Tras las fiestas hasta altas horas de la madrugada después de comer las uvas, son muchos los que deciden pasar el día de Año Nuevo acompañados de la mejor música. Acudir a un concierto durante el 1 de enero se ha convertido en una tradición para muchos y las propuestas son cada vez más abundantes y de una mayor calidad. No solo el concierto de la Filarmónica de Viena se está haciendo un hueco en los corazones de los melómanos, sino que en el caso de Tenerife también hay una gran variedad entre la que elegir.
En Viena, tras 85 ediciones y más de mil piezas interpretadas, el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica rompió en esta ocasión, por primera vez, el monopolio masculino de su repertorio al incluir una obra de la compositora austríaca Constanze Geiger. Fueron algo menos de seis minutos que, no obstante, quedarán para la historia. Ferdinandus-Walzer, un vals compuesto por Geiger a los 12 años y estrenado en 1848, acaparó el protagonismo en el mediático recital dominado por la música alegre de la familia Strauss. De esta forma, el concierto dirigido por Riccardo Muti incluyó una innovación, para algunos muy tardía, a su celebración de la tradición con sus optimistas y ligeros valses, polcas y galopes.
Geiger, hasta ahora poco conocida, robó el protagonismo de este concierto a la saga de los Strauss con una pieza que, según Muti, destaca por su gran calidad. «No elegí este vals por ser obra de una mujer, sino por su valor artístico», afirmó Muti antes del concierto. Aunque el director italiano insistió en que ni él ni la Filarmónica se guiaron por cuestiones de género, es difícil no ver esta decisión como un intento por adecuar a los tiempos un concierto conocido por su conservadurismo.
La inclusión de Geiger en el recital de música clásica más seguido del planeta –retransmitido a casi cien países– rompe una barrera en un concierto que hasta ahora había tenido nula presencia femenina en el repertorio y que nunca ha sido dirigido por una mujer. No en vano, apenas el 15 % de todos los integrantes de la orquesta son mujeres, y tan solo pudieron incorporarse a la Filarmónica a partir de 1997.
Geiger, que además de compositora fue pianista y actriz, mantuvo estrechos lazos con la familia Strauss. De hecho, el estreno mundial de su Ferdinandus Walzer fue dirigido por Johann Strauss padre. Pese a su precoz y enorme talento, Geiger abandonó casi por completo la creación después de casarse con un aristócrata a los 25 años y dar a luz a su único hijo.
Otro gran protagonista del concierto fue el propio Riccardo Muti, quien, a sus 83 años, dirigió a la Filarmónica de Viena en esta cita por séptima vez y se consolidó como el director vivo que más veces ha liderado el recital. El maestro italiano mostró un vigor que desafía la edad y realzó la esencia de la música, descrita por él mismo como «melancólica y alegre». En su tradicional mensaje de Año Nuevo, el director italiano deseó «paz, fraternidad y amor».
El tercer gran protagonista de esta nueva edición del concierto fue Johann Strauss hijo, una figura central de la música vienesa, con motivo del bicentenario de su nacimiento. Así, el recital incluyó ocho composiciones del rey del vals, además del tradicional bis de El Danubio azul, y piezas del resto de la saga.
Como es habitual, la versión televisada del concierto de la Filarmónica de Viena ofreció actuaciones del ballet de la Ópera de Viena como acompañamiento de algunas piezas, coreografiadas por primera vez por la británica Cathy Marston. Además, en la pausa se incluyó un vídeo titulado 2025 – A Strauss Odyssey, en la que Thomas Strauss se inspira en la conocida película de Stanley Kubrick para indagar en la obra y vida de su tatarabuelo, Johann Strauss hijo.
El concierto culminó, como manda la tradición, con las dos propinas más célebres: El Danubio Azul y una Marcha Radetzky al ritmo de las palmas del público.
En el Archipiélago
Canarias también se sumó a la moda europea de celebrar el Año Nuevo con música y durante la jornada se pudo asistir a diferentes propuestas. La Joven Orquesta de Canarias (Jocan) da la bienvenida a 2025 con una gira de conciertos que tienen como protagonista al compositor austriaco Anton Bruckner. Unos 80 músicos iniciaron ayer la serie de tres conciertos que tienen preparados para esta semana. La primera parada tuvo lugar en el Auditorio de Tenerife, mientras que hoy harán lo propio en el Teatro Pérez Galdós de Gran Canaria antes de finalizar, mañana, en el Palacio de Formación y Congresos de Fuerteventura, donde Televisión Canaria grabará el espectáculo para su posterior emisión el Día de Reyes.
Estos conciertos cuentan con la dirección de Víctor Pablo Pérez para interpretar la Sexta Sinfonía y el estreno absoluto de Reflejos de A. Bruckner, compuesta por el canario Álvaro Lorente, antiguo músico de la Jocan. La interpretación de la Sexta Sinfonía de Anton Bruckner sirve de colofón al bicentenario del nacimiento del célebre compositor austriaco homenajeado en todo el planeta a lo largo de 2024. Se trata de una composición monumental, de una gran complejidad rítmica, así como profundidad emocional. En cuanto a Reflejos de A. Bruckner, el compositor Álvaro Lorente explica que, «aunque se inspira en el estilo característico de Bruckner, también integra una visión más personal, incorporando algunas técnicas más propias de nuestra época». La Jocan finaliza esta serie de conciertos con el tradicional villancico Campana sobre campana en versión orquesta y «a lo Bruckner», avanzó el maestro Víctor Pablo Pérez.
En Tenerife también se pudo escuchar buena música durante este 1 de enero en Garachico, que acogió la décima edición del Concierto de Año Nuevo de Tenerife. La cita musical no defraudó al público que desde las cinco de la tarde se adelantaba para coger buen sitio, a pesar de que el arranque no estaba previsto hasta una hora después. Más de mil personas acudieron al tradicional concierto ofrecido desde 2013 por la Big Band de Canarias, que ayer arrancó la velada musical con Dimensions in Blue y Nutville.
Los dos solistas invitados, Héctor Quintero y Carmen Acosta, dejaron patente el talento musical canario con dos intervenciones impecables. Mientras Quintero recordó a Frank Sinatra, Acosta fue la prueba de la fusión entre lo clásico y lo moderno.
La cantante y compositora catalana Alba Carmona salió al escenario con la caída de la temperatura y de la noche. La que fuera componente de Las Migas abrazó al público con una voz aterciopelada pero intensa en los momentos más necesarios. El público se rindió ante el arte de la cantante nacida en Barcelona pero de raíces andaluzas.
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La tercera cita con la música en la Isla estuvo un año más en Arafo, donde la Agrupación Artístico Musical La Candelaria se subió al escenario para ofrecer su tradicional Concierto Extraordinario de Año Nuevo. El cantante Francisco fue el invitado de esta nueva edición de la iniciativa celebrada en el Auditorio Juan Carlos I. El artista alicantino recaló en la Isla con su Francisco Sinfónico, un recorrido por las canciones de todos los tiempos de este cantante emblemático, que hizo que el público coreara sus temas más conocidos, como Latino o A dónde voy sin ti. Además, la banda de Arafo regaló al público algunas de sus piezas de propia creación. n