¿Cuál es la trama principal de su novela Ningún otro día y a qué género literario pertenecería?
Ningún otro día es una novela de aprendizaje. Trata de un hombre que va y viene de su ciudad de acogida a su tierra natal. Se abordan temas como la construcción del hogar, la pertenencia y el extrañamiento. En sentido narrativo, la trama es leve; pesa más la digresión, la contemplación, que el acontecimiento. La particularidad formal reside en que los episodios no se organizan de manera temporal sino espacial.
¿Puede concretar a qué se refiere con estructura espacial?
Quiero decir que cada fragmento -cada capítulo, si se quiere llamar así- sucede en un lugar más alejado del punto de partida. La imagen que tenía en mente y que quizás lo ilustre es la de una piedra lanzada a un lago. Cada capítulo es el siguiente anillo en esa cadena de círculos concéntricos que se forma en la superficie. De manera que la novela empieza en una especie de centro, la ciudad de acogida del protagonista, y avanza gradualmente hacia una orilla metafórica, su tierra natal.
¿Está inspirada en algún suceso real?
Viví unos años fuera de España e imagino que algunos episodios me han servido de referencia, sobre todo para la ambientación. Sin embargo, considero que la concordancia o no del arte con una verdad biográfica o histórica no es ni un mérito ni un defecto, ni un obstáculo ni un atajo.
¿Por qué ha decidido abordar ahora la narrativa con este título y presentarse al premio Lola?
Ningún otro día viene de una época en que necesité volver a la sencillez de la prosa, después de un tiempo en que la experimentación poética me llevara hacia el terreno de lo visual. Aquello terminó en una colección llamada Seroja que recibió un accésit en el V Premio Irreconciliables de la ciudad de Málaga y que sigue inédita.
El jurado ha destacado su originalidad. ¿Considera que ha utilizado elementos literarios pocos comunes para esta valoración?
Quizás lo característico de esta novela es la manera en que sus episodios se suceden siguiendo un criterio espacial y no temporal. Más allá de esa cuestión de estructura, he intentado que la novela, página a página, no sea compleja sino directa, palpable, sensorial.
¿Tiene influencias de otros autores y cuáles serían?
Me gustan mucho Rachel Cusk y Don DeLillo. Son quizás los dos autores vivos en cuya manera de escribir me he fijado más de cerca.
¿Tiene conexión su faceta novelística con la poética y musical que ya había cultivado?
Creo que la música y la narrativa tienen muchas semejanzas. Desde cuestiones estructurales como la introducción, el interludio o la proporción entre las partes hasta nociones más concretas como la tensión, el contraste y el contrapunto. El haber leído poesía seguramente influya en mi prosa, aunque creo que de una manera más intuitiva que meditada.
Usted es licenciado en filosofía y el jurado también destaca el aspecto filosófico de la obra citando a autores como Camus o Sartre. ¿Tiene un especial interés en corrientes como el existencialismo o el absurdo?
Quizás mi sensibilidad sea accidentalmente existencialista. Leí algo de Sartre en la universidad y a Camús sí que le leí desde más joven, empezando por el teatro pero también sus novelas.
¿Qué supone para usted publicar la obra en una editorial como Hamalgama-Cyberpress?
Me brinda la oportunidad de tener un primer libro en el mercado y es, por tanto, un paso hacia la continuación de este camino. Sobre todo, me alegra que el jurado valorara una propuesta arriesgada y que alabara, precisamente, los aspectos menos convencionales de la novela.
¿Cómo vivió el acto de entrega del premio el pasado día 13?
Se presentó allí por sorpresa el padre de una amiga, así que fue un momento muy alegre. Conocí además a los integrantes de Hamalgama Cyberpress, intercambié impresiones con los miembros del jurado y di una vuelta después por la zona del Círculo de Comercio.
¿Tiene previsto publicar algún otro proyecto en breve?
Tengo un par de relatos cortos que me gustaría mover, aunque nunca se sabe si verán la luz pronto o tarde. Más importante que publicar o no es poder seguir escribiendo, y eso lo haré con ilusión.