La primera novela de Acoidán Méndez es a la vez el prólogo de su primera novela y el epílogo de su juventud, el portón de entrada al palacio de su madurez. Está escrita con prosa impoluta y recursos narrativos inteligentes. Es lo que la mantiene con vida y hacen pensar que el autor cuenta con los mejores mimbres para lanzarse a publicar, ahora sí, una segunda como Dios manda. ¡Qué elogiosas reseñas incluye en sus solapas! «Algunos días es la bitácora de un escritor entrañable que nos engaña fingiendo que no sabe escribir; pero cuando levantes la vista del libro, verás que el pájaro hace tiempo que voló» (Juan Pablo Villalobos). «Esta novela que parece chiquita se ocupa de lo que hoy resulta más urgente: cómo construir algo bello en un mundo en el que vivimos cada vez peor» (Sofía Valbuena). «Acoidán Méndez ha escrito una novela tan inteligente como luminosa y sensible. Una apuesta exquisita por las minucias que constituyen nuestro día a día. Un verdadero deleite» (Federico Falco).
Acoidán Méndez es originario del barrio de Casa Pastores de Santa Lucía de Tirajana, un poco más arriba de Vecindario. Nació en 1989 y lleva viviendo en Madrid desde los 18 años. Este año sumará más tiempo de existencia en la capital de España que en Gran Canaria, «cruzará el meridiano», según su propia expresión. Estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos y trabajó en desarrollo de documentales en una importante productora española con directores como Isaki Lacuesta o Elías León Siminiani antes de empezar a dar clases de guion en 2019 en la Universidad de Nebrija. Actualmente escribe su tesis doctoral sobre Jonás Trueba y el cine independiente español.
Mientras hablamos por videoconferencia, nos interrumpen las obligaciones de nuestros trabajos. Nada más empezar le expreso mi opinión sobre el género literario que ha elegido, la auto ficción. «Para mí el verdadero reto superior a la hora de enfrentarte con la página en blanco es poner tu voz al servicio de otros, ser tú un canal para que se expresen otros, y ser capaz de plasmarlo como se hace desde que la literatura es, desarrollando personajes, haciéndoles hacer cosas, confrontándolos. Construyendo necesariamente una trama». Él responde a mi reflexión con reflejos extremos: «No sé cuánto depende de uno hacer la novela que idealmente te planteas que debes hacer».
Rechazo la llorera como parte de la identidad canaria. Y fíjense que los canarios la tenemos tan marcada en nuestro ADN que para himno nos han colado un arrorró. Tenga usted amigos para esto, estará pensando ahora mismo el bueno de Aco. «En la casa donde crecí no había libros, y yo hoy me dedico a la cultura», explica. «El libro hace una exposición de una realidad de clase que experimenté, y que es importante a la hora de definir y entender a Telmo. Canarias es amplia y diversa, pero la parcelita que yo elijo es aquella en la que siento que puedo hablar, porque la conozco».
Le pregunto por sus sentimientos sobre Canarias. Cita a la Premio Nobel Annie Ernaux: «Siempre me acompañarán la traición y la culpa», decía. Es difícil distanciarte de tu origen porque puede entenderse como un desaire. Dicho esto, me parece peligroso dar importancia a bromas como decir que cada vez que un canario pronuncia una zeta se muere un baifo. Sobre las Islas no tengo un pensamiento muy claro. Me llegan noticias de amigos sobre lo difícil que es comprarse un piso porque de repente hay inversores extranjeros y está todo carísimo. No sé si me equivoco, pero tengo la sensación de que no ha cambiado mucho la cosa desde que me fui, que la cultura sigue siendo una cuestión que va por oleadas, que sigue sin dársele la importancia que merece. Me llegan menos noticias de Canarias relacionadas con la cultura de las que me gustaría».
Es padre de una niña de un año, Manuela. A Algunos días llegó por su participación en talleres de escritura. Su origen se remonta a la Navidad de 2022. Había escrito un cuento en forma de diario sobre un camarero para el taller de la chilena Paulina Flores que presentó con éxito en otro taller más, el del argentino Federico Falco. Ahí lo fue desarrollando desde marzo de 2023 hasta lograr el primer borrador. «Cuanto más pensaba en la posibilidad de una publicación, menos me salía escribir», confiesa. A pesar de contar con una primera novela, le cuesta afirmarse como novelista, a uno le da la sensación de que, como Telmo, se considera un intruso, aunque ya trabaja «con unos cuentos y una novela sobre mi padre y mi hija. El deseo de seguir una carrera como escritor está totalmente ahí, sí, sí», reafirma.
El libro atrapa, se lee de un tirón. La razón es la forma y la extrema delicadeza de la escritura. Lo bien hilvanados que están los (pocos) giros que presenta. Lo bien retratados que están sus (pocos) ambientes. La escritura es tierna, delicada, y, sin embargo, desprende una extraña firmeza. Se diría que, en sus muchos espacios en blanco, el libro le está diciendo al lector: «Tranquilo, tómate tu tiempo. Cuida a tu madre, a tu pareja, reserva el restaurante. Seguro que tienes cosas más importantes que hacer».
Editorial joven
La editorial, Plasson e Bartleboom, nació en Madrid en octubre pasado. Desde entonces, publica a razón de libro por mes. En enero empezó con autores noveles como Acoidán Méndez. En el momento de hacer la entrevista, Algunos días, de 176 páginas, lleva diez desde su lanzamiento. El próximo jueves, 13 de marzo, se presenta en la librería Tipos infames de Madrid, presentado por la traductora y escritora Ana Flecha Marco. «Está siendo bonito y muy emocionante», dice al otro lado de la pantalla. «Mucha gente de Canarias me ha escrito. Gente que se siente interpelada. También está teniendo buenas reseñas en la plataforma Goodreads».
Podría citar muchos momentos con los que me sentí abrigado durante la lectura, brazos que me conquistaron. Mejor búscalos tú.
Suscríbete para continuar leyendo