Santo Domingo.- En un análisis contundente, el reconocido analista político Mario Herrera expone una preocupante realidad: mientras los puntos de droga operan impunemente, el gobierno de Luis Abinader, a través de la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, dirige sus esfuerzos hacia los pequeños comerciantes y colmados. ¿Es esta una estrategia desproporcionada o un claro ejemplo de prioridades invertidas?
La droga gana terreno, los colmados pierden derechos
Mario Herrera no duda en calificar la situación como «increíble». Según el analista, «la droga sigue ganando espacio en el gobierno de Luis Abinader», y no se trata solo de grandes cargamentos o narcotraficantes confesos, sino de los puntos de droga que operan abiertamente en los barrios. Herrera señala que, mientras estos negocios ilícitos florecen, las autoridades han optado por una estrategia que, en sus palabras, es «abusiva, ilegal y desproporcionada».
«Faride Raful ha convertido a los pequeños comerciantes, dueños de colmados y colmadones, en los nuevos delincuentes más perseguidos», afirma Herrera. Esta crítica se basa en una resolución del Ministerio de Interior y Policía que restringe el horario de funcionamiento de estos negocios, afectando gravemente a familias que dependen de ellos para su sustento.
La voz de los afectados: «¿Qué vamos a hacer?»
Herrera comparte la indignación de un comerciante que, en una entrevista, expresó su frustración: «La policía no me deja trabajar de día ni de noche. Los puntos de droga están abiertos, pero a mí me cierran el negocio». Este testimonio, según Herrera, refleja la desproporción de las medidas implementadas por Raful. «Usted está ganando su dinero dignamente, pero no lo dejan trabajar ni en paz», agrega el analista.
El comerciante, identificado como Raúl Fernández, incluso llegó a plantear la posibilidad de abandonar su negocio legítimo para dedicarse al narcotráfico: «Voy a poner un punto de droga para ver si así puedo trabajar tranquilo». Para Herrera, esta declaración es un reflejo de la desesperación y el abandono que sienten muchos pequeños empresarios.
¿Prioridades invertidas o incapacidad del Estado?
Herrera cuestiona duramente la estrategia de Faride Raful. «¿Dónde está la proporcionalidad?», se pregunta. «Mientras los puntos de droga operan sin ser molestados, los colmados son cerrados y sus dueños tratados como delincuentes». El analista sostiene que esta desproporción no solo es injusta, sino que también revela una falta de preparación y planificación por parte de las autoridades.
«Faride Raful no estaba preparada para ocupar esta posición», afirma Herrera. «Está improvisando acciones que, lejos de resolver el problema, lo agravan». El analista también critica la falta de medidas preventivas por parte del Estado. «Si hubiera un control adecuado de los niveles de ruido y una supervisión constante, no estaríamos en esta situación», señala.
Un llamado a la reflexión: ¿Hacia dónde vamos?
Mario Herrera concluye su análisis con un llamado a la reflexión. «No se puede aplaudir la violación de los derechos de un ciudadano hoy y esperar que mañana no nos afecte a nosotros», advierte. Para el analista, la solución no está en medidas desproporcionadas y arbitrarias, sino en una estrategia integral que combata el crimen sin sacrificar a quienes trabajan honradamente.
«Faride Raful y el gobierno de Luis Abinader deben reconsiderar sus prioridades», sentencia Herrera. «La lucha contra la droga no puede ignorar a los verdaderos delincuentes mientras se persigue a los pequeños comerciantes. Eso no es justicia, es desproporción».
¿Estamos dispuestos a aceptar un país donde el narcotráfico opera impunemente mientras los colmados son cerrados? La pregunta, según Mario Herrera, debe ser respondida con urgencia.