Entradas agotadas y once mil corazones entregados en el Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife para despedir, al menos en principio, al maestro de maestros: Joaquín Sabina. Canarias fue el punto de partida de la que será su última gira por los grandes escenarios europeos. Este triste hasta luego musical arrancó el pasado jueves en Gran Canaria y continuó este sábado en la capital tinerfeña en un tour cuyo nombre lo dice todo y forma parte de una de sus canciones más conocidas: Hola y adiós.
Junto a una de las puertas de acceso al Recinto estaban, visiblemente emocionadas, Aurora García y su madre. La primera, apenas en la treintena, recordó cómo su madre siempre ha puesto la música de Sabina en casa y que eso ha hecho que «haya crecido con su música». El concierto fue, de hecho, un regalo adelantado por el Día de la Madre.
Ya dentro,se pudo ver incluso a algunas personas que acudieron directamente desde los festejos del Día de la Cruz ataviados con los trajes tradicionales.
Concierto de Joaquín Sabina en Tenerife / Andrés Gutiérrez
Los primeros acordes de la velada tenían que ser, obviamente, para esa canción que lanzó en 2017 como una suerte de resumen de su vida y carrera musical: «Si me tocó bailar con la más fea, viví para cantarlo». «Maldita sea», pensaron también –como en la letra de Lágrimas de mármol– muchos de los seguidores del artista, que se niegan a que sea esta una despedida definitiva, aunque el de Úbeda ya ha deslizado que quizás se prodigue a partir de ahora en otro tipo de recintos más tranquilos como los teatros. «Muy buenas noches Tenerife, mis queridísimas Islas Canarias», fueron las primeras palabras del artista antes y público, totalmente entregado tras su aparición sobre el escenario. «Desde el primer momento, aquí siempre me han tratado muy bien y quizás por eso uno se siente cada vez más guanche», añadió.
Como toda buena despedida musical, en el listado de canciones que preparó Sabina no faltaron ninguno de sus éxitos. Sus temas, ejemplo de la poesía más canalla, son himnos vivos que unen ya a varias generaciones, tanto dentro como fuera de España. Lo niego todo, Mentiras piadosas, Ahora, Calle Melancolía o la incombustible 19 días y 500 noches. ¿Quién se puede resistir a un repertorio así?
Seguro que a muchos, anoche, les faltó al menos otro concierto más para que el repaso hiciera justicia a su medio siglo de carrera. Sabina ha regalado canciones de la categoría de Peces de ciudad, que también sonó anoche en la capital tinerfeña junto a otras que –como Y sin embargo o La canción más hermosa– son, sencillamente, obras de arte. n
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