¿Qué son exactamente esos derechos culturales sobre los que se va a debatir esta semana en el Auditorio de Tenerife?
Hemos fijado este encuentro para reflexionar sobre el plan estratégico que se ha aprobado desde el Ministerio de Cultura sobre los derechos culturales. Consideramos que era importante y primordial tener este plan pero realmente no hablaremos de él aún porque no ha sido presentado y no queremos adelantarnos. Aunque claro que va a ser un punto importante de partida para nuestro encuentro. Vamos a tratar tres puntos estratégicos que también están dentro de los ejes que se han trabajado en ese plan y que son la sostenibilidad y el impacto social, la formación y la accesibilidad en la cultura.
¿Con qué objetivo nació la asociación que preside: la Red de Organizadores de Conciertos Educativos (Roce)?
Roce nació hace 16 años y en todo este tiempo ha ido evolucionando, al igual que ha evolucionado todo en la sociedad y en las entidades que conforman esta red. Llegamos ya no solo a conceptos educativos sino a temas sociales, de accesibilidad, mediación y divulgación. Todo a partir de la música. Estas entidades fijaron como objetivo de ROCE el coordinar las acciones educativas y sociales desarrolladas por todos los asociados. El fin es impulsar la creación de servicios a través de los departamentos educativos y sociales de las orquestas, los auditorios, los festivales, fundaciones o cualquier otra institución que desarrolle estos programas de conciertos educativos y de acciones por la música, la ópera y la danza.
Ya no vale solo con nuestras competencias musicales, hay que seguir formándonos
Los departamentos que comenta, con los años, han ido asumiendo más peso y su labor más allá de las actividades dirigidas a escolares. ¿No es cierto?
Sí, la verdad es que sí. Esta importancia que dices se está viendo ahora; nosotros lo vamos viendo también y evolucionamos con ello desde que comenzamos, hace 16 años. Al principio era algo como más simbólico, la parte más pequeñita dentro de un auditorio. Ahora cada vez tiene más relevancia todo lo que se hace desde estos departamentos porque no sólo nos dedicamos a organizar conciertos didácticos para escolares o conciertos en familia, sino que ya acometemos muchas más acciones, también para personas adultas y otros colectivos. Todas las acciones las hacemos pensando en el público desde los recién nacidos hasta las edades más avanzadas. Y cada vez se necesita de la implicación de más agentes, no solo de los culturales: los sociales, los educativos, psicólogos, trabajadores sociales y un largo etcétera. Somos como una bisagra entre la cultura y toda la sociedad y estamos llegando a un montón de ámbitos.
¿Se necesitan distintas competencias ahora para llegar a la sociedad desde la música?
Para poder seguir creciendo y seguir llegando a más gente tenemos que seguir formándonos en competencias que ya no son solo las musicales sino las sociales, las sanitarias, de educación en general y las psicológicas incluso. Pensemos en cuando un músico participa en un taller educativo en un centro de educación especial. Ya no vale solo con nuestras competencias musicales y no se trata solo de tocar o interpretar una pieza. Queremos, como red, conocer y dar esas herramientas para enfrentarse a esos talleres sin miedo y con muchas más habilidades que no son solo las musicales. Hay que tener una cierta sensibilidad artística, sí, pero también una formación específica para poder mirar más allá.
Y luego está la accesibilidad a la cultura. Es un tema en el que hay mucha tela que cortar…
Pues sí, es algo además que nos preocupa muchísimo. Y cada vez más, está claro. No solo hablamos de una accesibilidad física, sino una accesibilidad en todos los aspectos. Si antes hablábamos de los derechos culturales, lo más importante entonces es el acceso universal a la cultura: todos, de cualquier forma y de cualquier condición. No podemos poner más trabas. Nosotros estamos trabajando desde las áreas y desde los despachos socioeducativos de todas las instituciones que formamos parte de esta red y estamos dando mucha guerra, poquito a poquito. Porque aunque hemos crecido, seguimos siendo los pequeñitos de las instituciones. Pero no nos damos por vencidos y vamos ahí, paso a paso, haciendo huecos y consiguiendo que nos escuchen.