Madrid. La migración es un factor de riesgo de violencia de género: desde 2003, un tercio de las mujeres asesinadas por su pareja o expareja en España nacieron en otro país, una proporción que en 2024 superará en un 50% la proporción de mujeres asesinadas.
La Fiscalía General de la Nación analiza esta mayor vulnerabilidad; Europa es consciente de esta realidad y las asociaciones de mujeres inmigrantes exigen mejores respuestas en los países que siguen fallando a las víctimas extranjeras.
Desde 2003, un total de 442 mujeres extranjeras han sido asesinadas en España por delitos de violencia de género, lo que supone el 34,2% del total.
En 2024, el año con el menor número de feminicidios de la historia (47), la proporción de víctimas nacidas en otros países fue la más alta jamás registrada, superando por primera vez a las víctimas españolas, alcanzando el 51%.
Más quejas
La Fiscalía General de la Nación señala en su último informe que las mujeres españolas son asesinadas anualmente a un ritmo de 1,68 por millón de extranjeras y de 8,32 por millón de extranjeras residentes.
Según datos del Consejo General de Justicia (CGPJ), las mujeres en España son víctimas de violencia de género en 60 países.
Los principales países de origen son Marruecos (52 casos), Rumania (47 casos), Ecuador (38 casos), Colombia (29 casos), Bolivia (25 casos), Brasil (19 casos), Reino Unido (19 casos), y República Dominicana (15 casos), Argentina (13), Paraguay (13), Alemania (12), Rusia (12), China (11) y Perú (11).
Tatiana Retamozo, abogada de la Asociación de Investigaciones y Estudios Profesionales en Estudios Iberoamericanos (AIETI), dijo a Efe que las mujeres migrantes están «aprovechando más las protecciones que les brinda al no declarar contra sus agresores. Hay menos órdenes». más denuncias, y de manera desproporcionada” en feminicidios.
En 2023, el 65% del total de denuncias por violencia machista fueron presentadas por víctimas españolas y el 34,7% por víctimas extranjeras.
Preocupaciones europeas
Hace unas semanas, el Grupo de Expertos en la Lucha contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica (GREVIO), creado para analizar el cumplimiento por parte de los países europeos del Convenio de Estambul (para prevenir y combatir todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres), entregó a España Expresó «particular preocupación» por el hecho de que las mujeres inmigrantes estén «sobrerrepresentadas entre las víctimas de violencia de género, incluidos asesinatos relacionados».
Grevio argumentó que a las víctimas de situaciones administrativas irregulares les resultaba más difícil obtener órdenes de protección y que los extranjeros debían afrontar «enormes obstáculos» para acceder a protección y apoyo.
Teresa Peramato, fiscal de la Sala de Violencia sobre la Mujer, destacó en una entrevista con Efe que el sector público considera desde hace muchos años a los extranjeros como un factor de vulnerabilidad.
«Estamos analizando la situación porque sabemos que las mujeres extranjeras, en circunstancias anormales y a veces en circunstancias normales, tienen muchos menos recursos familiares, menos apoyo, menos acceso a recursos, a información y menos. A veces tienen problemas de idioma, cuando no problemas culturales». , que les impiden ingresar a las instituciones”, destacó.
estatus migratorio
Retamoso explica que la sobrevictimización no se limita al aislamiento, ni porque aguanten más tiempo las relaciones violentas, ni porque los perpetradores sean más violentos por su origen (pues muchos de ellos son hispanos), sino porque muchos de ellos son Hispano. Es la trayectoria de la inmigración la que está plagada de violencia y discriminación.
Los expertos hablan de la “suma de violencias” perpetrada por más de una pareja: instituciones, racismo, situación vulnerable y desigual, inestabilidad, explotación sexual, problemas de mediación, pérdida de la custodia, situaciones administrativas anormales…
Retamoso detalla que la violencia institucional contra las mujeres ocurre a través de la acción y la inacción cuando las oportunidades de las mujeres de vivir una vida libre de violencia se retrasan, obstaculizan o impiden.
Agregó que las víctimas desconocían los recursos, no les daban asesoría y muchas se acogieron al derecho a no declarar porque confiaron en sus agresores y sus casos fueron desestimados.