viernes, abril 25, 2025
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Una literatura social de Aramburu



«Mi literatura tiende a crear una especie de espejo en el mundo social en el que vivimos», decía recientemente en una entrevista de la televisión autonómica vasca Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959). Estos días Tusquets publica el libro de cuentos del autor donostiarra ‘Hombre caído’, donde en el relato que da título a este volumen desarrolla una trama un tanto surrealista con un sentido metafórico de nuestra sociedad, y por la que nos ofrece una perspectiva crítica. Un grupo concurrido de personas observa a un hombre desconocido y enfermo tirado en la calle con enormes dificultades para erguirse y levantarse del suelo, pero nadie le ayuda, y cuando varias personas lo intentan, aparecen de entre la concurrencia otros que, de manera inquisitiva, les impiden hacerlo, argumentando que está prohibido ayudarle y que tiene que hacerlo por sí mismo. En este cuento de Aramburu podríamos ver, en cierto modo, un guiño a la literatura clásica con el mito de Antígona desde de una perspectiva distinta, es decir, el sentido del deber moral frente a normas injustas, solo que Antígona se rebela y la sociedad actual es propensa a la docilidad, y donde a su vez el relato de Aramburu guarda una potente conexión con dos cuestiones, por un lado el acomodamiento hipócrita de una parte de la sociedad con la injusticia, y por otro, la disfunción de políticas para auxiliar a personas en esas circunstancias. «¡Qué vergüenza!», dice uno de los protagonistas del cuento, la socorrida respuesta de muchos para indignarse por algo antes de olvidarlo definitivamente. Aramburu en este relato desarrolla el interés por cuestiones humanas en su literatura, sin embargo, hay un cierto toque kafkiano, con lo de sujetos que impiden auxiliar a otra persona. Otro cuento de este libro con un potente mensaje en el subtexto de carácter crítico y con una profunda carga social es ‘Fotos de ardillas’, donde Aramburu retrata el perfil del cuidador quemado que sacrifica su vida atendiendo a dos familiares ancianos, mientras del entorno, que en apariencia le ofrece apoyo, en realidad subyace condescendencia. En este cuento de Fernando Aramburu también podríamos apreciar cierta hipocresía en la sociedad y una disfunción en las políticas para apoyar a personas que han de hacerse cargo de familiares en la tercera edad. 

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