“Ustedes quieren reguetón, ¿sí o no?”, tanteó Quevedo. La marea amarilla de fans gritó. Ayer fue el Estadio de Gran Canaria, mañana Latinoamérica. Quevedo hizo anoche un alto en casa. Regresó después de un primer idilio de Buenas noches tour por América para “hacer historia” y congregar en el epicentro de Siete Palmas la friolera cifra de 40.000 gargantas.
Bajó al césped del Estadio de Gran Canaria con su propio equipo de galácticos, en este orden: Maikel Delacalle, La Pantera Delaossa, Lola Índigo y Lucho RK cerrando la alineación con sabor a casa. No eran jugadores de fútbol, pero la ovación fue digna de un clásico. Y el aperitivo se había servido la noche antes, en el concierto de La Pantera, donde el público coreó el nombre propio del artista internacional con un “Pedro, pedro” a lo Rafaela Carrá.
La noche histórica de Quevedo se firmó como una reunión de amigos y cantantes cercanos a él, colaboraciones de su segundo álbum largo titulado Buenas noches, además de la sorpresa mayúscula de Los Gofiones sobre el escenario.
El concierto estuvo dividido en tres actos como una obra de teatro, una de las firmas del director creativo de Quevedo, Velodrome, que volvió a levantar su habitual pasarela en Z. Una similar a la que usó meses atrás en el concierto sorpresa de Santa Catalina para anunciar el lanzamientos del single Duro.
Quevedo firmó una noche histórica, nada equiparable a una entrada de temporada de la UD Las Palmas. Una noche histórica, de casi lleno total, en las que Los Gofiones cantaron Somos costeros.
Maikel Delacalle, La Pantera, Delaossa, Lola Índigo y Lucho RK revientan Siete Palmas
Desde el césped, las luces se encendieron al compás de un reloj. “¿Qué canción es esta?” dice una voz. “Es afterparty privado”, responde otra entre el gentío. Quevedo apareció trajeado, con gafas de sol, estilo James Bond agarrando un micrófono con una joyería plateada como la luna, imagen que identifica el álbum.
Aunque empezó con 20 minutos de retraso, el cantante grancanario apuró las tres primeras canciones, Kassandra, Duro y Chapiadora.com, antes de dirigirse por primera vez al público: “Buenas noches Gran Canaria. Esto es una película, eh. Esto está repleto de gente. Qué agradecido estoy de que ustedes estén aquí conmigo. Espero que pasemos una buena noche juntos y cantemos todos”.
La noche comenzaba con todo un espectáculo de luces cuadradas que se iluminaban allá por donde pasaba Quevedo. “Buenas noches baby”, saludó a la gente, para escuchar el rugido: “Quiero escucharlo”. Y el público se entrega a fondo con 14 de febreros. La magnitud del éxito fue tal, que la histeria colectiva creada en torno al concierto llevó a pensar a los fans que Aitana se presentaría en Siete Palmas.
Pero aunque la cantante madrileña no contestó cuando se pasó lista, el resultado de la puesta en escena fue un show de luces y flashes cortesía del equipo de baile que acompañaba al cantante trajeado mientras cantaba Duro y los fieles de amarillo UD Las Palmas, banderas tricolor isleño coreaban.
La dupla canaria Quevedo Maikel de la Calle fue la primera colaboración en aparecer en escena, con explosión del público incluida. Maikel de la Calle, cantante tinerfeño, desató la locura ondeando la bandera de Canarias ante un público que vino con el tanque lleno “de cinco chupitos”.
“Él es uno de los pilares fundamentales para que esto esté pasando hoy aquí”, dijo Quevedo después de cantar Mi nena remix, un himno que corearon y pidieron sin descanso con Maikel Maikel. El cantante de Tenerife es muy querido en la isla redonda y una de sus últimas visitas a Gran Canaria tuvo que suspenderse in extremis por problemas de salud.
Los Gofiones, aparición sorpresa de la noche, cantan ‘Somos costeros’ y ‘Gran Canaria’
‘Por atrás’ se fusionó con ‘Halo’. Dos canciones que contrastan, especialmente cuando estos dos maleantes se juntan, entre onomatopeyas de Br br y disparos, puedan firmar también una canción de desamor como Piel de cordero.
“No sé si la gente es consciente, muchas gracias a mi hermanito Pedro. Ayer llene mi primer recinto y hoy él hace su primer estadio”, contó al micrófono La Pantera en el interludio. El gánster vistió una chaqueta rosa, con piel de serpiente, espalda con espalda con Quevedo con aire melancólico, para cantar Piel de Cordero, un hit que hizo números cuando la trayectoria de ambos despegaba.
Los niños de los Brezos, el lugar en el que empezaron con un estudio humilde y pegaron sus temas compartiéndolos en Instagram salieron a jugar. Hay una breve pausa y Quevedo y ahora todo ha cambiado, todo es distinto. El chico de Las Palmas de Gran Canaria, ya convertido en estrella mundial, se ha quitado la chaqueta para quedarse en camisa de tirantes, quitarse las gafas de sol y lucir su cadenón de pintadera canaria. “Yo sé que estos temas que acabo de cantar me teletransportan a la época en la que empecé a hacer música. Me recuerdan al principio, a la isla. Ahí me conocieron muchos de ustedes, en las redes”.
El influencer grancanario Pablo Vera se subió al carro del fenómeno fomo, el miedo a quedarse fuera de lo que está pasando mientras los demás lo disfrutan. Y anoche, lo que no se podía perder nadie era el momentazo viral. Vera había aceptado un reto lanzado por el propio Quevedo: si alcanzaba el millón de likes en un vídeo de TikTok, lo subía al escenario. Lo consiguió: “Cumplí mi palabra”, dijo Quevedo.
Después de esto, tocará cruzar el charco de nuevo, rumbo a San Miguel (Perú) el 1 de junio, pero antes había que dejar una huella profunda aquí, entre los suyos. Así que buenas noches, buenas noches, buenas noches, Quevedo. Anoche hiciste historia en casa y cumpliste un sueño. Nos vemos en la próxima, cuando toque volver de nuevo a donde empezó todo.
Suscríbete para continuar leyendo