¿Cuánto tiempo hacía que no actuaba en Ópera de Tenerife?
En Ópera desde el 2020, que fue cuando retomamos la Lucrezia Borgia que habíamos dejado por la pandemia. Luego vine hace unos dos años para participar en una gala de la mano de Nancy Fabiola Herrera. Nosotros somos amigas de hace una vida, somos casi como hermanas. Vine en esa ocasión, pero para cantar en la temporada de Ópera, la última vez fue en 2020.
Se puede decir entonces que se quita una espinita, porque aquel título se retomó con muchísimas limitaciones debido al covid.
Por un lado fue estupendo porque Ópera de Tenerife era una de las primeras que abrió de nuevo a la vida. Pero sí que es cierto que lo hicimos con muchísimas restricciones. Hubo cambios prácticamente todos los días y el asunto de las distancias. Fue una cosa un poco curiosa, una experiencia, pero salió muy bien y tuvo mucho éxito. Recuerdo que la gente vino encantada porque tenían muchas ganas de salir y hacer cosas. En esa ocasión, y después de tantos meses de incertidumbre, fue una cosa muy peculiar. Bueno, sí, en ese sentido me quito una espinita.
Es curioso porque esta pieza es una reposición de una producción que se estrenó en Italia justo en pandemia y con idénticas limitaciones.
Sí, lo mismo. Nació también en esa época y creo que eso marcó un poco la forma de ponerla en escena, quedó la distancia, no nos acercamos mucho los unos a los otros. Eso determinó la estructura dramática. En cambio, la Borgia ya había nacido antes y hubo que arreglarla. Había momentos en que sí que estábamos muy pegados cantando.
El año pasado recibió el Premio Nacional de Música; ¿cómo pasa eso, de repente llama el ministro y ya?
Me lo concedieron a final de año, en octubre. Fue una alegría y un honor, obviamente, y una sorpresa porque no tenía ni idea. Y sí, así fue, de la nada me llamó el ministro y me dio esta noticia. Al principio obviamente no me lo creía porque no tenía ni la menor idea. Pero bueno, luego ya, cuando insistió, me lo tuve que creer.
Llama la atención que esta Giovanna d’Arco sea de los títulos menos representados de Verdi.
Sí, lo que pasa es que este libreto no es de los más fáciles. Ponerlo en escena es complicado porque es un poco enrevesado, no se entiende bien. Es difícil resolver la parte final, sobre todo la muerte de ella. Hay que esforzarse mucho para que sea una cosa creíble y que no se convierta en una ópera en formato de concierto, porque tiene todas las características para convertirse eso porque no tiene una acción dramática muy importante. Entonces, yo creo que más que nada es por eso. Para los directores de escena y los directores de los teatros no es la primera opción, digamos, para incluirla en la temporada. No es una ópera fácil, ni de cantar ni de poner en escena.
¿Y hasta aquí cuál ha sido su experiencia con este rol? ¿Lo ha afrontado en muchas ocasiones?
La verdad es que esta es la segunda vez. La primera fue en forma de concierto, precisamente. Esta es la segunda vez y la verdad es que me gusta mucho este personaje. Es un rol que creo que le queda muy bien a mi voz en este momento y me está dando muchas satisfacciones.
Dificultades a las que hay que añadir la de la propia escena, que está diseñada en pendiente.
Efectivamente, nos pasamos toda la representación subiendo y bajando. Aún cuando estamos parados es un problema, porque hay que mantener el equilibrio y adaptar las piernas, los pies y la espalda mientras interpretas. Cuando bajas, vas frenando, cuando subes, pues ya sabemos cómo es subir una cuesta; vamos, que es como estar cantando en La Palma.
En esta pieza hay muchas voces canarias. Es algo que podría parecer hecho ex profeso, pero es que en realidad eso sucede igual en cualquier teatro europeo, ¿cierto?
De hecho, Airam Hernández y yo estuvimos cantando en el Teatro Real hace poquísimo. Así que no es una novedad que nos encontremos en cualquier teatro.
Otro de los atractivos de la representación es la presencia de una veintena de bailarines de Ballets de Tenerife durante toda la representación.
Sí, representan mis diablos y mis ángeles, todo mi mundo interior. Muestran todo lo que pasa en mi cabeza y todas las visiones de Giovanna. Se convierten en un protagonista más. Ellos ponen el físico, digamos, y el coro pone la voz a estos ángeles y a estos demonios.
¿Es este un buen título para acercarse por primera vez al mundo de la ópera?
Pues yo creo que sí, que es un título muy bueno para eso. A pesar de las dificultades dramáticas, eso está muy bien resuelto en esta producción. Creo que se entiende muy bien; la música es tan bonita y es todo tan espectacular.