El escritor Alejandro Krawietz presenta el miércoles 5 de febrero su novela A todos los que entran (Ediciones La Palma, 2024) en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife. Esta es la primera obra narrativa de quien hasta ahora se había dado a conocer en la poesía y el ensayo. Un texto que, en clave de novela, explora las dificultades, los enigmas y las peculiaridades que implica habitar un territorio insular. El acto de presentación dará comienzo a las 19:00 horas, y Krawietz estará acompañado por el crítico y poeta Miguel Martinón; la editora y escritora Elsa López; y la presidenta de la Fundación CajaCanarias, Margarita Ramos.
Alejandro Krawietz aborda en esta novela un tema que lo ha acompañado a lo largo de los años y ya ha tratado también a través de la poesía y el cine: lo insular. «¿Cuáles son las peculiaridades a partir de las cuales vemos el mundo desde los territorios insulares?», se pregunta el autor quien habla de que, «durante gran parte de nuestra historia, el aislamiento ha sido un elemento esencial». Sin embargo, Krawietz no se queda ahí y habla de «la conciencia del límite»: «Yo he llegado a radicalizar esa idea y creo que el insular no se pregunta por qué soy, sino por qué estoy; porque las islas están suspendidas fuera del tiempo, de alguna manera, y por eso tenemos algo de náufragos».
Precisamente debido a esa idiosincrasia, habla de «las serias dificultades que hay fuera de las islas para llegar a comprender ese discurso sobre lo insular», puesto que Krawietz considera que esa visión única «cambia completamente la perspectiva del mundo porque, frente a la metafísica de la contemplación, que es lo propio del continente, aquí estamos en una metafísica de la acción».
A todos los que entran tiene como protagonista a Otto Schülz, un extranjero que llega dos veces a una isla. La primera lo hace como un habitante continental, que llega a este nuevo territorio huyendo de lo que sucede en el continente y toma este viaje como un retiro. Su segunda llegada es algo totalmente distinto porque ya se siente un insular, y decide trasladarse al interior de la isla para fundar un hospital al que llegan almas perdidas.
Alejandro Krawietz reconoce que no comenzó a escribir esta novela para abordar estos temas que siempre lo han acompañado, pero «es algo que ha ido aflorando durante el proceso de escritura». Y a pesar de regresar a esos conceptos ya tan familiares, el escritor explica que, «mientras para mí la poesía supone un desvelamiento de la realidad, la narrativa aborda los problemas desde la ficción«.
Para enfrentarse a este libro hace falta un lector bien pertrechado. Eso es lo que afirma la sinopsis que acompaña a esta publicación. En este sentido, Krawietz afirma que «nunca he entendido la literatura como un diálogo con el lector, sino como un diálogo con el lenguaje«. Es por eso que afirma que «un lector, al igual que un deportista, ha de entrenarse», y concluye que, «como el agua, la lectura no tiene sustituto y no se debe solo a lo que te puede dar el libro que estás leyendo, sino por la hondura en la que entra tu pensamiento durante este ejercicio propio de la especie humana». En este punto, Krawietz habla de la necesidad de «cuidar la lectura»: «Debemos elegir siempre obras que nos reten, de la misma manera que el ciclista elige un puerto en el que sabe que va a sufrir. Por eso debemos ofrecer la lectura como reto, y no como entretenimiento».
Hacer una novela a la altura de la tradición literaria de Canarias. Ese ha sido el objetivo de Krawietz con este nuevo libro. «Me encantaría estar a la lectura de Crimen, de Agustín Espinosa, por ejemplo», reconoce el autor quien añade que, en el Archipiélago, «hay ahora mismo activos algunos de los escritores que más me interesan como lector universal que creo que soy», y reflexiona: «Creo que la literatura canaria es como un peje verde, que suma mucha belleza y mucho olvido a la vez».