Cuando era niña, Marisa Paredes miraba al Teatro Español y pensaba: «Ahí dentro pasan otras cosas. Ahí se visten de otras cosas y ahí la realidad es otra, se vive otro tiempo […] Yo quiero estar ahí«. La actriz lo recordaba en una entrevista para Memoria Colectiva del Cine Español, un proyecto de la Academia de Cine concebido para preservar los testimonios de los principales protagonistas de la historia de ese arte en nuestro país, confesiones y recuerdos destinados a seguir muy vivos cuando ellos ya no estén. Ahora, para tristeza de todos, Marisa Paredes ya no está, y esas palabras van a resonar con mucha fuerza cuando, este miércoles entre las 10h y las 12h de la mañana, numerosos compañeros, amigos o simples aficionados se acerquen a darle un último adiós en ese teatro que inoculó el virus de la interpretación en una actriz irrepetible, a tan solo unos pasos de su casa, cuando era una adolescente de posguerra, hija de familia humilde, que soñaba con vivir una vida mejor que la que le había tocado.
Lo recordaba este martes en el Tanatorio de San Isidro, pocas horas después de conocerse la noticia de su fallecimiento, su hija María Isasi, rota por el dolor y parapetada tras unas gafas de sol que apenas podían ocultar un rostro arrasado por las lágrimas. «Mañana ella estará donde tiene que estar, en su Teatro Español, en su plaza Santa Ana, donde nació, donde hubiera querido estar siempre, y allí la despediremos». Será en la Sala Principal de ese teatro, en la misma plaza donde vivía su familia en la portería regentada por su madre, donde se instalará la capilla ardiente que supondrá el último saludo entre Paredes y su público, el que la disfrutó en el cine o en la televisión pero también en escenarios como este. No habrán pasado ni tres días desde que la actriz madrileña tocó esas butacas por última vez: fue el domingo por la tarde, cuando acudió a la última de las representaciones de Luces de Bohemia, la obra de Valle-Inclán dirigida esta ocasión por el nuevo responsable del teatro, Eduardo Vasco, y en la que trabajaba precisamente su hija, María Isasi, en el papel de La Pisabien.
La ceremonia de despedida se celebrará en el mismo lugar que acogió, hace un par de años, la de otro gran actor de la generación de Paredes, Juan Diego. No muy lejos de allí y en otro emblemático teatro madrileño, el de La Latina, se despedía hace un año a otro gran rostro de nuestro cine, la actriz Concha Velasco. En esa ocasión, Marisa Paredes, presente en el acto, afeó la visita de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. «¡Por Dios! ¿Pero qué hace aquí? ¡Fuera!», dijo entonces antes las cámaras, indignada por la presencia de una política en las antípodas ideológicas de la intéprete homenajeada.
Se desconoce si hasta Santa Ana se acercará Pedro Almodóvar, el cineasta que lo fue casi todo para ella, como ella lo fue para él en una etapa de su filmografía. El que la descubrió al mundo y la convirtió en la figura legendaria que Paredes representa para tantos aficionados al cine. El director estaba este martes en París promocionando su última película, La habitación de al lado, cuando se ha conocido la inesperada noticia, y desde allí se despedía de una de las primeras mujeres en recibier ese apelativo, convertido ya en lugar común, de ‘chica Almodóvar’. «Es como si la muerte hubiera jugado sucio y no hubiera respetado las reglas de la existencia», manifestaba en la capital francesa, diciendo de ella que «todo lo que hizo lo hizo mucho más que maravillosamente» y calificándola como una actriz «súper dotada» cuyo trabajo adquiere ahora «una dimensión casi eterna».
Quien no estará probablemente será el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ya se acercó este martes al tanatorio para dar el pésame a la familia y despedirse de una mujer «comprometida con su oficio, con el arte y con muchísimas causas sociales». Sánchez hacía hincapié en su faceta más política, señalando que era «muy difícil» ver una movilización social donde Paredes no participara, como por ejemplo contra la guerra en Gaza: la última, la del pasado 30 de noviembre.
La de Sánchez fue una de las pocas presencias de personajes públicos en el velatorio de la actriz, una convocatoria en la que hubo sobre todo familiares y amigos. El actor Unax Ugalde, las actrices Ana Belén, Antonia San Juan y Julieta Serrano, el presidente de la Academia de Cine, Fernando Méndez-Leite, el director Fernando León de Aranoa o la ministra de Igualdad Ana Redondo fueron algunos de los rostros conocidos que se acercaron hasta el tanatorio para despedir a una actriz que en redes y a través de diversos comunicados fue colmada de elogios por toda su profesión, desde intérpretes como Antonio Banderas o Penélope Cruz hasta grandes festivales de cine como Cannes, San Sebastián o Sitges. Este miércoles serán con seguridad muchos los que acudan al Teatro Español, donde ya ha confirmado su presencia el ministro de Cultura, Ernest Urtasun.
La Academia de Cine, que tenía pendiente anunciar a las 11h del miércoles los nominados a los Premios Goya de este año, ha retrasado ese acto a las 12 de la mañana para no coincidir con la celebración de la capilla ardiente. Más allá de la atención de los medios, se espera que algunos de esos nominados se acerquen a la sede de la institución una vez se conozcan sus nombres para encontrarse con la prensa, y seguro que muchos de ellos querrán pasarse antes por la plaza de Santa Ana para rendir su homenaje a quien, precisamente, entre 2000 y 2003 presidió esa institución. Este miércoles quien importa es Marisa Paredes, a la que nadie podrá disputar su último papel protagonista.