“Somos responsables del futuro de millones de personas alrededor del mundo”. La afirmación sería una nueva demostración de humo e hipérbole del lenguaje corporativo si no fuera porque aparece en un vídeo institucional de KKR. El pasado 31 de diciembre, la compañía presumía de inversiones de capital riesgo en 225 empresas, por un total de 141.000 millones de euros, con otros 48.000 millones de euros de capital disponible para invertir. Fundada en 1976 en Nueva York por Jerome Kohlberg, Henry Kravis y George R. Roberts (KKR es el acrónimo de sus apellidos), la firma de inversión aparece en los ránkings de las más grandes del mundo junto a colosos como BlackStone, The Carlyle Group o CVC Capital Partners.
¿Qué influencia tiene una empresa de esta magnitud? Según los expertos, mucha: “Cuando creces tanto y acabas siendo tan grande, con tantísimo capital, ese capital es indivisible del poder”, explica Xavier Brun, director académico del máster en finanzas y banca de la UPF-BSM. “Las empresas de esta dimensión tienen poder como un gobierno: pueden decidir si invierten en escuelas, en hospitales, en un sector o en otro; y eso es poder”, añade Brun.
La libertad que tiene KKR a la hora de invertir tiene que ver en gran medida con su condición de empresa de capital riesgo, una orientación distinta a los fondos de inversión: estos últimos invierten en empresas que cotizan en bolsa, mientras que las firmas de ‘venture capital’ invierten el dinero de sus partícipes en activos no cotizados. “El capital riesgo es una salida habitual de fortunas que quieren diversificar sus inversiones”, explica una fuente del sector. Los destinos habituales del ahorro suelen ser desde acciones de empresas cotizadas (renta variable), bonos (renta fija), divisas, derivados financieros, inversiones inmobiliarias y, por último, el capital riesgo.
Los expertos apuntan que esta modalidad de inversión tiene más riesgo porque es más ‘ilíquida’. Con esta expresión se refieren al hecho de que es más difícil deshacer una inversión; revertir una inversión en una compañía que está en bolsa es mucho más fácil. Además, el tiempo de maduración de estas inversiones se mueve entre los ocho y los 12 años entre la inversión y la salida. “No está sujeto a la volatilidad de la mayoría de inversiones, pero el periodo para obtener rentabilidad es más largo y, por tanto, hay más riesgo”, apunta la misma voz. Es por ello que los perfiles de ahorradores más conservadores no suelen entrar en el capital riesgo. Por contra, los que tienen menos aversión al riesgo acostumbran a destinar entre un 15% y un 20% de su patrimonio a esta modalidad de financiación.
¿En qué invierte una empresa de capital riesgo? En los sectores que quiera. El más habitual es el inmobiliario, aunque también se crean fondos de capital riesgo en ámbitos como las renovables, los hoteles, las infraestructuras, las telecomunicaciones o las ciencias de la vida.
Otro veterano del sector catalán de las inversiones apunta que KKR “tiene buena reputación” y asegura que la etiqueta de fondos especuladores que a menudo se cuelga a compañías como KKR es injusta. “Es mucho más especulador comprar un local y venderlo al cabo de un año por 100.000 euros más”, apunta esta fuente, que pide el anonimato. “KKR no deja de ser muy parecida a Berkshire Hathaway [el fondo inversor de Warren Buffett]hemos estado en esta ola. «, Dijo.
Participación en PortAventura
Este experto admite que KKR “es un monstruo, con miles de millones de inversión, pero que no hace sino dar buenas rentabilidades a los ahorradores”. También apunta que es una empresa que tiene en cuenta los compromisos de sostenibilidad y que es “mucho más transparente de lo que podría pensarse”. Y respecto a la inversión en el Sónar, esta voz es clara: “Para KKR, una inversión así es como una pulga”. Junto a los festivales de música, una de las inversiones más conocidas del fondo en España es el 49,9% que tiene de PortAventura y que adquirió en 2013 a la familia italiana Bonomi; en 2023 distintos medios publicaron que KKR buscaba comprador para el complejo.
KKR es también propietario de la multinacional líder en margarina Flora Food Group (dueña de las marcas Flora y Tulipán) y del fabricante español de muebles de cocina Alvic, además de accionista de la nueva operadora MasOrange, fruto de la fusión de MásMóvil y Orange España.
¿Tiene algún pero KKR? Según los expertos consultados, no es fácil convertirse en su cliente por las exigencias de capital que impone, de alrededor de 100.000 euros. Además, no se puede acceder directamente a la compañía, sino que se les puede contratar sólo a través de intermediarios como puede ser la banca privada. La firma tiene su sede española en Madrid y las fuentes consultadas apuntan que KKR tiene relación estrecha con diversas fortunas catalanas que mantienen relación con Henry Kravis, uno de los dos fundadores de este titán universal del capital riesgo que siguen con vida.
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