Tras explorar la fantasía y el romance en sus novelas anteriores, Nerea Llanes (Huelva, 1996) decidió volver a sus orígenes narrativos a petición de su comunidad lectora. El resultado fue ‘La Academia 1. Ocaso’ (Crossbooks), una novela que se adentra en una atmósfera de ‘dark academia’ con tintes policiales y una intensa carga romántica.
Publicada el pasado 26 de marzo, la novela nace del deseo de profundizar en un universo mágico ya esbozado en su anterior saga, pero también de su fascinación personal por lo estético, lo oscuro y lo emocionalmente complejo. Pero desde el inicio, Llanes tuvo claro que quería construir una historia que combinara lo académico con lo oculto, lo romántico con lo peligroso. «Son cosas totalmente diferentes pero que están entrelazadas a la vez», explica en una entrevista con este diario.
Las ideas empezaron a tomar forma al ritmo de listas de música otoñales y tableros de Pinterest repletos de imágenes de academias antiguas. Pero, confiesa, su inspiración principal fue con un ‘fanart’ de Draco y Hermione (personajes de ‘Harry Potter’) lo que la llevó a imaginar a dos personajes pertenecientes a órdenes enfrentadas, obligados a colaborar. Esta alianza forzada no solo le servía para explorar la tensión narrativa entre ellos, sino también como anclaje emocional para que la histoira avanzase.
El misterio, motor para empujar la trama
Esa tensión, sin embargo, no se sostiene sola. La autora sentía desde hace tiempo atracción por el género negro y decidió que un caso por resolver sería el motor ideal para empujar la trama. «Como están conectados por el misterio, los protagonistas se ven obligados a trabajar juntos y eso da pie a que explotara todo», explica.
Nerea Llanes, autor de «Academic 1. Sunset», se encuentra en la sede de Planeta, Barcelona / Macarena Pérez / EPC
Pero lograr ese equilibrio entre el desarrollo romántico y la intriga no fue fácil. Llanes, con experiencia en el género romántico, sabía que el peso emocional entre los personajes debía ser consistente, pero sin ralentizar la tensión del caso. Es por ello que se propuso que ambos elementos se retroalimentaran, combinando acción y sentimiento. «Daba pasitos para que fueran avanzando a nivel misterio, pero a la vez esos pasos también hacían que su relación evolucionara».
Para que todo encajara, la planificación fue esencial. Aunque no suele trabajar con escaletas estrictas, la autora necesita conocer a fondo a sus personajes antes de empezar a escribir. Su formación en arte dramático le ha enseñado a abordarlos como si fueran papeles que interpretar: entender de dónde vienen, qué desean, qué los transforma. Así fue como dio forma a Rain, la protagonista, una joven rígida y disciplinada cuya evolución la llevará a cuestionar las normas que una vez defendió.
El villano querido por las lectoras
El proceso de construcción de personajes tampoco estuvo exento de dificultades. Ash, el coprotagonista, fue especialmente desafiante. Llanes quería que fuera moralmente ambiguo, capaz de poner al límite a los demás sin perder del todo el apego del lector. «Lo más difícil era que Ash hiciera cosas cuestionables y que igualmente cayera bien», puntualiza. Pero la escritora transmitió su admiración por los villanos con matices y acertó.
Para reforzar esa atmósfera de academia elitista, literaria y algo esnob que caracteriza la novela, la autora decidió introducir fragmentos literarios al inicio de cada capítulo. «Nunca había puesto títulos a los capítulos y esta novela requería de elementos literarios que le dieran ese toque de academia».
Es por ello que nos encontramos con citas de Shakespeare, Nietzsche y otros autores no solo subrayan los temas centrales, sino que también reflejan el carácter de Rain, una lectora voraz que está en constante aprendizaje. «Más que un recurso decorativo, estas citas funcionan como una brújula que guía al lector«, explica.
Auge del ‘dark academia’
Aunque escribió la novela en enero del año anterior, Llanes celebra que el auge reciente del ‘dark academia’ con novelas como las de Stella Tack o Mei Segura haya coincidido con su publicación. Y, aunque en todo caso no cree que existe una fórmula mágica para prever las modas, sí hay un instinto narrativo que, en este caso, le ha permitido acertar.
De cara a la segunda parte, ya escrita, promete más acción desde el primer capítulo y un romance que se intensifica. El triángulo amoroso se desarrolla en paralelo a una trama de intriga que crece, se ramifica y sorprende incluso a quienes conocen ya bien a los personajes. «Estoy muy satisfecha con el final, y si la primera parte era adictiva, la segunda lo es aún más», zanja.
Nerea Llanes, autor de «Academic 1. Sunset», se encuentra en la sede de Planeta, Barcelona / Macarena Pérez / EPC
Evolución como autora
Con esta novela, Nerea Llanes echa la vista atrás y ve cómo ha evolucionado como autora. ‘La Academia’ es su sexta novela, y con cada uno ha ido afinando su voz narrativa y remarca su intención de que, pese a escribir ficción, en sus obras haya una lectura crítica y social latente con paralelismos con la vida real. En el caso de esta última entrega nos adentra en una historia de grises, de zonas fronterizas entre el bien y el mal, de cómo toda historia cambia depende del punto de vista desde el que se mire. Ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos.
Ahora, aunque se encuentra en un momento profesional muy positivo -con la primera parte ya publicada y la segunda terminada-, tampoco niega el vértigo que supone empezar un nuevo proyecto. «Crear desde cero, tras haber construido un universo tan completo, impone respeto«, explica. Pero también, confiesa, esa sensación forma parte inevitable del proceso creativo.
