Ibiza ha sido, desde los años 60 a la actualidad, la segunda casa de un sinfín de estrellas musicales que, o bien decidieron afincarse en ella, o mantuvieron una estrecha e íntima relación con la isla. La lista es interminable e incluye a gigantes como Bob Marley, quien ofreció un concierto en 1978, en la plaza de toros, con el rey del reggae «más colgado que un fuet», como confesó en su momento el desaparecido periodista Àngel Casas; los Pink Floyd, que encontraron la inspiracióm para componer temas como Ibiza Bar; Mike Oldfield, que se instaló en un chalé sobre un acantilado de Es Cubells, y que también vivió una temporada en Mallorca; Nina Hagen, Duran Duran, King Crimson, Freddie Mercury o, más reciente en el tiempo, James Blunt. También Sid Vicious, el bajista de los Sex Pistols, icono mayúsculo del punk, de quien sin embargo poco se ha escrito sobre los días que pasó en la mayor de las Pitiusas.
El Sid más inocente
Sid Vicious nunca actuó en Ibiza, tampoco se emborrachó por sus calles, ni montó ningún escándalo, al contrario, mostró en la isla mediterránea su lado más tierno e inocente. Así queda reflejado en las fotografías de ‘The Sid Vicious Family Album’, un libro que su madre, Anne Beverley, armó en 1980, un año después de la muerte de su hijo, víctima de una sobredosis de heroína tras un programa de desintoxicación en la cárcel de Rikers Island, en Nueva York. En el citado volumen, de 36 páginas, publicado por Virgin y disponible en distintas plataformas digitales, se puede ver a Sid junto a su madre de vacaciones en Ibiza. John Simon Ritchie, su nombre real, nació en 1957 en Londres, fruto de la relación entre Anne McDonald y John Ritchie. Ella había dejado la escuela para ingresar en la Real Fuerza Aérea Británica, donde conocería al padre de Sid, que trabajaba como guardia del Palacio de Buckingham y tocaba el trombón ocasionalmente en clubes de jazz. Al poco de nacer Sid, su padre les abandonó y McDonald decidió instalarse en Ibiza, donde se casaría de nuevo, en 1965, con Christopher Beverley.
Las fotografías de Sid en Ibiza están datadas entre los años 1960 y 1961 y descubren y en ellas aparece jugando con una llanta, acariciando un perro en el muelle o sentado en una mesa almorzando bajo el sol mediterráneo. Cuenta la leyenda que su madre se ganaba la vida vendiendo porros a los turistas y que aprendió en la Pitiusa mayor los secretos culinarios del ajo. Unas auténticas ‘Holidays in the Sun’, como cantarían años después los Sex Pistols en el famoso single publicado originalmente en 1977 y reeditado en 2023 en una edición limitada. En esa página del álbum, su madre escribe que todos sus amigos «predijeron» que el pequeño Sid sería «nada, es decir un fracaso total o primer ministro de Inglaterra». No se equivocaron.
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‘Superhéroe punk: Sid Vicious’, libro publicado en 2011 por Alan Parker, contiene amplias entrevistas con Anne Beverley, con quien Parker vivió durante un tiempo antes de que ella se suicidara en 1996. Esta obra también viaja hasta su infancia, y cuenta cómo el viejo registro de clases de la escuela primaria Soho Parish tiene una nota en el margen que dice que John Simon Ritchie, de cinco años, llegó solo al colegio en su primer día de escuela en septiembre de 1962. De alguna manera fue un comienzo apropiado para la vida desenfrenada y conflictiva de Sid Vicious: abandonó la escuela de Arte; tuvo una madre yonqui; ejerció de «bajista» (entrecomillado porque en directo se le desenchufaba dadas sus pocas habilidades con el instrumento) de Sex Pistols; fue la media naranja de Nancy Spungen, ilustre mártir del punk; y encontró su propia sobredosis mortal el 2 de febrero de 1979.
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