«Si no puedes hacerlo sintiendo, no lo hagas».
Patsy Cline
(«Si no puedes hacerlo sintiendo, no lo hagas»)
Con un sonido personal y unos temas en los que la melancolía y la esperanza se dan la mano, VIOLETA se ha consolidado como una de las artistas más cautivadoras del momento. La cantante llega al UMusic Hotel, en el centro de Madrid, y el bullicio de la capital, por un momento, parece quedar en pausa. Con los ojos cargados del dulce cansancio del trabajo bien hecho, VIOLETA muestra, una vez más, un reflejo honesto de lo que es y es que, pese al brillo de la fama, conserva intacta su humanidad.
¿Qué ha cambiado desde la última vez que nos vimos?
Parece que han pasado diez años en vez de diez meses. He aprendido mucho sobre cómo funciona el mundo. Creo que todo el rato se van aprendiendo cosas, y a vivir, pero creo que la principal diferencia es que ahora sé muchas cosas más. Desde que salí de la Academia me dije “voy a ser una esponja”. Soy una persona muy observadora, y me gusta aprender sin preguntar, viendo. Creo que en estos diez meses he aprendido mucho.
El videoclip de ‘LIBERTÁ’ es profundamente narrativo y el de ‘Palmas Y Desamores’ es más estético. Cuéntame por qué ese giro.
‘LIBERTÁ’, desde el principio, cuando estaba en el estudio allí en Miami, era una canción que, claramente, describía una historia, una historia mía y personal. Ya desde entonces me imaginaba escenas, visuales y esa narrativa que creo que caracteriza mucho tanto la letra de ‘LIBERTÁ’ como, sobre todo, el videoclip.
Y en ‘Palmas Y Desamores’, como es una canción mucho más festiva, por decirlo de alguna manera, tenía ganas de hacer una cosa menos narrativa, porque la historia ya queda clara en la letra, y centrarme mucho más en la estética, que la narrativa estuviera presente en otros detalles, pero no en el ámbito general. Algo que no te presentase una historia, sino que te gustase el videoclip estéticamente, que te mostrara algo diferente. Además, la gente conocía ‘Palmas Y Desamores’ por el Coca-Cola (el festival Coca-Cola Music Experience o CCME, donde VIOLETA mostró el tema el pasado 19 de septiembre) y no quería presentar algo que la gente ya hubiera podido imaginarse, por ejemplo rojo y negro, que son los colores principales del CCME, o que hubiera palmeros porque en el festival los hubo… me apetecía darle una vuelta, y, aunque la gente pudiera esperarse otro tipo de videoclip, hacer algo diferente.
En ‘LIBERTÁ’ veíamos una batalla entre dos VIOLETAS. ¿Cómo consigues el alto el fuego? ¿Cuál es la VIOLETA que encontramos finalmente en ‘Palmas Y Desamores’?
El alto el fuego es una cosa que tienes que trabajar mucho, y no considero que el conflicto se pare de un día para otro… ojalá. Pero creo que es una batalla vital, que todo el mundo se pasa la vida cuestionándose algunas cosas de su personalidad, o de su forma de ser. Y, aunque espero y creo que cada vez somos más conscientes de la importancia de la salud mental, de la terapia y ese tipo de autocuidado, creo que, al final, forma un poco parte del ser humano. Yo creo que con trabajo y mucha conversación con uno mismo, las cosas mejoran y el alto el fuego puede llegar, pero se me hace un poco difícil pensar que es instantáneo, es un proceso. Digamos que ‘LIBERTÁ’ es ese dolor.
«‘Palmas Y Desamores’ expresa que tanto lo bueno como lo malo forman parte de ti y se integran en lo que tú eres como persona»
Dicen que se vive mejor en la ignorancia. Cuando empiezas a darte cuenta y eres consciente de todo, obviamente hay cosas que te duelen y te hacen daño. En ‘Palmas Y Desamores’ vemos un personaje que ya ha aprendido todo eso, ya no le importa porque ya lo ha hecho parte de sí. Por eso es inocente, y vemos que en todo el videoclip voy vestida de blanco, que quiere simbolizar eso, la inocencia, la pureza… Se planteó que yo, al empezar el videoclip, prácticamente acababa de llegar al mundo y empiezo a hacer cosas que tienen una funcionalidad clara como tocar el piano, pero lo hago con los pies,… como que no entiendo bien qué significa cada cosa y voy aprendiendo sobre la marcha. Al final, la canción va un poco de eso, que el mundo es un aprendizaje continuo, como te decía al principio de la entrevista, y tanto lo bueno como lo malo forman parte de ti y se integran en lo que tú eres como persona.
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Hemos asistido a lo que podríamos llamar una trilogía con ‘el x venir’, ‘LIBERTÁ’ y ‘Palmas Y Desamores’. Los tres tienen un hilo conductor. ¿En tu disco, cuando llegue, habrá un hilo conductor? ¿Cuál será?
¡Eso ya no te lo puedo decir! Pero habrá un hilo conductor, por supuestísimo.
¿Claro?
Sí.
¿Visual?
Sí.
¿Y narrativo?
Sí.
¿Sólo me vas a contestar sí y no?
Sí (se ríe).
Vídeo: Carla Acosta
Además de crear arte, te gusta consumirlo. Si ‘Palmas Y Desamores’ fuera una pintura, ¿qué colores y qué formas veríamos?
Guau… Pues yo creo que sería como una pintura de tonos tierras, rosados, pastel… y con el estilo de Goya. Sí, algo así.
Las escenas con la granada me han recordado al mito de Perséfone. Pintura, mitología, poesía… ¿vamos a seguir encontrando referencias al arte en tu música?
Siempre. Forma parte de lo que soy y no sé no hacerlo. Yo siempre entro al estudio con un concepto, con una idea de por dónde voy a tirar, y el día de ‘Palmas Y Desamores’ entré sin nada, pensando “a ver qué me sale”. Me apetecía una canción menos intensa, aunque al final siga siendo igual de intensa, pero mi actitud fue de “voy a divertirme”, salió muy natural. Y, bueno, trilogía, detalles, simbología… no puedo evitarlo. Me gusta hacer cosas que no tienen que ver entre sí como ejercicio para trabajarlo yo, pero me gusta que todo tenga coherencia y todo esté hilado.
O sea, que tienes tan interiorizado todo el arte que has consumido en tu vida que, cuando funcionas en automático, te lleva allí también.
Sí. Para mí, cuando creas, buscas la belleza, y para mí eso es lo más bello. Mi lenguaje y mi visión se van a todo lo que me parece bello, que es todo lo que he consumido y consumo artísticamente.
«Para mí, cuando creas, buscas la belleza, y eso es lo más bello»
¿Hay algún detalle o alguna referencia en Palmas Y Desamores que crees que es fácil pasar por alto, pero que a ti te hace especial ilusión que exista?
Un detalle que me gusta mucho es que el vestido que llevo, que es de una diseñadora, es de materiales reciclados, y también es guay porque, de alguna manera, el mensaje de la canción es que todo forma parte de ti y que todo eso que te ha pasado y que has experimentado se recicla de alguna manera y se vuelve parte de ti, ya transformado. Y el vestido representa eso, porque está hecho a partir de otros materiales que han tenido otra vida y luego hacen nacer una cosa nueva. Es la metáfora del videoclip, que todo da lugar a algo nuevo, incluso las cosas más antiguas. Por ejemplo, cuando cojo poesía de Lorca en ‘el x venir’. Eso tiene bastantes años, y, sin embargo, da lugar a una creación nueva. Todo forma parte de la novedad, todo es vanguardia, las experiencias y las cosas que tienen vida propia también pueden tener una nueva. Ese detalle me gustó.
«El mensaje de la canción es que todo lo que has experimentado se recicla y se vuelve parte de ti»
¿Cómo deberíamos escuchar ‘Palmas Y Desamores’, además de en bucle?
Yo te diría que altísimo y con gente con la que te lo pases superbién. Yo cada vez que me la pongo es de fiesta. No tiene por qué ser exactamente en una fiesta, pero sí para pasárselo bien. Me la imagino mucho ahora en Navidad con la familia, con los amigos… Aunque la letra es un poco densa, alguna gente me decía “pero de fiesta también da un poco de bajón por la letra”.
La letra tiene un mensaje serio, más adulto y maduro.
Pero también es esperanzador, te está diciendo “sí, van a pasar muchas cosas, pero siempre he confiado en mí”. Cuando dice “siempre supe que en mi pecho había un lucero”, es una expresión de confianza en uno mismo, que, a pesar de la lucha y de estar batallando, siempre hay algo de ti que te dice “sigue”. Es confiar pese a lo que te pase, aunque en la vida te toque enfrentarte a cosas que son duras y que te hacen daño, que te hacen fuerte. Pero, al final, todo el mundo sabe que hay una espinita que te dice “yo soy así”, y está guay. Es hacer hincapié en que, aunque a veces pasen cosas que nos hagan dudar, lo más importante es seguir adelante y confiar en uno mismo.
Cuando hablas de desamor lo haces siempre con una nostalgia que resulta bellísima. ¿Qué papel juega para ti la belleza en la tristeza?
La tristeza también es belleza, de forma inevitable. Realmente todo puede ser belleza, y es un sentimiento que no nos gusta, pero no hay tristeza si no se quiere. Tú no sientes tristeza o dolor por algo que no te importa, y, mientras tengamos cosas que nos importan y la capacidad de querer para que nos duela de esa manera, para mí eso es bello, porque yo no entiendo la vida sin querer y sin amor. Y, si eso trae tristeza, pues de esa tristeza se sacan otras muchas cosas, pero yo no renunciaría al amor para no tener tristeza. También el amor hacia familia y amigos, no solo pareja, que siempre se entiende el amor como a tu novio o tu novia… yo amo a mi perra, mi trabajo, mi música… miles de cosas. Yo creo que eso es lo que da sentido a la vida y para mí la tristeza forma parte de la belleza y del amor.
«La tristeza también es belleza, de forma inevitable»
Recuerdo que una vez le preguntaron a la escritora Rosa Montero que cuál era su sentimiento favorito para sentarse a escribir y dijo que para ella era la melancolía. ¿Cuál sería el tuyo?
Probablemente también. Soy una persona muy melancólica, vivo un poco en la nostalgia, pero creo que me pasa, precisamente, por lo que hablábamos de la belleza. Soy tan consciente de las cosas bonitas que tengo —aunque sea un atardecer, no tiene por qué ser algo como que ahora estoy viviendo mi sueño— que eso me hace muy consciente del momento y pienso que en el futuro lo voy a echar de menos. Así que siempre tengo un tinte de melancolía en mi vida, pero creo que eso me hace disfrutar más y ser más consciente de las cosas bonitas que tengo. Porque, si hay un poquito de tristeza en la belleza, eres capaz, creo, de apreciarlo todo.
¿Cómo equilibras la experimentación y el riesgo con el deseo de llegar a un público amplio?
Puf. Lo llevo genial, la verdad. Me encanta el estudio, hacer música, trabajar con gente que admiro y con la que, además, me lo paso superbién. Creo que siempre hay unas premisas. Muchas veces he leído cosas como “VIOLETA es ‘underground’”. No, yo quiero llegar a todo tipo de público, que me escuche tu abuela, mi prima… todo el mundo. Pero es verdad que quiero hacerlo desde una seña de identidad propia y con un sonido propio, y no hacer una fórmula que ya está muy trillada, sino de algo que salga de mí. Pero no me quiero cerrar ninguna puerta. Creo que el equilibrio está en ir probando, en ir haciendo sonido. Por eso ayuda la gente que no ha escuchado nada y no ha vivido ese proceso de creación. A veces les pongo alguna canción a mis padres, que no han estado en el estudio ni tienen concepción de cómo ha sido el proceso, a ver qué piensan. Y yo sé que, si les gusta, les gusta, y, si no les gusta, no les gusta. O hacen comentarios como “a mí el estribillo no me encanta”. Creo que es una manera muy buena de ir probando a qué público le impacta. Lo hago con mis amigos, con mis padres y hago casi un estudio demográfico antes de que salga el tema (se ríe).
Y eso te da la oportunidad de implementar algún cambio.
Pero si me gusta un tema, lo saco. No lo hago para ver si le gusta a más o menos gente. Confío en mi intuición. Al final es mi proyecto y sé las cosas que estoy haciendo, pero cuando saco algo no lo hago pensando en qué le va a gustar más a la gente, aunque siempre tengo en cuenta que sea una canción que yo crea que puede gustar.
Juega con VIOLETA. ¿Qué canción está tarareando?
Vídeo: Carla Acosta
No cabe duda de que eres una persona cercana y muy auténtica. ¿Cómo manejas esa línea entre compartir parte de ti y mantener un espacio para tu intimidad?
Estoy trabajando en ello, la verdad. También en lo personal, porque me gusta mucho dar y cuidar, y a veces me encuentro dando mis espacios, mis tiempos y mis ritmos. Y eso no puede ser. En una profesión como esta en la que los ritmos son frenéticos y en la que se trabaja incansablemente y hay muchas cosas que no se ven, pero están ocurriendo, necesitas también poner los pies en la tierra, tener tu tiempo para ti sola, para pensar y digerir incluso tu música. Y, a veces, me encuentro en un ciclo de trabajo y hacer cosas por todo el mundo y es muy difícil tener tu tiempo y tu espacio. No solo por el trabajo, sino también porque forma parte de mí, es como un hámster en una rueda. Me cuesta mucho bajarme de ella, porque es mi inercia, que va a dar, dar, dar… y hay momentos en los que estoy muy agotada.
Tus letras oscilan entre lo íntimo y lo universal. ¿Hay algún poema, algún autor o autora que, a lo largo de tu vida, te haya influido en la forma en la que afrontas los sentimientos, o incluso en la que sientes?
Lorca fue el primer poeta que impactó en mí. Recuerdo perfectamente que cuando era pequeña, en el colegio, sobre cuarto de Primaria, tenía una profesora, la tutora de ese curso, que me eligió para que leyese un poema ante todo el colegio. Leí ‘Verde que te quiero verde’, y me lo tuve que aprender de memoria, lo recité… tendría unos once años. Recuerdo estar con mis padres leyendo el poema, analizándolo, viendo qué significaba cada cosa… no porque lo tuviese que hacer, sino para que yo supiera qué estaba leyendo, claro. Y ver ese lenguaje tan especial y cómo se podían decir las cosas que normalmente se dirían de una manera mucho menos elegante… además, ‘Verde que te quiero verde’ va sobre lo que va. ¿Cómo se puede relatar la muerte de una forma tan bella? Y, si la muerte puede ser bella, imagínate las puertas que se te abren al mundo. Recuerdo que, cuando leí ese poema de pequeña, accedí a un nuevo matiz en la vida. También hicieron un recital de poesía, y yo escribí un par de poemas. Tendría doce años, y ahora leo esos poemas y pienso “joder, no están nada mal, qué nivel de intensidad, hija”.
Qué bonito que conserven eso tus padres.
Sí. Y, de hecho, me acuerdo de que escribí ese poema en una libreta que a mí me encantaba y un día encontré la hoja de la libreta en la que escribí ese poema. Y lo tengo en mi casa.
¿Y de ahí no puede salir una canción?
Pues seguro. De lo que menos te esperas puede salir una canción. Mira Teo Lucadamo, que tiene la de “¿Qué lleva la tostada? Mantequilla y mermelada”.
Y tú escuchas música muy variada, he estado viendo tus playlists…
Sí, aunque mi favorita es “vino tinto”. Hablábamos antes de que necesito momentos de relajación, yo me pongo “vino tinto” mientras me doy una ducha y que pase lo que quiera en el mundo.
Cuando en la Gala 0 cantaste ‘Crazy’, de Patsy Cline, me sorprendió porque no suele ser la música que escucha la gente de tu edad.
Esto creo que no lo he contado nunca, pero para interpretar mejor la canción, que nunca la había cantado, me vi la biografía de Patsy Cline, que además la protagoniza la actriz Jessica Lange, que me encanta, y me la vi antes de la Gala 0 porque explica de dónde viene la canción y cómo la sentía ella. Era una forma de sentir el peso de la canción.
Por donde pisas crecen flores. ¿Qué quieres que crezca en nosotras después de escucharte?
Más ganas de escuchar. Quiero que cada persona que escuche una canción mía o me conozca se quede siempre con ganas de más, porque viene más.
¿Viene más? Pues cuéntame algo de tus próximos proyectos.
Pues te cuento que llevo ya un tiempo preparándolo todo. Es algo que creo que no va a dejar indiferente a nadie.
¿Es disco?
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No te lo puedo decir (se ríe).