Antes de topar con Blake Lively en ‘Cerrando el círculo’, una película sobre violencia machista con aires de telefilme de mediodía, a Justin Baldoni (Los Ángeles, 1984) se le conocía sobre todo por dos cuestiones. Haber protagonizado ‘Jane the Virgin’ interpretando a Rafael Solano, que evolucionaba de playboy en Miami a sensible padre de familia a lo largo de cinco temporadas. Y haber tenido un despertar al feminismo digno de San Pablo inspirado por su personaje en la ficción, que cristalizó en una viral charla TED donde abogaba por redefinir la masculinidad en 2017, dos años antes de que finalizase ‘Jane the Virgin’. “¿Eres lo suficientemente valiente para ser vulnerable? ¿Eres lo suficientemente fuerte para ser sensible? ¿Tienes la confianza suficiente para escuchar a las mujeres de tu vida?”, interpelaba a otros machos como él en proceso de redención. Justin Baldoni pasó de amante de los coches rápidos y consumidor compulsivo de pornografía, con la que se inició con solo 10 años según él mismo ha contado, a un padre de familia de lo más ‘woke’. Casado desde 2013 con la actriz sueca Emily Malou Foxler, tiene dos hijos, Maiya y Maxwell. Mientras su mujer aparcaba la interpretación, él convertía su epifanía feminista en oficio con dos libros, ‘Boys will be Human’ (‘Los chicos serán humanos’) y ‘Man Enough’ (‘Suficientemente hombres’): el último se convirtió en un pódcast. Su faceta como director y productor en Wayfarer Studios crecía con proyectos de corte social, como ‘A dos metros sobre ti’, un taquillero romance entre dos jóvenes con fibrosis quística.
Todo iba bien y era aún susceptible de mejorar cuando Blake Lively, estrella de Hollywood más dedicada en los últimos tiempos a la crianza de los cuatro hijos que comparte con Ryan Reynolds, aceptó protagonizar ‘Cerrando el círculo’, que Baldoni dirigía y protagonizaba. Pero a medio rodaje –estuvo interrumpido por la huelga de actores y guionistas– la actriz exigió un coordinador de intimidad para volver al set: según ella su partenaire inventaba escenas de sexo gratuitas, improvisaba besos, se empeñaba en hablarle de su antigua “adicción a la pornografía”, irrumpía en su camerino cuando aún estaba desnuda y tenía fijación con su sobrepeso. Además del acoso sexual, Blake Lively acabó por demandar a Baldoni por “urdir una campaña de descrédito contra ella” cuando, ya en plena promoción de la película y dada la indisimulable hostilidad entre ambos, comenzaron a lloverle titulares negativos: de la frivolidad de Blake Lively al hablar sobre violencia machista a su supuesta grosería en el trato con la prensa. Según la actriz alega en la demanda, el origen de estas informaciones hay que buscarlo en una empresa de gestión de crisis contratada por Justin Baldoni y Jamey Heath, el CEO de su productora Wayfarer Studios, a quien también ha demandado.
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Justin Baldoni no solo niega la mayor y lo reduce todo a una pugna por el control creativo de la película, sino que ha contratado a la relaciones públicas en situaciones de crisis Melissa Nathan, quien representó a Johnny Depp durante su juicio contra Amber Heard, para defenderse. Por ahora reclama 250 millones de dólares a ‘The New York Times’ en una demanda judicial por el artículo ‘Podemos enterrar a cualquiera: dentro de la máquina de difamación de Hollywood’, que avalaba la versión de Blake Lively. A la espera de que se pronuncien los tribunales, queda por ver si el cambio de rumbo vital de Justin Baldoni no viene marcado también por su último personaje. El de ‘Rompiendo el círculo’: un guapérrimo neurocirujano que enamora a la protagonista y al final resulta ser un maltratador narcisista y psicopático. Al menos en la ficción, no podía ser todo tan idílico.
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