El centro de Madrid se viste, con motivo del Día Internacional del Beso, con un grafiti del artista tinerfeño Alberto León. Famoso por su street y pop art, se une a Pikolin, fabricante de colchones, para homenajear un gesto muchas veces pasado por alto: el beso de buenas noches.
En dos esquinas enfrentadas, un hombre y una mujer (en ambos lados cada uno) vestidos con pijama, se inclinan hacia adelante con los labios preparados para dar un beso. Esta pieza, fiel al estilo de León, invita a los transeúntes a reflexionar sobre el poder de este acto. Convirtiendo el espacio urbando en una experiencia interactiva.
Esa mujer está a punto de besar buenas noches / E.D.
«Este grafiti busca llamar la atención de las personas, detenerse, mirar, besar… reflexionar sobre cómo por las prisas y la rutina nos olvidamos de cosas tan importantes como los pequeños gestos con nuestras parejas», apunta Alberto León.
De esta manera, se representa un gesto cotidiano como un «símbolo póético de reconexión» reafirmando así a las parejas la importancia de no irse a dormir sin un beso de buenas noches.
Intimidad como base de conexión emocional
«9 de cada 10 parejas reconocen tener obstáculos en su intimidad, tan solo el 57% hablan en la cama sobre las rutinas del día a día y la mitad confiesa que lo último que mira cada noche antes de cerrar los ojos es el móvil» así revela un estudio realizado por Pikolín sobre la intimidad de las parejas españolas. Y es que estos datos construyen la base del proyecto de León.
Esta desconexión emocional se ve reflejada en el hecho de que solo la mitad de los participantes del estudio admite darse un beso de buenas noches y solo un 39% al despertar.
«Más que una intervención artística, esta acción es una declaración cultural y emocional«, señala Ana Robledo, directora de marketing de Pikolin. «A través del lenguaje del street art queremos poner en valor el beso de buenas noches como un símbolo de conexión y resistencia emocional dentro de la intimidad de las parejas españolas».
Son estos actos los que construyen las bases de la intimidad en las parejas. Sin embargo, estos pueden verse obstaculizados por el ajetreo cotidiano y la tecnología.
Por esa razón, este proyecto invita al transeúnte a tomarse un momento para plantearse el tiempo que dedican a construir estos vinculos con las personas que quieren.
Ese hombre está a punto de besar buenas noches / E.D.
Del dormitorio al mural
Esta no es la única que vez que la marca se adentra en el tópico de la intimidad entre las parejas. Su colaboración con el reconocido fotógrafo y cineasta Eugenio Recuenco, ‘Intimidades desapercibidas’, muestra el resultado de un estudio sociológico en formato de siete métaforas visuales a las que el artista dio el nombre de «cajas de intimidad».
Así, busca reflejar las fases emocionales de la pareja: de la pasión al distanciamiento, enfatizando en la reconexión y el cuidado mutuo.
El proyecto parte de un estudio realizado a más de 1.000 personas entre 25 y 65 años que viven en pareja. En este queda reflejada la cama como el epicentro de la intimidad, pero también del olvido.
De esta manera, 7 de cada 10 parejas duerme teniendo algún tipo de contacto corporal, pero este se va perdiendo con el paso del tiempo, principalmente por motivos como la llegada de hijos, pero también nfluyen factores como el cansacio, el móvil o las redes sociales.
«La intimidad no se trata solo de sexo. Es estar presente en los momentos cotidianos: una caricia, un beso, una charla, una risa compartida… Estos rituales están desapareciendo silenciosamente y son los que construyen y fortalecen la complicidad de las parejas», señala Sonia Encinas, sexóloga y terapeuta especializada en parejas.