«El tío Øyvind está enfermo. Se pasa casi todo el día sentado en un sillón. Aun así, siempre está contento. Miré la cara seria de mi madre en el retrovisor. El tío Øyvind está enfermo y alegre. Mi madre está sana y de mal humor. Cuando yo sea mayor, pienso estar siempre de buen humor con mis hijos«. Oskar y yo, escrito por la noruega Maria Parr (Fiskå, Noruega, 1981) y publicado en España por Nórdica Infantil, no es un libro sobre el duelo, pero lo aborda a través de la mirada de una niña, Ida, que cuenta la vida junto a su hermano Oskar. Tampoco es un libro sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero Ida tiene unos tíos, Øyvind y Bulle, que están casados. Oskar y yo no es un libro sobre la infancia, pero los protagonistas, estos hermanos y sus amigos, son un auténtico tratado sobre cómo somos mientras somos niños.
Parr ha conseguido, en apenas 180 páginas, escribir un libro divertido, profundo pero de lectura ligera y amable. En su país la consideran la directa sucesora de otra gran escritora nórdica que marcó a varias generaciones de niñas y niño: Astrid Lindgren, la celebérrima autora de la ya clásica serie de Pippi Calzaslargas.
«Este es el libro qué más repercusión ha tenido y me sorprende porque es un proyecto pequeño, al que llegué después de trabajar en uno mucho más grande», explica por videollamada la autora desde Noruega, donde reside. «Tal vez, en un mundo tan aterrador, mi propia necesidad de volverme hacia esas cosas cotidianas sencillas que realmente importan también importaron a otras personas y les hizo conectar con este libro».
Maria Parr estudió Lenguas y Literatura Nórdicas en la Universidad de Bergen, y siempre quiso dedicarse a escribir. Dedicó su tesis a Astrid Lindgren, por la que siente una gran admiración y considera una referencia fundamental. «Siento que es bastante injusto para ella que nos comparen», dice con una sonrisa y cierto pudor. «Creo que decir que soy su heredera es lo fácil, y por supuesto que me hace feliz, es un gran cumplido, pero espero que algún día dejen de compararnos. Es cierto que creo que en mis libros hay algunas de las cualidades que valoro en sus historias».
Amistad entre hermanos
Sus libros son inteligentes y divertidos, historias sencillas para niñas y niños, pero también para adultos que no quieren dejar morir al niño que fueron. Dice Parr que idea estas historias porque tiene muy presente cómo se sentía y cómo pensaba cuando era niña y que es de ahí de donde nace esa voz que no trata a la infancia con condescendencia, sino que recoge con precisión la manera en la que se enfrenta la vida en esta etapa tan fundamental. Antes de Oskar y yo, publicó otros títulos como Lena, Theo y el mar; Corazones de gofre o Tania Val de Lumbre, y algunos más aún no traducidos al español. Gracias a ellos ha recibido reconocimientos como el Premio Luchs, el Premio Brage, el Silbernen Griffel y el Prix Sorcière.
«Mis libros nunca son una línea recta, creo que no podría nunca dedicarme a escribir novelas policíacas o algo así porque a veces comienzo un proyecto y no vuelvo a él hasta después de un tiempo», explica. Fue lo que ocurrió con Ida y Oskar, los protagonistas de Oskar y yo. «Ya había escrito algunas historias sobre estos dos personajes, pero nunca había escrito un libro que se centrase en la amistad entre hermanos y es un tema que quería abordar. Soy la hermana mayor de tres, ahora tengo tres hijos y en todas partes a mi alrededor veo hermanos y quería profundizar en esto», explica sobre el origen de la historia. «Crecer con hermanos es de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida».
La narradora del libro, Ida, es la hermana mayor de Oskar, algo probablemente influido por su propia experiencia personal, y el personaje vive las emociones propias de ocupar ese lugar en la familia: se siente responsable del cuidado de su hermano, pero a la vez, en algunos momentos, siente esto como una carga. También siente vergüenza delante de las amigas por las ocurrencias del pequeño, pero le echa de menos cuando no están juntos. Es su compañero de aventuras, con el que, además, atraviesa el duelo por perder a su tío.
La muerte es otro de los asuntos fundamentales que aborda esta pequeña gran novela. La narración oscila entre la vivencia de los niños -«entran y salen de él con más naturalidad que los adultos, no lo hacen el centro de sus vidas», explica Parr- y el vacío y la tristeza en la que atraviesa a los adultos. «No sé cómo es en España, pero en Noruega, al menos en mi generación, los niños están muy incluidos en los procesos cuando alguien de la familia muere, es normal llevarlos a los funerales y hacerlos participar. Creo que es lo más inteligente, porque no puedes proteger a alguien del hecho de que alguien cercano se muera. Van a sufrir la pérdida de todos modos, no puedes fingir que no ha sucedido», explica. «Quería reflejar esto en el libro, hay que ayudarles a entender que la muerte es algo triste, pero no peligrosa».
Experiencia personal
La experiencia de la autora ayudó a darle forma. Está dedicado a Edit que, explica, era una gran amiga y prima segunda suya, que murió de cáncer. Edit pudo leer el libro con ella: «Creo que escribirlo fue una manera de poner en palabras lo que estábamos pasando. Probablemente, también para mí misma», indica. «No lo sentí así mientras escribía, pero me ayudó mucho que ella pudiera leerlo. También a sus sobrinos y sobrinas: creo que inconscientemente, estaba pensando en ellos».
El tío de Oskar e Ida, además, está casado con un hombre. El matrimonio entre personas del mismo sexo no es algo que se desarrolle en el libro: sencillamente, está ahí en forma de personajes. «Creo que esto ya está muy naturalizado por la infancia, porque todos tienen alguien cercano que es gay. Mi intención era simplemente hacerlo presente, mencionarlo», confiesa. Y remata: «Creo que debería haberlo hecho hace mucho tiempo».
Maria Parr es una reconocida autora de Literatura Infantil y Juvenil en Noruega, aunque admite que no recuerda cuándo quiso dedicarse a esto, en lugar de escribir otro tipo de libros. «Escribo desde muy joven y supongo que siempre tuve muy presente mi propia infancia», responde. «Nunca me he planteado escribir otra cosa que no fueran libros para la infancia», explica. «Siento que tengo el trabajo más importante del mundo, hacer historias para niñas y niños».
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No ha podido visitar aún España como escritora, pero admite que la edición en español de su obra es de sus favoritas: «en las traducciones a otros idiomas siempre peleo para que se incluyan las ilustraciones originales, porque las ilustraciones de la edición noruega son increíblemente buenas», explica. «La edición española es la única que tiene nuevas ilustraciones, son hermosas».