Cumple 20 años de carrera y lo celebra con una gira y un disco muy especial, Canciones para una Urgencia. ¿Qué significa para usted mirar atrás y ver todo lo recorrido?
Significa el haberme atrevido a dedicarme a lo que hago, que no es fácil en todas las personas. El dejar atrás mi carrera universitaria, haberla terminado, dejar a ese profesor de educación física que iba a ser y haberme atrevido a ser músico. Me parece que fue un acto muy osado y un sueño cumplido. Me siento orgulloso de ese joven que tuvo el valor también de atreverse con la música.
En un concierto en la gira, Marwan. / ED
En este álbum revisita sus grandes temas junto a artistas como Rozalén, Nach, Andrés Suárez, Miguel Poveda o Jorge Drexler. ¿Cómo ha vivido el proceso de reinterpretar sus canciones con ellos?
Fue un viaje muy bonito. De repente, con sonidos contemporáneos, surgió la idea de buscar cómo arreglar esas canciones, cómo vestirlas, y luego acompañarlas con duetos estelares junto a amigos de la música y personas a las que admiro profundamente. Ha sido una experiencia increíble, posiblemente el mejor disco que he hecho en mi vida, y el resultado es precioso. Fue muy fácil conectar con todos mis compañeros porque fui muy meticuloso al elegir qué artista encajaba con cada tema. Siempre escogí canciones que, desde un principio, sabía que iban a crecer con ellos, a brillar, a volverse aún más bonitas. En ese sentido, ha sido un gustazo porque cada vez que alguien comenzaba a grabar en el estudio, mi corazón explotaba de alegría al escuchar lo bien que su voz encajaba con la mía.
«Ha sido un gustazo porque cada vez que alguien comenzaba a grabar en el estudio, mi corazón explotaba de alegría al escuchar lo bien que su voz encajaba con la mía».
El disco incluye temas inéditos como Lo llaman vida, con Nach. ¿Qué le impulsó a crear nuevas canciones en un proyecto tan retrospectivo?
Me apetecía incluir algo nuevo, ofrecerle al público alguna canción inédita, ya que llevaba dos años sin publicar material. Me parecía bonito poder compartir algunas de las cosas en las que estaba trabajando en ese momento.
El 10 de mayo actúa en el Auditorio Alfredo Kraus. ¿Qué pueden esperar los asistentes de este concierto en Las Palmas de Gran Canaria?
Estuvimos en el auditorio hace algo más de un año con la banda, y poco después actuamos también en el Sum Festival, en Las Palmas de Gran Canaria, con un concierto similar. En esta ocasión, sin embargo, será algo mucho más íntimo: iré acompañado por piano, guitarra y violín, dos de mis formatos habituales. El formato acústico es, para mí, el más bonitoo por excelencia. Vamos a repasar las canciones del 20º aniversario, pero con nuevos matices y sabores. Será un concierto emotivo y divertido. Los conciertos son como montañas rusas: suben, bajan, sorprenden. Habrá momentos íntimos, pero también instantes de energía, de alegría desbordante. Creo que va a ser una experiencia muy especial.
En estos 20 años de carrera, ¿cómo ha cambiado su manera de escribir canciones y enfrentarse a la hoja en blanco?
Supongo que uno va escribiendo mejor con los años. Aunque también es cierto que hay canciones que compuse hace 20 años y que, a día de hoy, no creo que pudiera mejorar. Con el tiempo vas acumulando más recursos, más lecturas, más influencias y, sobre todo, más experiencias, y todo eso se refleja en la forma en que escribo actualmente. Siento que hoy construyo y escribo mejor que al principio. Y aunque he evolucionado, creo que he sabido mantener mi esencia, al mismo tiempo que he subido varios peldaños en cuanto a calidad.
«Aunque he evolucionado, creo que he sabido mantener mi esencia, al mismo tiempo que he subido varios peldaños en cuanto a calidad».
En un concierto en la gira, Marwan. / ED
¿Ha pasado alguna vez por algún bloqueo creativo a la hora de intentar generar música o esa poesía?
La verdad que unos cuantos. Pero, con el tiempo, te das cuenta de que la persona que es creativa, lo es toda su vida y que las cosas siempre vuelven. Lo que hay que hacer es relajarse, vivir y volver a escribir. Es normal sentirse algo oxidado después de un tiempo sin componer, pero poco a poco la creatividad vuelve, y lo hace con la misma fuerza de siempre.
La poesía y la música van de la mano en su vida. ¿Qué le aporta cada una de estas disciplinas y cómo se retroalimentan en su proceso creativo?
La poesía te permite llegar a explicar o a expresar emociones de un modo bello y profundo que de ningún otro modo puedes. Una letra sin carga poética difícilmente puede calar tan hondo como una que sí la tiene, tanto al explicar como al transmitir sentimientos. Al final, el arte se trata de emocionar, y la poesía es una vía directa para lograrlo. Cuando esas letras poéticas se combinan con melodías bellas —que es lo que me ofrece la música— siento que la obra de arte está completa. Por eso he perseguido este tipo de canciones: porque me enamoraron los grandes cantautores de distintas generaciones. Los de los noventa, como Pedro Guerra o Jorge Drexler, y también los de épocas anteriores, como Sabina o Serrat. Son artistas que han sabido contar su manera de estar en el mundo con una belleza inmensa y melodías deliciosas. Y eso es precisamente lo que yo busco con la poesía y con la música a través de mis canciones.
«Al final, el arte se trata de emocionar, y la poesía es una vía directa para lograrlo. Cuando esas letras poéticas se combinan con melodías bellas, siento que la obra de arte está completa».
La gira le ha llevado por más de 40 ciudades y 6 países. ¿Hay alguna anécdota de estos viajes que recuerde con especial cariño o que le haya sorprendido?
Cada país ha tenido sus propias anécdotas; he vivido cosas preciosas. Pero si tuviera que destacar algunos, mencionaría dos conciertos en Madrid: el del Circo Price y el del WiZink Center. Fueron dos de los más multitudinarios y ambos tuvieron su momento de emoción, especialmente cuando interpreté Nana urgente para Palestina. Fue muy conmovedor. También recuerdo con especial cariño el concierto en Ciudad de México, en un Teatro Metropolitano prácticamente lleno que estallaba de emoción. Aquello fue increíble. Meter a miles de personas en un teatro en México, para mí, fue una auténtica locura.
¿Cuál cree que es para usted el significado de «satisfacción» después de un concierto?
La satisfacción es haber sido uno con el público, haber compartido una emoción real y profunda. Que esa emoción haya sido plenamente compartida: que lo que yo sentía en el escenario haya llegado a las personas que vinieron, y que, a su vez, ellas me hayan transmitido lo que sentían. Que todo se convierta en una especie de bola de amor que va y viene.