viernes, mayo 23, 2025
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Una vez se dice que la calabaza es buena

Esta metáfora, como gran parte de nuestro repertorio fraseológico, nos sitúa en el mundo rural trasladándonos la imagen de las calabaceras que crecen en las orillas del cercado donde esta cucurbitácea sabrá abrirse paso con sus largas ramificaciones, invadiendo el terreno no ocupado por otras especies, hasta dar sus frutos. La expresión sugiere el parecer del agricultor que observa, selecciona y palpa el ejemplar elegido decidiendo recoger el que está bueno para su consumo. Pero ¿cuál es el sentido de la expresión «una vez se dice que la calabaza es buena»? Existe una creencia popular arraigada según la cual si se señala una calabaza, en su mata, esta se seca. El dicho que pedagógicamente advierte la singular reacción de esta planta dice: «No señales una calabaza porque se seca/muere». De manera que cuando se entra en el huerto donde están plantadas las calabaceras y se señala una calabaza para indicar que esta o aquella está o no está todavía buena y no se recoge en ese momento —según la creencia— la calabaza se secará transcurridos unos días. Ignoramos a que explicación obedece esta actitud de hipersensibilidad de la planta que hace vulnerables sus frutos ante la actitud humana de segregación de uno, hasta el punto de llegar a perderse. Pero intuitivamente esta parece ser la razón y sentido de la expresión: «Una vez se dice que la calabaza es buena» porque —siempre según esta creencia popular— una sola vez estaría permitido señalar una calabaza para decir que está (o no está) buena.

Más allá de la veracidad o no de los fundamentos que justifican esta metáfora, en sentido figurado se explica como un modo de espetar con aire de intolerancia que no se permite ni una vez más continuar incordiando con la misma matraquilla. [Matraquilla se dice, en el español de Canarias, a la insistencia molesta en algún asunto o pretensión. Se emplea en formas dialógicas como esta: «Cállate ya, mi niño, que llevas todo el día con la misma matraquilla». Probablemente de la voz del castellano «matraca» (del árabe hisp. matráq y este del árabe clás. mitraqah, ‘martillo’): que es una rueda de tablas en forma de aspa de las que cuelgan mazos que al girar produce un estruendo desapacible. Se emplea en algunos conventos para llamar a maitines y a las funciones de Semana Santa en lugar de las campanadas]. Son expresiones relacionadas con él: «Recoge la barra» o «Give the Jar»; «Cat» o «Vara» es sinónimo de Majadería, quien da el frasco es Majadero o Pejiguera. Una frase que a menudo se usa para darle a alguien un desechable o insertarlo para detener la actitud de incomodidad de su bajo o Jaquecosa (que causa «jaqueca», «dolor de cabeza»). Lo relacionado también es: «¡Pejiguera fuerte!», Lo que indica que perderá la paciencia con la molesta persistencia de alguien; «Dar la llave o ser Techloso» se refiere a los comportamientos de despolito, obsesionados o relacionados con el deseo de alguien y se asocia con la vejez o cualquier enfermedad (principalmente niños y personas mayores). Expresando un tono más alto «¡Jesús, fuerte Guinea!» (»Guineo» es una repetición molesta y monótona de lo mismo) o «Dios mío, poderoso ‘AjiTera’!», Que es el resultado del adjetivo de la entidad «Ajito» (allí) para indicar que alguien «Jarto» está cansado o preocupado por algo. Pero si «corta la salud» y termina inmediatamente con Pejiguer, puede recurrir: «Una vez que diga que la calabaza es buena».

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