Lo mejor de ‘Silicon Valley’ es que las fases de una startup se parecen a lo que cuentan. Lo peor también es eso

Reconozco que una de mis series de TV favoritas es ‘Silicon Valley’ de HBO. Uno de los motivos es simple, llevo trabajando alrededor de 4 años con startups y la serie representa, en cierta medida, una válvula de escape que satiriza el sector en el que trabajo.

Sin embargo, dentro de la sátira y la comedia, esta serie (que acaba de arrancar su temporada 5) es también un interesante espejo que muestra las realidades de las startups y el ecosistema emprendedor de Silicon Valley.

Dicho de otra forma, hay mucha verdad en la serie aunque esté enmascarada con la comedia, la exageración y la sátira. De hecho, si miramos con ojo crítico la serie, podemos llevarnos algunos aprendizajes sobre la realidad de una startup y las fases por las que pasa una compañía.

Las fases por las que pasa una startup

En las cuatro temporadas de serie, hemos podido observar cómo El Flautista (Pied Piper) pasa de ser una «idea» a convertirse en una empresa con inversores, a ganar un premio en un evento de TechCrunch, a enfrentarse a litigios con gigantes de Internet (Hooli, esa empresa ficticia con cierto sabor a Google), entrar en contacto con sus primeros clientes e, incluso, cambiar por completo su negocio (y pivotar).

Lo mejor de 'Silicon Valley' es que las fases de una startup se parecen a lo que cuentan. Lo peor también es eso Los protagonistas de la serie ‘Silicon Valley’ han pasado por todas las fases (y tropiezos) por las que pasan las startups: desarrollo de un MVP, pivotes, problemas con inversores, proyectos secundarios, cambios en el modelo de negocio…

Básicamente, es la evolución normal de cualquier compañía: detectar una oportunidad de negocio, idear una solución para el problema detectado, validar la solución, captar clientes, hacer crecer y escalar el negocio y adaptarse a los cambios del mercado. Un «camino» lógico, casi de manual, que no es sencillo y que no todas las empresas consiguen porque fallan en sus hipótesis de partida, fallan en su ejecución, no crecen al ritmo requerido o, directamente, mueren por problemas organizativos…

Si somos un poco académicos, el ciclo de vida de una startup desde el punto de vista del flujo de caja (cash-flow) y los hitos del negocio sería el siguiente:

Lo mejor de 'Silicon Valley' es que las fases de una startup se parecen a lo que cuentan. Lo peor también es eso Ciclo de financiación de una startup, desde su arranque hasta salir a bolsa pasando por rondas de inversión con business angels y fondos de capital riesgo. Aún nos quedan fases que ver en la serie ‘Silicon Valley’. Imagen: StartupXplore

¿El flujo de caja o cash-flow? Es bastante normal analizar las empresas desde esta perspectiva. Básicamente, el flujo de caja es la diferencia entre el dinero que entra en la empresa y el que sale. En una empresa que nace, todo son gastos y, por tanto, se consume dinero así que el flujo de caja negativo y siempre decreciente. Cuando la empresa empieza a vender su producto o servicio a los clientes, comienzan a llegar ingresos y, por tanto, se cambiará la tendencia del flujo de caja.

Como decíamos, toda empresa nace con una idea o, mejor dicho, la detección de un problema sin resolver (o muy mal resuelto) que se puede convertir en una oportunidad de negocio.

Con este problema en el horizonte, el equipo debe desarrollar un producto (o un servicio) capaz de resolverlo y, para ello, se invierte tiempo y dinero (por eso lo llaman «valle de la muerte» porque se requiere tiempo y dinero para «atravesar el desierto» del desarrollo del producto).

Lo mejor de 'Silicon Valley' es que las fases de una startup se parecen a lo que cuentan. Lo peor también es eso Detalle del «Valle de la muerte» de una startup y las fases iniciales por las que pasa el negocio. El punto de inflexión que marca el cambio de tendencia en el flujo de caja es el inicio de las ventas de la empresa, empiezan a llegar los clientes y se valida el negocio. Imagen: Startup.co

Este primer producto, que se suele conocer como producto mínimo viable (MVP), es lo que lanzamos al mercado para recoger el feedback de los clientes y seguir avanzando o replantear las cosas (pivotar).

Si seguimos avanzando, necesitaremos más recursos y se buscará inversión además de ampliar la actividad comercial y el negocio seguirá creciendo (y también el equipo) y, posiblemente, se necesite más dinero y abrir nuevas rondas…

Una empresa que factura y tiene clientes no tiene por qué tener un flujo de caja positivo si, por ejemplo, sus gastos están por encima de sus ingresos. Tesla es una empresa con clientes y su flujo de caja es negativo y hay muchas empresas que andan lejos del «punto de equilibrio» (o break even point), cuando sus ingresos y sus gastos se igualan y, a partir de ahí, el cash-flow empieza a ser positivo.

Toda esta teoría sobre empresas y su evolución es totalmente reconocible en ‘Silicon Valley’ y podemos verlo muy bien a través de la historia de El Flautista.

La evolución de Pied Piper desde el punto de vista del negocio

Pied Piper, también conocida como El Flautista, es una idea que nace en la incubadora de Erlich Bachman de la mano del protagonista de la serie, Richard Hendriks. El protagonista es un desarrollador que trabaja en Hooli y, en su tiempo libre, detecta un problema mal resuelto: la compresión de archivos de audio.

Construyendo un MVP

La primera temporada de la serie, desde la perspectiva del negocio y el producto, nos muestra el desarrollo del producto mínimo viable y su validación en el evento de TechCrunch.

En este evento pasan cosas muy interesantes, por un lado, Jared (uno de mis personajes favoritos) introduce el concepto de validación y la necesidad de pivotar el negocio en el caso de no ser capaces de desarrollar la prueba de concepto del algoritmo. Pero la prueba funcionó, ganan el concurso de TechCrunch y la tecnología de El Flautista se puede dar por validada. Por tanto, la compañía parece que cruza con cierto éxito el famoso «valle de la muerte» y tiene un producto que se podría comercializar.

En busca de los primeros clientes

Tras la prueba de concepto mostrada en TechCrunch (ese primer MVP), los protagonistas de la serie necesitan a esos primeros clientes reales para comenzar a facturar y, además, mostrar que tienen el market-fit necesario para afirmar que tienen un negocio.

Lo mejor de 'Silicon Valley' es que las fases de una startup se parecen a lo que cuentan. Lo peor también es eso ¿Dónde aplicar un algoritmo de compresión? ¿Cuáles son los clientes potenciales de un producto así? Imagen: HBO

¿Dónde encontrar un primer cliente que confíe en un producto nuevo? Esta pregunta lleva a los protagonistas de la serie a buscar clientes que necesiten compresión de vídeo y, claro está, la pornografía es una proporción muy grande del tráfico de Internet así que había que buscar un primer piloto. Un cliente real que use el servicio y pague por él es el punto de inflexión que busca una startup para demostrar que tiene mercado y que comienza a salir de su «valle de la muerte».

Lo mejor de 'Silicon Valley' es que las fases de una startup se parecen a lo que cuentan. Lo peor también es eso Para los protagonistas de la serie, un primer cliente con necesidad de compresión de datos y ahorro de ancho de banda es la pornografía y, precisamente, es un sector que ocupa el 37% del tráfico de Internet.

Vender, vender y vender

El final de la segunda temporada nos dejó dos imágenes en la retina. Por un lado, El Flautista había conseguido miles de usuarios en su (fallida) retransmisión por vídeo de alta calidad del nacimiento de unos huevos de cóndor y, a pesar de este éxito, el cese de Richard como CEO.

El consejo de administración de El Flautista buscaba un nuevo aire para la compañía y, el nuevo CEO, cambia el modelo de negocio por completo. Pasan de ser una empresa B2C (foco en el cliente final) a ser una empresa B2B (foco en vender a otras empresas); un cambio que es habitual en startups porque pasas de invertir en marketing a gestionar equipos de ventas y, precisamente, ese el cambio que sufre Pied Piper. De hecho, no es el único cambio que vive la compañía. El nuevo CEO lanza otro mensaje de impacto, el «producto» de El Flautista no es su algoritmo, es el valor de sus acciones y, por tanto, el rumbo será el de maximizar el valor de la empresa.

¿Cómo conseguirlo? Vendiendo un producto para empresas: The Box.

Básicamente, los inversores habían hecho que la empresa perdiese su misión y su esencia pero, al final, Richard acaba volviendo como CEO y Pied Piper vuelve a convertirse en una plataforma que se lanza al mercado y alcanza 100.000 descargas en apenas 10 días. Sin embargo, las descargas no tienen valor si los usuarios no son «usuarios activos» y Jared acabará siendo presa del pánico y entrará en una práctica algo deshonesta: comprar usuarios falsos para aparentar unas métricas mucho mejores de lo que son (y tendrá un efecto muy negativo para los inversores).

Pivotar con un side-project

Con Pied Piper hundiéndose como plataforma, el equipo de esta loca startup ve en un proyecto interno una nueva oportunidad de negocio. Dinesh había desarrollado internamente un chat de vídeo que se convertirá en el nuevo producto de la compañía.

El negocio cambia y pivota hacia PiperChat. Pied Piper ya no ofrece una plataforma de compresión, ofrece una aplicación de chat de vídeo que es muy superior en prestaciones al resto de apps del mercado y, además, suscita rápidamente el interés entre los usuarios.

Este tipo de pivotes son habituales y forman parte del proceso de búsqueda del market-fit de muchas startups; sin embargo, para los protagonistas de la serie, su mala reputación «hinchando las métricas» les cerrará puertas cara a inversores (la inversión es una cuestión de confianza en el equipo promotor).

Lo mejor de 'Silicon Valley' es que las fases de una startup se parecen a lo que cuentan. Lo peor también es eso Fases por las que atraviesa una startup y su correlación con las aventuras de Pied Pier, la startup de los protagonistas de la serie ‘Silicon Valley’. Raviga Capital es la empresa de capital-riesgo fundada por Peter Gregory, primer inversor de la compañía. Russ Hanneman es el segundo inversor, el más canalla. Intersite es la empresa de pornografía que aspiran sea su primer cliente. El nuevo logo de Pied Piper simboliza la retransmisión (fallida) del nacimiento de polluelos del nido de cóndor. The Box es el servidor y PiperChat el servicio de chat de vídeo que lanzan como side-project

La evolución en la gestión de una startup según ‘Silicon Valley’

Además de analizar las aventuras de los protagonistas de ‘Silicon Valley’ a través del negocio de El Flautista, también podemos aprender algunos detalles interesantes sobre la gestión de una startup y, por supuesto, de la evolución de la misma (incluyendo la profesionalización).

Cuando la serie arranca, Richard es un empleado de Hooli y tiene que decidir si da el salto y se dedica a tiempo completo a desarrollar Pied Piper o bien lo compatibiliza con su trabajo en Hooli. Opta por lo primero pero le cuesta un disgusto por las condiciones de su contrato con Hooli (que le reclama que el algoritmo lo creó siendo empleado y, por tanto, le pertenece a su empleador).

Además, Richard está alojado en una incubadora que, a cambio de su «cuestionable apoyo», le obliga a ceder parte de la propiedad del negocio que genere. Básicamente, Erlich Bachman adquiere un importante paquete de acciones, simplemente, por ser el propietario de la incubadora/casa en la que trabaja/vive Richard.

Al empezar a funcionar como empresa, el equipo también se tiene que reorganizar y aquí Jared también ofrece una interesante lección: aplicar scrum y evitar los solapes de tareas entre los programadores.

Los inversores también tienen un rol interesante en El Flautista.

Peter Gregory, primer inversor en El Flautista, tiene un rol de inversor ángel que asesora a la compañía en sus primeros pasos desde el fondo Raviga Capital.

El «inversor canalla» de Russ Hanneman intenta influir para su beneficio pero, con su entrada, podemos ver la implantación de un consejo de administración para gobernar las decisiones estratégicas de la compañía.

De hecho, es este consejo de administración el que termina cesando a Richard como CEO y nombrando un CEO profesional, Jack Barker. Richard, el fundador de la compañía, es relegado al puesto de CTO por decisión de sus inversores (que son los que gobiernan la compañía desde el consejo de administración).

Tras la salida de Barker, Richard vuelve de nuevo a ser CEO de Pied Piper, la compañía crea un nuevo producto (PiperChat) a raíz de un proyecto interno, Richard se marcha y se nombra a un «hombre de la casa» como nuevo CEO.

El futuro pasa por volver al principio…

¿Y qué esperamos ver en el futuro? Básicamente, el final de la temporada 4 nos ha llevado al inicio. El algoritmo de Richard sigue siendo ese producto-hilo conductor que guía la trama y la nueva aplicación de El Flautista aspira a «cambiar para siempre Internet».

Tras lanzar su primer MVP, pivotar, lanzar un side-project y, prácticamente, volver al inicio; uno espera que en ‘Silicon Valley’ comencemos a ver una empresa que escala rápidamente y se implanta de manera masiva en el mercado.

¿Qué nos falta ver? Echamos en falta nuevas rondas de financiación, crecimiento exponencial de usuarios y, por supuesto, una hipotética salida a bolsa (que sería el gran final para la evolución de esta startup de ficción).

Sin duda, además de pasar un buen rato, con Silicon Valley se puede aprender un poco sobre negocios digitales y gobierno corporativo.

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Lo mejor de ‘Silicon Valley’ es que las fases de una startup se parecen a lo que cuentan. Lo peor también es eso

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Xataka

por
Juan Jesús Velasco

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