La nueva monografía de Salvador Dalí (1904-1989) editada por Taschen, en colaboración con la Fundación Gala-Salvador Dalí, es obligatoriamente de mesa. Pesa 16 kilos y el estuche, de 41 x 56,2 centímetros, alberga un volumen de 36,7 x 50 centímetros y otro de 22 x 28,9 centímetros. El primero ofrece reproducciones de las obras clave del artista de Figueres en un tamaño y detalle nunca antes llevados a imprenta, en el caso de Dalí. En la presentación, ayer en el Convent dels Àngels, podía hojearse un ejemplar con unos guantes cedidos por la editorial alemana. El segundo es una cronología con textos que siguen un recorrido anual, escritos con intención narrativa por Montse Aguer y Carme Ruiz, respectivamente directora de los Museos Dalí y subdirectora de Colecciones y Exposiciones de la fundación. «Más que un libro, es un monumento, con la máxima calidad en todo», dijo Aguer del conjunto. Se trata de una edición de coleccionista de 10.000 unidades. El precio: mil euros. Más adelante habrá una edición asequible.
Los pies de la fiesta. Trabajo tridimensional ‘(1974) / FOTOGASULL / Fundació Gala-Salvador Dalí
Dalí habría estado encantado con la escenografía de la presentación. En el ábside de la iglesia estaba expuesta la monografía, se proyectó un vídeo sobre su realización y tuvo lugar una mesa redonda con Antonio López, el galerista Artur Ramon y Aguer. Dalí subió de manera literal a los altares.
Impagable Antonio López
Maestro hablando sobre un maestro, López ofreció una visión impagable de Dalí. «Triunfó porque era un gran pintor y porque tuvo mucha suerte. Mi tío [Antonio López] También es muy bueno, no tan afortunado. Y siempre ha sido un buen pintor. «también, «Trabajo desde un lugar de amor, trabajando con mis seres queridos, y él es un artista amoroso». Para López, eso fue invencible.
Monopolio de Tashen / Taschen
Otra perla de López: «Era inocente y candoroso, por eso se atrevía con todo. No tenía miedo. Picasso tenía más miedo, iba mirando por dónde iban las cosas. En Dalí está todo: el horror, la belleza, el hombre, la mujer, lo oculto, el agua…». El mundo del arte tiene sus dinámicas y no apreció mucho a Dalí a partir de los años 60 y durante un largo periodo, recordó López. «A Dalí lo ha salvado la gente», sentenció. Error enmendado por el poder popular.
Tocado por la tramontana
De izquierda a derecha, Sylvia Coppulo (director de la mesa redonda), Antonio López, Artur Ramon y Montse Aguer / Marc Medina / Taschen / Fundación Gala-Salvador Dalí
Sobre el lugar que Dalí amaba, amplió Ramon: «Como se dice, estaba tocado por la tramontana. No se puede entender a Dalí sin el Empordà y Portlligat«. Sin perder esas raíces, conquistó el mundo vía Francia, primero, y Estados Unidos, después, acuñando el molde del «artista moderno», en palabras de Aguer: el pabellón ‘Sueño de Venus’ para la Feria Mundial de Nueva York de 1939, diseño comercial, cine, escritura, control y proyección de su imagen, acercamiento a la ciencia, sentido del espectáculo… Tan precursor fue que, como dijo Ramon, «el mundo cada vez se parece más a Dalí».