“Bendita la pobreza de mi casa”, escribió el canario Alonso Quesada (1886-1925), emblema del tránsito del modernismo a las vanguardias. Tempranamente desaparecido, a sus 38 años, el centenario ha motivado la edición de la antología ‘Obra poética’ (Visor) y de su ‘Poema truncado de Madrid’ (Renacimiento), fruto de la desolación de su único viaje a la metrópoli (“Madrid es un asunto de cuestiones previas”). Ambas al cuidado del también grancanario Andrés Sánchez Robayna, un autor también imprescindible, que falleció el pasado 11 de marzo.
‘Obra Poética’
En la primicia de la ‘Poesía completa’ de Julio Cortázar, se aprecian en ebullición sus futuras fijaciones como narrador. Con un marcado toque surreal y de otros elementos de vanguardia, estos son ya, por fin, ingredientes a la carta, sin sujeción a un programa. No por nada, elogia “el color Mallarmé del horizonte”, consciente ya de que la literatura proviene del cadáver del lenguaje, y a Neruda, como el hueso y la carne de su convencimiento de que el compromiso político y estético son indisociables. Por primera vez también, una elocuente edición crítica de Jaime Gil de Biedma al completo. El poeta que “quería ser poema” refuerza ya del todo su central magisterio. Lo importante en un poeta -señalaba- es que sus versos trasluzcan “qué se propone”.
‘Poesía Completeta’
‘Las Personas del Verbo’
Pero hay muchas novedades más:
‘Guardé el anochecer en el cajón’
En sus sutiles y contundentes versos, de un intimismo cósmico, no hay distingos entre el propio cuerpo y el del universo. Coinciden “lágrimas y luz”, epifanía y tinieblas. Primera mujer asiática en obtener el Premio Nobel, en 2024, la surcoreana posee una voz fuera de serie, diríase ‘made in’ Hang Kang.
Traslumbramientos
La factura clásica y el escorarse hacia la posibilidad de trascendencia no elude lo cotidiano, en versos que conjugan realidad y metafísica. En palabras del autor, que obtuvo el Premio Internacional “Ricardo Molina”, consistiría captar “el instante del deslumbramiento que precede a la desaparición”.
‘Devociones. Poesía Reunida ‘
De escritura trasparente y lúdica, sus versos rezuman una gran vitalidad y empatía, exhortando a fijar la atención en las pequeñas cosas. Una poesía del desalojo, que conmina a “nombrarlo todo como por vez primera”, define a Mary Oliver (1935-2019), una de las voces estadounidenses contemporáneas más reconocidas.
‘La Comedia de la Carne’
No es fácil desentrañar la elipse desde el tic-tac estomacal del inicio del amor a su derivación en frío hábito o pasar de largo. [Éramos] «Dos en el techo yo mismo». PrecisoCarlos pardo Transmite cómo se entrelazan nuestros ritmos, y cada amante «absorbe su ritual privado».
‘Contrapunto’
A través de un realismo introspectivo, los versos del poeta palestino Mahmud Darwish (1941-2008) muestran que la reivindicación política no está reñida con la meditación filosófica. Con exigente selección y traducción de la arabista Luz Gómez, la antología muestra al Mahmud más culturalista y reflexivo.
‘Poético del fragmento’
“Nadie nunca podrá cancelar el caos / ni borrar ese fondo de silencio / que como rumor acompaña a la experiencia”. De metapoética puede tildarse esta incursión del filósofo Francisco Jarauta, que es, a su vez, metafilológica. Frente a los espejismos de la identidad, “el texto es como la segunda carne”.
‘Recuento en el Istmo’
“A bordo de la isla, con billetaje al sin destino”, dice de la isla física y del poema mismo. Barcelonés afincado en Las Palmas desde niño, ahora octogenario, Eugenio Padorno reflexiona sobre el paso del tiempo y el asombro de que perdure el afán de la escritura. Aun a sabiendas de que “Nada queda, salvo la vuelta atrás”.
‘Los privilegios del Olvido’
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2024, la colombiana Piedad Bonnett muestra, en esta antología de selección personal, el tono confesional y, por momentos, elegíacos de sus versos. Entre lacónicas insinuaciones, se celebra cualquier atisbo de vitalidad a partir del dolor contenido.
‘Vejez miserable’
Decía Jaime Gil de Biedma que la nostalgia es un sentimiento de juventud, cuando aún caben las innovaciones. De la vejez, es más propia una cierta melancolía o un esplín reflexivo. Concuerda con el planteamiento de Villena, quien conmina, no obstante, a la no resignación, al uso del “deseo como fármaco”.