cambio la vida no estaba previsto. En realidad, él estuvo trabajando durante ocho años (1986-1993) como asesor de la investigación antropológica Crime e criminalidade nas classes populares de Río de Janeiro. El material que recopiló en la favela donde vivía debería haberse quedado en el ámbito académico. «Yo no conseguía hacer el informe con lenguaje antropológico, porque yo estudié letras. Entonces hablé con mi coordinadora y le pregunté, ¿puedo escribir una novela? Y me dijo que sí. Para mí era más fácil, por ya estaba haciendo poesía», asegura el escritor, que en 1986 publicó el poemario Sobre o sol (1986).
Ciudad de Dios le cambió la vida. Y acabaría catapultando la literatura de las periferias, propiciando que la Festa Literária das Periferias (Flup) haya celebrado ya catorce ediciones. Y modificando profundamente la forma de hacer cine en Brasil. «¿Cambiarme la vida? Claro, me permitió seguir viviendo de la literatura y del guión», asegura Lins. Tras Ciudad de Dios, el autor publicó las novelas Desde que o samba é samba (2012) y Dois amores (2019) y el libro infantil Era uma vez …. Eu! (2014); escribió el guión de la serie Cidade dos homens (2002) y de las películas Quase dois irmãos (2004) y Faroeste Caboclo (2013), entre otras.
Paulo Lins confiesa que le gusta mucho trabajar para el sector audiovisual. «En la literatura, tienes que trabajar solo, aislado de la sociedad. En el audiovisual, el director, el productor, los otros autores, los colaboradores, los investigadores, tienen voz. Todo es más colectivo, de repente, cambias de idea porque ves que la tuya no era buena», asegura. La principal receta del autor para buscar la inspiración es caminar. «Caminando camino siempre aparecen ideas nuevas», sostiene. Cuando la inspiración falla, el ritual gana un ingrediente. Lins se emborracha y camina. Y a la hora de nombrar los principales enemigos de la inspiración, no duda: «La falta de tiempo, los problemas del día día, el vecino ruidoso, Facebook, WhatsApp, tu esposa llena de amor para dar, el hijo queriendo jugar, los amigos llamándote para salir».
A Paulo Lins, conversador afable e irónico, le cambia el tono de voz al hablar de la extrema derecha. Tuerce el semblante y endurece su discurso: «La extrema derecha es muy burra. Son prejuiciosos, racistas, homofóbicos, gordofóbicos. Son gente muy rígida que no consigue entender la realidad».