Está inmerso en un nuevo retrato a Tita Cervera, en la grabación de un documental para Netflix sobre su vida, la preparación de una exposición digital sobre Divas en Madrid y en el rediseño de la imagen del Patronato de Turismo de Cádiz. Antonio de Felipe lleva tantas cosas entre manos que, al relatarlas, se aturulla. Reconoce que, tras un periodo raro, atraviesa quizás, por uno de sus mejores momentos creativos. Un éxito, también de popularidad, al que le ha aupado, quién lo iba a decir, Isabel Pantoja. El valenciano ha sido el autor del doble CD y libro ilustrado con el que la tonadillera celebra sus 50 años de carrera, un trabajo que le ha devuelto al escaparate. «Hacer la carátula del disco, el libro y demás ha sido un proyecto muy apetecible y singular. El hecho de que pensara en mí me enorgullece, la verdad. Ella tenía una obra mía de hace 30 años y por eso me hizo el encargo. Fue un reto que asumí con mucha ilusión y ha quedado chulo. Isabel Pantoja es un auténtico icono pop, y no pop, en este país», relata rodeado de cuadros con imágenes de divas como Audrey Hepburn o Marilyn Monroe, colecciones de vacas, latas de coca-colas, infantas, meninas y demás creaciones que se ‘esconden’ tras un portón de la calle Caballeros, a un minuto de la Iglesia de San Nicolás, donde tiene su estudio. «Cuando vengo a València ésta es mi burbuja», apunta.
Considerado el Warhol español, De Felipe confiesa que en los últimos años ha descubierto la creación aplicada a pequeñas cosas. «Una cosa son los cuadros hechos para ser colgados y disfrutados, y otro, el arte que surge de lo cotidiano y que no está en forma de foto o de vídeo o de cualquier otro soporte; un arte hecho únicamente por el placer de crear o ver arte donde nadie ve nada o donde ve cosas cotidianas. Eso me divierte mucho porque es como una versión más elevada del arte. Una manifestación artística que no tiene porqué estar vinculada a la comercialización y sí al placer de crearla y de hacer disfrutar a los demás», explica con entusiasmo porque lo suyo, siempre ha sido y es, «hacer feliz a la gente».
«Tú vas a ser un artista famoso»
Cuenta, mientras muestra una de sus primeros dibujos realizado sobre una carta. «Nací con esta pedrada del arte. Soy el pequeño de cinco hermanos y todos tenían grandes esperanzas puestas en mí, lo cual no deja de generar una grandísima presión. Desde pequeño me decían ‘tú vas a ser un artista famoso’. ¡Qué presión! El camino ha sido muy difícil porque nadie te prepara para una carrera artística. Soy licenciado en Bellas Artes y trabajé como director de arte en una agencia de publicidad y eso fue para mí una escuela importante. Pero la clave es la motivación y el tener un estilo propio que te identifique. Encontrar un estilo que te defina es la leche. Y a mí, al principio, eso me generaba mucha ansiedad, pero al final el estilo fue el que me encontró a mí«, lanza.
Su filosofía es «dejar que las cosas fluyan» y sobre todo «hacer». Y eso es en lo que ha estado trabajando estos últimos meses. De Felipe se pasa, momentáneamente, a lo digital. La exposisición Divas, que inaugurará en La Fiambrera de Madrid, mostrará un arte «diferente». «El proceso de creación está hecho con la tablet, pero con las herramientas que tenemos todos en el teléfono. No he utilizado ninguna app especial de diseño ni de pintura, sino que utilizo lo que todos tenemos a nuestro alcance para editar fotos, con lo cual las herramientas son muy básicas y eso, a la vez, hace que el trabajo sea muy manual. En esa expo también habrá videoarte, porque en cada una de las imágenes de las divas he creado un vídeo. Cada una es una historia», explica. Entre sus Divas, de nuevo, la baronesa Thyssen, Tita Cervera, tendrá un protagonismo especial. Son amigos y no lo ocultan. «Siempre ha sido muy cariñosa conmigo, siempre con mucha admiración, respeto y complicidad. Es una persona que te hace sentir bien. Tiene obra mía de distintas épocas. Una está expuesta en el Museo Thyssen de Andorra y cuando le dieron el premio de Harper’s Bazaar llevó al Museo Thyssen de Madrid uno de mis retratos de dos por dos metros».
Un cuadro para la baronesa
Estos días, por cierto, el artista está inmerso en la elaboración de un cuadro de las mismas dimensiones para la baronesa. «Ha sido curiosísimo. Está espectacular porque por ella no pasa el tiempo. Esta obra no partió de un encargo porque hice su retrato en pequeño formato sin la menor presión para mi serie Divas, y ella al verlo, me lo ha pedido en gran formato. Estoy con él ahora. El primero lo hice partiendo de una foto por el puro placer de hacerlo y con la única pretensión de divertirme y crear algo que ha estado siempre en mi vida. Ya de pequeño dibujaba a las divas por sus ojos, caras… Ahora no dejo de ser yo, pero a la vez estoy dando nuevas propuestas visuales, técnicas y artísticas», desvela.
La fe artítica en De Felipe de la baronesa es tal que los cuadros con los que su hijo inició su colección privada son del artista valenciano. «Es muy bonito que alguien tan importante como coleccionista en el mundo del arte aliente a su hijo a que empiece su colección personal con obra mía. Es un orgullo». dice. La misma palabra la emplea para hablar de sus obras, actuales y antiguas. «Estoy orgulloso de todas mis criaturas, no repudio a ninguna. Todo tiene su porqué, su esencia y su alma. Jamás retoco una obra antigua», confiesa.
» Los artistas clásicos se mantienen vigentes en la medida en que son reinterpretados por las nuevas generaciones»
Sabe que es referencia para nuevas generaciones y eso, dice, le satisface porque «todos tenemos padre y madre y todos tenemos influencias. Saber que he creado un lenguaje muy particular me enorgullece». Él dice, también se nutrió de otros artistas. «Eso es la cadena del arte y de la cultura. Creo que los artistas clásicos se mantienen vigentes en la medida en que son reinterpretados por las nuevas generaciones. Velázquez está tan presente porque ha sido constantemente reinterpretado y actualizado con lo que su obra se rejuvenece y es más asequible a las nuevas generaciones. Y así, el legado no se pierde», reflexiona mientras reconoce que, al pintar su última Marilyn -figura a la que «ama con locura»- se emocionó. «Era como wow! Era la Marilyn de siempre, pero con algo diferente».
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¿Es accesible, económicamente hablando, una obra de Antonio de Felipe? Y, algo ruborizado, responde: «No todo es obra grande, tengo dibujos de pequeño formato, serigrafías y un montón de cosas porque en estos años he conseguido tener la capacidad de tener mi propia varita mágica y lo que toco convertirlo en un Antonio de Felipe. En la creación de mi propio mundo nada es postizo o artificial, sino que todo va surgiendo de manera natural, que es lo que hace que sea de verdad. Lo más importante para un artista es ser verdad».